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'La fiebre': una heroína sin capa para salvar a Francia (y al mundo) de la Guerra Civil

Imagen promocional de 'La fiebre'

A veces ocurren buenas noticias, como que Erik Benzekri, cocreador de la serie más profunda y sofisticada sobre el funcionamiento de la política, Baron Noir, estrene nuevo título, La fiebre, en Movistar+.

Parte de la tesis sugiere que al igual que el asesinato del archiduque Francisco Fernando empezó la Primera Guerra Mundial, el escándalo adecuado puede prender hoy la chispa de una violencia previamente inflamada.

De la violencia en el fútbol al enfrentamiento social

En el argumento el detonante se produce en una entrega de los premios futbolísticos UNFP. Una gloria nacional, el jugador negro Fodé Thiam, propina un cabezazo a su entrenador y le llama sucio blanco, “toubab”, en la lengua senegalesa wólof.

El escándalo comienza a escalar y se forman bandos. Por un lado está Marie Kinsky, interpretada por Ana Girardot, una provocadora incendiaria que disfruta viendo el mundo arder. Una especie de Cayetana Álvarez de Toledo, que desborda seguridad en todo lo que dice, con ingredientes de diversos tuiteros de extrema derecha.

Una protagonista con una misión titánica

Por otro, la protagonista de la serie, Sam Berger, a quien da vida Nina Meurisse, hipersensible, hiperdotada, aparentemente frágil, creativa, que quiere reconducir el debate social, destensar el enfrentamiento. 

No hay referentes muy específicos en la actualidad española como en el caso de su contrincante. Representa más bien a una idea colectiva constructiva y que repudia las simplificaciones.

Empresas privadas que gestionan crisis de reputación

El personaje de Sam no se ubica en el mundo de la política como en Baron Noir. Trabaja para una firma de relaciones públicas, reputación y gestión de crisis. Su cliente es el club de fútbol de los afectados, el Racing. 

Desde su empresa, Sam accede en tiempo real a los movimientos en redes sociales, a la vez que hace constantes estudios demoscópicos para testar a la opinión pública francesa.

La realidad de algunas empresas de relaciones públicas 

Benzekri conoció la empresa Visibrain, que tiene un control de realización en su sede de Saint-Denis como el que aparece en la serie. Una pantalla gigante con montones de imágenes simultáneas actualizadas a tiempo real de YouTube, TikTok, X, estudios de opinión… en la que encontró la forma de hacer visual lo que tenía en mente. 

La empresa se presenta recordando que ha tenido como clientes a grandes compañías, agencias de publicidad y numerosas instituciones públicas. Benzekri les ha concedido una entrevista en la que se señala que “con herramientas de análisis como estas se puede hacer lo mejor o lo peor, y eso es lo que me interesa”, a la vez que recuerda que no se puede hacer comunicación de crisis sin estos elementos. “Creo que las utilizan todos”, recalca.

El uso de los datos en política

Cómo olvidar el cambio de paradigma que supuso el empleo de nuevas técnicas por parte de la consultora Cambridge Analytica, que asesoró a la campaña pro-Brexit en Reino Unido o a Mauricio Macri en Argentina. 

El escándalo surgió en Estados Unidos, cuando trabajaron para la campaña de Donald Trump en 2016 utilizando ilegalmente datos de millones de usuarios de Facebook, con su complicidad, para elaborar anuncios políticos micro dirigidos y llenos de falsedades.

Desactivar la bomba social

En La fiebre, la superheroína utiliza estas armas para el bien y encuentra soluciones sorprendentes para desactivar la gigante oleada de odio alentada desde diferentes lugares, principalmente desde la extrema derecha, pero no únicamente. 

Como en España, es fácil detectar patrones que vemos en varios países. Cuando surge la posibilidad del escándalo incendiario acuden los gamberros como si fuera una oportunidad de quemar contenedores.

Líderes de opinión que ven una ocasión de oro para intoxicar, antagonistas que aprovechan para hacer demagogia simplista. O como en vemos cada vez más frecuentemente, acusaciones populares que utilizan la justicia para interferir en la vida política sin necesidad de presentarse a unas elecciones.

A pesar de todo, la serie elige el optimismo. “Queríamos mostrar todos los lazos de fraternidad que existen en el país, y existen muchos, el fútbol en particular porque es colectivo” explicita Benzekri. El autor de la serie enlaza aquí con Baron Noir y con su propia biografía. 

Guionista y animal político

Benzekri es un apasionado de la política desde niño. Hijo de una familia muy izquierdista, milita en el Partido Socialista francés desde adolescente, fascinado por Julien Dray, inspirador del protagonista de Baron Noir. Logró trabajar con él y con Jean-Luc Mélenchon, entonces en la corriente Izquierda Socialista. 

En esta ocasión saca sus ideales izquierdistas de la política partidista y los inserta directamente en la sociedad. Muestra como se puede hacer política constructiva desde cualquier estamento, desde el deporte o desde la empresa.

La pureza de la política sin partidos

Benzekri ha explicado a Le monde porque ha salido del mundo político en su nueva obra. “La política no me aburre, pero las estrategias, las malas pasadas… aspiraba a más seriedad. Cuando estamos en el lado social somos serios, porque no estamos en la prestidigitación, en el cinismo de la política. Quería estar con gente sacudida por la época” ha declarado.

Lo malo es que el lado social está tan lleno de fanáticos e incendiarios como la política. Lo bueno es que La fiebre muestra una vía para la resistencia ante el frentismo. A la vez va enganchando en su trama, muy francesa y completamente reconocible desde España. 

El salvador espacio de lo colectivo

La fiebre se puede intentar desinflamar con lo colectivo, con el encuentro, creando espacios de comunidad que rebajen su importancia a los numerosos espacios de odio al diferente.

Benzekri ha estado acompañado por los guionistas Anthony Gizel y Laure Chichmanov. Esta, mitad francesa mitad búlgara ha estudiado ciencia política además de ser guionista y fotógrafa. 

Historia de anticipación

El autor define su serie como un thriller social, pero en ocasiones se ha referido a ella como historia de anticipación. Tanto Baron Noir, que creó con Jean-Baptiste Delafon, como La fiebre se aproximan de forma tan completa y llena de ángulos diferentes al presente que escriben páginas del futuro.

El 9 de junio de 2024 Emmanuel Macron, presidente de Francia, disolvió la Asamblea Nacional, un recurso político que no se había utilizado desde 1997, cuando Jacques Chirac salió escaldado de la maniobra y perdió el poder en favor de los socialistas.

La fiebre de Macron

Puede ser que Macron se inspirase en el uso que se hace de este recurso en Baron Noir. Un artículo de El Grand Continent analiza la influencia de las dos series en el mandatario francés. No han pasado desapercibidas a los analistas dos recientes alusiones de Macron a la fiebre. 

El artículo alude a la frase del 9 de junio del presidente en la que se refirió a “una fiebre (se ha) apoderado del debate público y parlamentario en nuestro país en los últimos años”. Tres días después, en su conferencia de prensa, exhortó a “compatriotas y dirigentes políticos que no se identifican con la fiebre extremista” para que se unieran. 

Homenaje al alma europea de Stefan Zweig

La serie de Benzekri debe su título a un pasaje de El mundo de ayer, memorias de un europeo, libro histórico y premonitorio, del venerado autor austriaco Stefan Zweig.

“Poco a poco se hizo imposible intercambiar una palabra razonable con nadie. Los más pacíficos, los más bondadosos, estaban intoxicados por los vapores de la sangre. Amigos que siempre había conocido como individualistas decididos se habían transformado de la noche a la mañana en patriotas fanáticos. Todas las conversaciones terminaban en acusaciones groseras, así que solo quedaba una cosa por hacer, encerrarse en uno mismo y guardar silencio mientras durara la fiebre”. Toda la cita, en su magnitud, aparece en la serie.

Una reflexión que el autor de El mundo de ayer sitúa antes de la primera guerra mundial y que no hizo sino empeorar de cara a la segunda. Un recordatorio de que el riesgo es real, de que los avances no siempre significan progreso y la historia se escribe con catástrofes.

La realización de “caminar y hablar”

En el aspecto visual, Benzekri ha vuelto a hacer una serie en la que la puesta en escena se inspira en la propuesta por Aaron Sorkin. El americano, autor de El ala oeste de la Casa Blanca, The Newsroom o La red social con su colaborador Thomas Schlamme repite una realización denominada “caminar y hablar”.  Tomas largas con movimientos de cámara que siguen a los personajes.

Ziad Doueiri vuelve a ser el director como lo fue en Baron Noir. Este cineasta libanés afincado en Francia estudió cine en Estados Unidos y fue asistente de cámara en las primeras y míticas películas de Quentin Tarantino. 

Precisamente sus orígenes en la parte más técnica de las producciones le hacen primar la camaradería y el buen ambiente tanto en los equipos técnicos como entre actrices y actores, como explica en Daily Motion. Una buena metáfora de lo propuesto en el corazón del argumento de la serie. 

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