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‘The family man’, el sorprendente parecido entre indios y españoles

Fotograma de la serie ‘The family man’.

¿Quién iba a decir que nos parecíamos tanto a una familia de Mombay? Prime video ofrece en su catálogo la serie india The family man. Se centra en la vida de Srikant Tiwari, marido y padre en apuros y, a la vez, agente de inteligencia para asuntos de terrorismo. Un James Bond sin glamur. Un hombre común con un trabajo extraordinario.

La serie cuenta con muchísimos atractivos. Es buena. Objetivamente. Tiene buenos actores, una producción impecable, diálogos ágiles y creíbles, protagonistas en tres dimensiones, humor y acción. Pero lo asombroso es conocer a los personajes y su forma de relacionarse y ver que es muy parecida a nuestra forma de vida en muchos coloridos detalles. Su costumbrismo y el nuestro tienen mucho más en común que diferente. La familia protagonista está formada por Sri, su esposa, profesora, una hija adolescente y un hijo que pronto entrará en la pubertad.

Un costumbrismo que recuerda a ‘Los Serrano’ o ‘Los hombres de Paco’

El urbanismo de su monstruosa ciudad de 20 millones de habitantes, su gastronomía o sus religiones resultan completamente exóticas para nosotros, pero la forma de relacionarse entre familiares, colegas y amigos resuena como algo muy conocido. Los diálogos y las personalidades de los personajes son divertidos, ágiles. Sus caracteres tienen los mismos atractivos y las mismas debilidades que los nuestros. Su vida cotidiana es un calco de la nuestra, siempre peleando por conciliar, negociando con los hijos, aguantando impertinencias de la familia política. Con los mismos celos, las mismas dudas que se escuchan por aquí en cualquier conversación. Por momentos parece Los Serrano o Los hombres de Paco.

Añade otro atractivo. Las series grabadas en escenarios naturales como es esta nos transportan al lugar de la acción como ningún plató puede conseguir. Y esta producción transmite todo el sabor de las ciudades en las que está grabada. Vemos la contaminación, el tráfico infernal, la calle infestada de puestecillos callejeros, la mezcla de etnias con sus respectivas vestimentas, vemos qué coches tienen, a qué distancia se hablan, como son las avenidas y las barriadas humildes de calles imposiblemente estrechas y casitas de adobe. Comprobamos que no hay producción capaz de esconder el sudor de los actores, gracias a que no está grabada en una nave con aire acondicionado.

El protagonista pasó de la desesperación al éxito

El actor protagonista, Manoj Bajpayee, es una estrella en el audiovisual indio. Tuvo unos comienzos duros. Hijo de agricultor y ama de casa, no contaba con muchos recursos y empeñado en ser actor, fue rechazado tres veces en la escuela de interpretación. Incluso pensó en suicidarse. Afortunadamente, un reputado intérprete lo tomó como alumno particular y la cuarta vez que se presentó a la escuela fue admitido, pero como profesor.

Tras varios papeles menores en películas, interpretó un personaje con peso en Satya, película de 1998 que fue un éxito comercial y sobre todo, es considerada por numerosos críticos del país asiático uno de los mejores filmes de la historia. Bajpayee es actor de método y característico por ser económico en sus recursos, no es actor de aspavientos. Entre los importantes premios que ha ganado está el de Personaje Negativo. Los indios tienen premio a parte para los malos de la película. Es una idea.

Un dúo creativo muy original

Los creadores de esta serie son un dúo peculiar. Krishna Dasari Kothapalli y Raj Nidimoru han trabajado siempre juntos en la industria audiovisual. Se conocieron estudiando ingeniería en la Universidad de Sri Venkateswara y posteriormente emigraron a Estados Unidos, donde trabajaron como ingenieros de software. Allí, en ratos libres, empezaron muy modestas producciones en las que se encargaban de todos los aspectos. Esto les obligó a aprender sonido, realización, edición, postproducción… toda una serie de conocimientos que les han permitido un mayor control de su obra posterior.

Como ellos mismos explican, primero elaboraron un pequeño film independiente, con ahorros y pidiendo favores a amigos. Luego volvieron a Mumbay con un guion, pero descubrieron que producir algo un poco más profesional resultaba mucho más difícil. Como se quedaron sin dinero, volvieron a Estados Unidos para ahorrar durante otros dos años. Ello les proporcionaría un colchón de otros dos en los que podrían trabajar en el audiovisual y aguantar sin ingresos.

 Primera serie para unos veteranos cineastas

Este camino de esfuerzo y pasión personales ha sido recompensado por una carrera con muchos más éxitos que tropiezos en el cine. The family man supone su debut en el medio televisivo. “Hacer una serie ha sido tan liberador como nuestras primeras películas de bajo presupuesto. Si una escena es divertida se puede quedar”. Señala Dasari Kothapalli, D.K.. Se refiere al hecho de que la duración de una serie permite rodar multitud de escenas que salen de una película por economía de metraje pero que resultan divertidas e interesantes.

En los primeros episodios vemos una persecución callejera de catorce minutos que mantiene constantemente el interés y en una película no podría permitirse esta duración. “Puedes probar muchas cosas diferentes”, señala DK, y añade “pero tampoco puedes hacer lo que quieres. La gente también se aburre viendo series. Pero en estas, es el personaje lo que importa, no el argumento. Tienes un argumento y diez episodios para desarrollarlo, pero te interesa el personaje, quieres saber qué puede hacer. Quieres verlo en la cocina, en el salón, y en una película no tienes tiempo para ello”.

Sobre The family man, el dúo tenía claro que, a pesar de trabajar para una plataforma internacional, como es Prime Video, de Amazon, su primera audiencia tenía que ser india, su historia tenía que estar cultural y socialmente arraigada en su país de origen. D.K. afirma: “Creo que cualquier persona de clase media india se sentirá identificada”. Señala el dicho que si cuentas tu aldea serás universal, y es lo que consigue esta serie con su retrato de la vida cotidiana, que tan bien se entiende aquí a pesar de tratarse de un rincón remoto del mundo.

Una ojeada a los conflictos más violentos de India

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The family man combina con el costumbrismo otra interesante faceta. Un rótulo saluda cada episodio indicando que está basado en las noticias de los periódicos. La serie ofrece pinceladas de los problemas de violencia y odio de India. El protagonista es agente antiterrorista y se van conociendo los conflictos que pueden generar atentados. D.K. afirma que ellos no filman con una fuerte carga ideológica. “Como cineasta no es tu misión dar una opinión, tienes que ser neutral para ver lo máximo posible. Solemos decir que somos observadores de la actualidad, no comentaristas”, afirma.

La pareja profesional formada por Nidimoru y D.K. está participando ahora en un prometedor y ambicioso proyecto de Prime Video, Citadel, que creará un nuevo universo, como los de Marvel o DC, pero en el entorno del espionaje. Con detonantes relacionados, saltos de acontecimientos o personajes de una cabecera a otra, ya están previstas al menos tres producciones simultaneas hechas con libertad y equipos diferentes en tres países. De momento está previsto el estreno de las versiones estadounidense, italiana e india. La española aparece entre las barajadas para más adelante.

El proyecto de Citadel está liderado por los hermanos Anthony y Joseph Russo, directores de cuatro películas de la saga Marvel, dos de Capitán América y dos de Avengers. Cada país rodará con sus idiomas y repartos nacionales. Se tratará de un enorme experimento que combinará lo local y lo global. D.K. afirma que “Amazon ve el planeta como su mercado y ha cambiado el paradigma. En lugar de plantearse hacer algo americano y ver como lo recibe el resto del mundo, se trataría de hacer un proyecto mundial”.  Un gran salto para la audiencia televisiva y paso para unos creadores que siempre han rodado en lenguas nativas de India, en hindi y ocasionalmente en telugu.

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