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Ayuso de los adoquines está el MAR

Jesús María Frades Payo

Esto, a lo que ya aludí en alguna ocasión, que bien podía haber sido un eslogan para esa revolución de la libertad de tomar cañas y no toparse con el ex en que se emperró la citada en celebrar en mayo contra todo el Comité del PP de Casado, la soltera Gamarra incluida, tiene fácil interpretación echando mano de mi herramienta favorita, el DLE. Ahí, buscando “ayuso” se lee que es un adverbio en desuso que significa abajo. “Adoquines” tiene también una acepción coloquial de persona torpe o ignorante que le viene bien a los mencionados cual pleonasmo, y uso el plural porque figura también MAR, el acrónimo del tipo que tuvo su minuto de mofa en Caiga quien Caiga creyéndose entre los elegidos para lucir las ansiadas gafas del programa y protagonizando uno de los ridículos más sonados de ese programa de tv.

Suelen atribuírsele al Sr. Rodríguez la sarta de sandeces y meteduras de pata de la Presidenta por el puesto que ocupa, pero la memoria nos sirve para recordarla antes de que él la asesorara. El problema se incrementa con él, y lo que sucede cuando tienen su momento creativo no es que produzcan lo que se llama con ese anglicismo una “tormenta de ideas" sino más bien un tormento de ideas, pues tal es el resultado. En la mente todos tenemos ejemplos más o menos recientes, y antológicos fueron los relativos a sus actuaciones durante la pandemia. Sorprendente fue su posición retadora al Estado con una actitud que dejó a veces a “catalibanes” y abertzales como jacobinos, siendo de un partido que tuvo su cáliz más amargo con el Título VIII de la Constitución.

Y ahora repite sus retos contra el Estado por las medidas del decreto de ahorro energético, como siempre, soltando torpes bombas de humo pareciendo que son contra el Gobierno. Es semejante a la postura de los que actuaron ilegalmente y acabaron procesados. Hasta la ministra de Hacienda le ha recordado que el camino de la insumisión acaba mal, como se ha visto en otras ocasiones. Pero el PP, erre que erre porque pide al Gobierno que no le obligue a “judicializar” el conflicto. Lo que hay que oír por un oído cuando por el otro el PP madrileño asegura que recurrirá al TC. ¿Cómo se dirá “procés” en cheli? Y los socios no le van a la zaga. En Castilla y León, el de Industria tiene la desfachatez de criticar el “fundamentalismo climático del Gobierno”. Debe de ser de la parentela política de aquel primo de Rajoy. Tampoco el gobierno regional catalán destacó esta vez por nada en la reunión que se celebró con la ministra Ribera: “Ha sido una pérdida de tiempo”, fue el resumen con el que se hizo perder poco tiempo a la prensa. Lo curioso, si no fuese sangrante, es que desde el gobierno catalán que pidió un aplazamiento de las medidas, hasta el PP con la retirada y el anuncio de propuestas antes del 31 para incluir en el plan de contingencia que el Gobierno presentará en septiembre, ninguno hace nada más que decir que todo es una improvisación, que de nada servirá, etc. Un problema como el energético, ya viejo, enormemente agravado por Rusia desde hace unos meses ¿todavía no ha dado lugar a propuestas para exponer en esas regiones? Ni una sola le dijeron a la ministra en la reunión del día 8.

Ya lo mezquino, aunque la caverna mediática nos tiene habituados, ha sido criticar la medida del ahorro en el alumbrado nocturno con el espantajo de la inseguridad, una propuesta del Presidente. Olvidan decir que es del Presidente del PP y pertenece a su Plan energético “serio” del 21 de julio.

Desde la izquierda, la forma de contrarrestar a Ayuso y sus correligionarios es con argumentos, con propuestas, con neuronas, jamás con las mismas armas como en los duelos del pasado pues, como entonces, no se garantiza que venza la razón

Tengo la impresión de que, otra vez, las anteojeras provincianas tengan mucho que ver en este asunto de la energía. De las regiones madrileña y catalana ya traté, así como de las otras del PP. También la vasca pidió flexibilidad y, cómo no, poderoso caballero. En el resto, lo esperable, pero quiero resaltar algo que me sonó vergonzoso y que se oyó el pasado día 8 a boca de una diputada regional asturiana de UP cuando habló de “exceso de solidaridad” criticando la ampliación de los parques eólicos en su tierra mientras alegaba que esta produce más de lo que gasta, por lo que servirá para cubrir el déficit de Madrid que ha declarado “sin ningún pudor” su intención de no sumarse al ahorro energético. Es posible, pero muy improbable, que esta joven supiese que R. Ibarra hiciese antaño algo peor en Extremadura, como fue el prohibir los aerogeneradores. Él también alegó que su región exportaba ya demasiada energía –con pocos clics se averigua que, redondeando, el balance es del orden del 400%, frente a 107% en Asturias–, como si fuera así de simple. Por la lucha, y siempre le aplaudiré su oposición, no se montó una segunda central nuclear con dos reactores en la tierra que es la segunda en esa energía en España. También hay que decir que fue llamativo el espectacular incremento del que gozó el PIB regional en 1984 por la gran aportación a este que significó el funcionamiento de la c. nuclear de Almaraz. Excusarse, como plantea puerilmente la diputada de la Junta Gral. del Principado en que Asturias ya fue “solidaria” en el pasado cerrando las minas de carbón, amén de faltar a la verdad, pues no se trató de ninguna iniciativa territorial, no cubre ningún cupo.

No es de esa manera como hacemos país. Desde la izquierda, la forma de contrarrestar a Ayuso y sus correligionarios es con argumentos, con propuestas, con neuronas, jamás con las mismas armas como en los duelos del pasado pues, como entonces, no se garantiza que venza la razón.

Volviendo a la queja más extendida, sí hay un tufillo de improvisación en el decreto y en que las medidas deberían haber sido consultadas, pero la experiencia ante el diálogo no ayuda. Aunque no es una imposición, sí que la UE está en la base de las recomendaciones y son varios los países en los que se está actuando. No es por Rusia por lo que hemos de tomar medidas.

Termino señalando que no son precisamente de izquierdas la mayoría de los países europeos y están por la labor, y no solo en nuestro continente. Al Sr. Feijóo deben decirle, aquí o sus socios europeos, que el PP ha de sumarse íntegramente con voluntad de aportar sus ideas para desarrollar el papel que tiene por su responsabilidad nacional. Y que tenga cuidado porque una díscola dentro y fuera, fue la causante de la caída de Casado, quien no se atrevió a enfrentarse cuando debió y, por no pararle los pies, malentendió la cuaresmal obligación así: “Ayuso y abstinencia”.

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Jesús María Frades Payo es socio de infoLibre

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