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Estoy muy cansada… pero no tiro la toalla

Estoy bastante cansada de los discursos paternalistas que algunos hombres despliegan cuando hablan con una mujer a la que quieren convencer de que seguir peleando por encontrar el hueco que se merece, por trayectoria, por talento o porque le da la real gana, es perder energías.

Estoy cansada de esos hombres que no dejan hablar a las mujeres, que avasallan en las conversaciones, sobre todo cuando se trata de exponer puntos de vista o posturas diferentes sobre determinados temas. Hablan y hablan sin parar, no dejan tomar la palabra porque hacen monólogos y cuando por fin quieres meter cuchara en la conversación, sin haber terminado la primera frase, ya te han interrumpido sin darte tiempo a desarrollar el argumento ni la idea que querías exponer.

Estoy cansada de esos hombres que no escuchan. Nunca. Que viven con orejeras y tapones en los oídos. No escuchan porque no quieren, porque no desean que nadie les contradiga

Estoy cansada de esos hombres que no escuchan. Nunca. Que viven con orejeras y tapones en los oídos. No escuchan porque no quieren, porque no desean que nadie les contradiga ni les ponga frente al espejo de sus contradicciones.

Estoy cansada de esos hombres que desprecian cualquier opinión que venga de una mujer porque ya han decidido que digas lo que digas tendrá un sesgo feminista. Porque defender lo que quieres y crees que tienes derecho a reivindicar es ser contestataria, incómoda...

Estoy cansada de que a las mujeres que llegan por mérito propio y talento a puestos de responsabilidad se les pregunte siempre cómo compatibilizan su vida laboral con su vida privada, que les pregunten a cuánto han tenido que renunciar, cómo se han sentido como madres cuando han tenido trabajos muy exigentes. Estoy muy cansada de esto. Se pone el foco en la culpa que tradicionalmente se les presupone que tienen que tener ellas y que en el caso de ellos ni se plantea. Se asume que ellas renuncian a una parte de su vida. Pero ellos no. Ellos TRIUNFAN, con mayúsculas, como se espera que triunfen los hombres de talento.

Estoy cansada de ver cómo se simplifica el futuro de cientos de niñas y niños estableciendo determinados roles desde muy pequeños, asumiendo que hay profesiones masculinizadas y otras no. Que hay un futuro inmenso en el caso de ellos y un futuro un poco más limitado para ellas, básicamente porque se les exige ser más brillantes que a ellos, porque no tienen referentes en esos ámbitos, porque nadie les ha animado a hacerlo.

Estoy cansada. Muy cansada de que a nosotras se nos llame ambiciosas cuando pedimos paso. Y en cambio a ellos se les aplauda por tener un plan de carrera diseñado, porque tengan ganas de crecer.

Estoy cansada, sí. Pero no pienso tirar la toalla. Sería darles la razón a todos ellos. Y sería traicionar a toda esa generación que viene por detrás y que están peleando por tener un futuro mejor.

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