El retroceso del revólver contra el feminismo Cristina Monge
Mil millones muy bien gastados
En una facultad de medicina, un montón de estudiantes escuchan atentamente a la persona que habla desde el atril. De pronto, se ponen a gritar como locos y a saltar en sus pupitres. ¿Qué ha ocurrido?
A. Ha entrado un ratón en clase.
B. Han anunciado que habrá aprobado general, sin presentarse al examen.
C. Una exprofesora ha comunicado que va a donar 1000 millones de dólares al centro.
La respuesta correcta es C. Ha ocurrido en el Bronx y la donante de ese pastizal es la doctora Ruth Gottesman, exprofesora del Colegio de Medicina Albert Einstein de Nueva York. El regalo millonario se traducirá en clases gratuitas, ningún estudiante tendrá que pagar su matrícula a partir de ahora.
El centro universitario Albert Einstein está en una de las zonas más deprimidas de la ciudad y, hasta ahora, los alumnos se han endeudado, curso tras curso, para poder llevar a cabo sus estudios. Ya sabemos que “el sueño americano” tan igualitario sobre el papel, eso de que cualquiera puede tomar el ascensor social para escalar puestos según su valía, es, en muchos casos, una pesadilla… No, no todos los inicios de la carrera de la vida parten de las mismas oportunidades.
Claro, al leer el titular: “Donación millonaria de una antigua profesora a una universidad del Bronx”, pensé: “¡pero qué sueldazos tienen los profes en esa facultad, si una profesora emérita puede regalar esa cantidad de dinero procedente de su fortuna personal!”.
Al continuar con el cuerpo de la noticia, supe que la donante es la viuda de David Gottesman, uno de los primeros inversores en Berkshire Hathaway, la sociedad de Warren Buffet. Al morir su marido, Ruth heredó algo con lo que, según dice, no contaba, una cartera de acciones con un mensaje de David: “haz lo correcto”.
Por finalidad y por coherencia con su trayectoria académica y profesional, ese millón de dólares de Gottesman es, como diría mi abuela, “un dinero muy bien gastado”
Ruth Gottesman ha decidido transformar parte de su herencia en futuro y ha elegido como depositaria la facultad a la que lleva vinculada cincuenta y seis años de su vida. Doctora por la universidad de Columbia, se unió al centro de Evaluación y Rehabilitación Infantil de la Albert Einstein en 1968, y a lo largo de su carrera desarrolló diversos programas de detección, evaluación y tratamiento para abordar los problemas de aprendizaje que presentaban muchos niños. Durante su experiencia como profesora, supo de las dificultades económicas de muchos de sus alumnos.
Sí, soy pesadísima con los legados vitales, me fijo mucho en quienes dejan algún tipo de “herencia” que ayude a que otros caminen. Y no suelo referirme a algo tangible como una millonada, los legados que más me interesan son de conocimiento, de experiencia, de transmisión de saber… Pero en este caso, se unen en la misma persona ambos tipos de patrimonio. Por finalidad y por coherencia con su trayectoria académica y profesional, ese millón de dólares de Gottesman es, como diría mi abuela, “un dinero muy bien gastado”.
¿Qué puede hacer una señora de 93 años con mil millones de dólares con los que no contaba?
A. Fundírselos en la Teletienda.
B. Dejárselos en herencia a un caniche.
C. Donarlos con un fin claro, formación para quien no pueda pagarla.
La respuesta correcta es C.
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