Elecciones
Iglesias da portazo a Garzón: “Podemos no va a llegar a ningún acuerdo electoral con IU”
Si Alberto Garzón no lo tenía suficientemente claro por las declaraciones a través de los medios, este miércoles lo pudo oír por boca de Pablo Iglesias, en directo, en su primera reunión juntos de cara a las generales. No habrá alianza entre sus dos formaciones. "Podemos no va a llegar a ningún acuerdo electoral con Izquierda Unida", resumió después ante la prensa Iglesias.
Los dos dirigentes se entrevistaron este miércoles en la sede de Podemos, y después comparecieron por separado. Era un encuentro pedido por Garzón, que considera imprescindible (y así lo avalan los órganos de IU) trasplantar el modelo de las candidaturas de unidad popular a las generales para lograr derrotar a PP y PSOE. Pero Iglesias no hace esa lectura, y considera que Podemos es la "herramienta" del cambio, por lo que abre sus listas a quien quiera participar en ellas (también a Garzón, a quien echó el lazo directamente), pero se niega a cualquier tipo de pacto con IU.
El candidato a la Moncloa de la federación de Cayo Lara y el secretario general de Podemos emplearon buenas palabras para glosar el espíritu de la reunión, que se prolongó durante hora y media. Los dos la calificaron de cordial, y ambos se llamaron "compañeros" (hasta "amigos", añadió Garzón), y quedaron en mantener una "colaboración política", pero no electoral, como remarcó Iglesias. El joven dirigente de IU entendió, no obstante, que la confluencia entre las dos organizaciones "está más cerca" en la medida en que están abiertos los canales de diálogo. Eso sí, tuvo que reconocer que hay "diferencias" de estrategia entre Podemos e IU, pero subrayó que aún queda "tiempo" para las generales.
Diagnóstico semejante, estrategia dispar
"Todo lo que es diálogo ayuda. Cada vez que hablamos siempre se construye un poquito más a favor de la confluencia. Así ocurrió cuando nos reunimos con Juantxo López de Uralde", ilustró, haciendo referencia a la reunión que mantuvo hace dos semanas con el coportavoz federal de Equo, en la que nos coincidieron en que la fórmula idónea era ahormar una candidatura que "trascienda las siglas" y se vaya edificando "de forma participativa", pero sin que ninguna fuerza (tampoco Podemos) goce de hegemonía. Así que Garzón lo fía todo al "diálogo" como herramienta que sirva para "limar diferencias" entre las organizaciones. Se declaró "esperanzado" y "muy optimista" incluso porque está "convencido" de que al final las personas "comprometidas con la transformación social" estarán "a la altura de la historia" y porque ve un "análisis lúcido" en el líder de Podemos.
El candidato a la Moncloa insistió, además, en que no se debe "construir la casa por el tejado", decidiendo ya la formula jurídica de confluencia, porque eso fue lo que arruinó muchas expectativas en bastantes ciudades en las elecciones del 24-M. Incidió en que lo importante es que Podemos e IU comparten el "diagnóstico" y la voluntad de "cambio" y de "transformación social", de modo que no hay que "generar una preocupación enorme" respecto a la forma.
Iglesias, aun coincidiendo con Garzón en que ambas fuerzas están de acuerdo en el "diagnóstico" y en la necesidad del "cambio político", difieren por completo en la estrategia electoral. Podemos, reiteró, tiene una "noción diferente" de la unidad popular. Para la formación morada, esta se construye "desde abajo", e incorporando a sus listas a miembros de la sociedad civil y de movimientos sociales y políticos.
"No puedo decir lo mismo respecto de IU"
Podemos, dijo, está dispuesto a "contar con todo el mundo, venga de donde venga". Las puertas de sus candidaturas "están abiertas" a quienes no sean militantes. También para Garzón. Iglesias reiteró en varias ocasiones que le "encantaría" poder contar con él. "No puedo decir lo mismo respecto a IU, desde el respeto". En todo momento, el secretario general estableció una línea divisoria muy clara entre lo que representa Garzón (y los que están próximos a él, que representan una visión distinta de IU a la que mantiene la vieja guardia) y el resto de la federación. "Ojalá hubiera más compañeros como Alberto que dieran esa opción, pero creo que no es el caso", indicó, dando por sentado que el joven diputado por Málaga no dará el salto a su formación. Él mismo ha dicho que su proyecto es y será IU.
"No establezco el mismo criterio a la hora de valorar lo que dice Alberto que lo que dicen otras voces de IU [...]. Yo me entiendo bien con Alberto, pero Podemos no va a llegar a ningún acuerdo electoral con IU, lo que no quiere decir que Alberto y yo no colaboremos o no hablemos", señaló. Esa "colaboración" consistirá en el intercambio de "perspectivas y análisis". Pero poco más concreto. "Nos unen muchas cosas, como la agenda del cambio. Sólo con que haya diálogo es positivo".
La posición de Podemos, pues, es meridianamente clara. Garzón, sin embargo, rehusó decir a las claras que había recibido un no y evitó el choque. "Creemos que no tenemos que polemizar en los medios y que tenemos diferencias políticas, pero la sociedad no puede encontrarnos enfrentados porque no lo entendería. Lo importante es resolver los problemas de la gente". Él, por su parte, insistió en que se dejará "la piel" para procurar que sea posible el acuerdo. Acuerdo que, oyendo a Iglesias, se antoja imposible. De hecho, ambos ni siquiera se emplazaron para una nueva reunión. Garzón, para desmentir la idea de pacto entre cúpulas, subrayó que aquello había sido un encuentro "informal", no una "negociación".
Consenso interno
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Iglesias consigue imponer sus tesis frente al sector minoritario que publicó el manifiesto Abriendo Podemos, que planteaba una confluencia más potente de la izquierda, aunque sin renunciar a las siglas. Un documento que llegó a firmar el secretario general de Aragón, Pablo Echenique, aunque después matizó su postura. El líder presumió de unidad interna, del "enorme consenso" de que goza su postura, porque además esa hoja de ruta fue la que se aprobó en la asamblea fundacional de Vistalegre, y la comparten los territorios.
IU se expone al riesgo de acudir en solitario a las generales si los demás actores de la izquierda, caso de ICV, Compromís, Equo o Anova, deciden sumarse al que parece caballo ganador, Podemos. De hecho, la formación morada sí explora fórmulas de convergencia en Galicia (donde las mareas se han probado hegemónicas en las grandes capitales, consiguiendo incluso las alcaldías en A Coruña, Santiago y Ferrol), en Valencia (donde el mayor agente de la izquierda es Compromís) y en Cataluña, donde ICV aún parece tener un suelo fuerte.
Garzón, por su parte, cuenta con el respaldo de su organización para intentar labrar la unidad popular que tan cuesta arriba se le va haciendo. El Consejo Político Federal del pasado 14 de junio –el mismo en que se rompió con IU Madrid– ya sancionó, con un 86,71% de apoyo, la apuesta por la convergencia. Hasta Cayo Lara la comparte, aunque siempre insiste en que no admitirá las "imposiciones" de Podemos ni que le haga diluirse. Y va dejando caer, no obstante, que en última instancia deben ser las bases de IU las que se pronuncien sobre cualquier tipo de acuerdo.