Manifestaciones
Barcelona prepara su primera gran manifestación contra el turismo
Sábado 28 de enero del 2017. A las 12 y media del mediodía, unas 30 asociaciones ocuparán las Ramblas de Barcelona, la calle que mejor representa la turistificación de la ciudad. La manifestación #OcupemLesRambles (Ocupemos las Ramblas) simbolizará la reconquista del espacio público que, consideran, pertenece a la ciudadanía, la cual sufre las contrapartidas del que es uno de los principales motores económicos de Barcelona: el turismo. Será la primera gran manifestación contra la mercantilización del espacio público en la Ciudad Condal.
El año pasado Barcelona batió su récord de turistas. En los seis primeros meses del 2016, el aeropuerto de El Prat recibió un 13% más de pasajeros que el año anterior. Y los hoteles, un 6,3% más de huéspedes. La facturación en el sector de pisos turísticos con licencia tampoco deja de crecer: en el 2015 fue de 215 millones. Y portales como Airbnb tuvieron en julio del 2016 un 89% más de huéspedes que 12 meses atrás. Barcelona se ha convertido en una de las capitales europeas favoritas de los turistas, en parte por la inseguridad que se vive en el sur del Mediterráneo.
"Con esta movilización queremos reivindicar el derecho a la vivienda y denunciar el modelo turístico de la ciudad", señala Joan Balanach, vicepresidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB), una de las entidades promotoras del acto del próximo día 28, cuyo lema será Barcelona no está en venta. El modelo de turismo masificado, advierten, tiene varias consecuencias. Una de ellas, que en algunos barrios como el Gòtic o en la parte izquierda del Eixample haya, hoy por hoy, más residentes temporales que fijos.
"La vivienda se ha vuelto a convertir en campo para la especulación", continúa Balanach. "Hay muchas más viviendas temporales con precios de alquiler muy elevados. Los vecinos de toda la vida se marchan a barrios periféricos e incluso al área metropolitana de Barcelona". Es el llamado proceso de gentrificación, que consiste en que la población de un barrio empobrecido se ve desplazada por nuevos vecinos con un nivel de ingresos más elevado.
Y, por supuesto, todo esto tiene también repercusiones en el comercio de proximidad, que desaparece poco a poco al cambiar el perfil del consumidor. Emblemáticas calles del centro de Barcelona, como la de Joaquim Costa en el Raval, ven cerrar bares tradicionales de toda la vida mientras abren otros cuyo foco principal de atracción es el público turista. En muchas otras calles del centro, así como en las adyacentes a edificios como la Sagrada Familia, literalmente no se puede caminar durante el día debido a las aglomeraciones.
Nueva burbuja inmobiliaria
Ya no se dice con la boca pequeña: Barcelona vive una nueva burbuja inmobiliaria. Los precios de los alquileres han subido un 13,7% en el 2015, según el informe La vivienda de alquiler 2016, elaborado por Fotocasa. La capital catalana es la ciudad española con los alquileres más elevados. El distrito más caro de España para alquilar es Ciutat Vella (el más céntrico, donde están barrios como el Raval, Gòtic, Born o la Barceloneta). Su precio medio fue en diciembre de 17,37 euros por metro cuadrado al mes.
La asociación 500x20, que lucha por un alquiler público y asequible y participará en la manifestación #OcupemLesRambles, advierte de que en el 2015 Barcelona recibió una inversión inmobiliaria de casi 2.000 millones de euros, lo cual se acerca al 85% del presupuesto municipal y supone el 20% de toda la inversión extranjera realizada en España en ese año (10.700 millones).
Para Salva Torres, de 500x20, el modelo de turismo masivo arrancó en Barcelona con las Olimpiadas del 92, cuando la ciudad se colocó en el mapa, si bien la situación se ha ido agravando en los últimos años. "El inquilino está desarmado. Hay que cambiar la LAU [Ley de Arrendamientos Urbanos], que es competencia estatal", afirma Torres. La LAU establece una temporalidad de tres años en los contratos de alquiler. "Es una manera de ir expulsando a los vecinos. A la precariedad de la vivienda se suma la precariedad por culpa de la reforma laboral", añade por su parte Joan Balanach.
El Observatorio DESC (Derechos Económicos, Sociales y Culturales) es otra de las entidades convocantes de la ocupación de las Ramblas el próximo día 28. "La manifestación unirá los temas de la vivienda, el turismo y la precariedad", explica Irene Orihuela, directora del DESC. Asegura que "el turismo ahuyenta al vecindario" y que, como consecuencia del mismo, el distrito de Ciutat Vella ha perdido en los últimos 10 años un 11% de sus vecinos.
Freno al turismo
Según un estudio encargado por el Gobierno municipal de Barcelona el año pasado, en la ciudad hay actualmente un total de 15.881 apartamentos turísticos, de los cuales 9.606 tienen licencia y el resto (6.275) no. Es decir, el 39,5% de la oferta es ilegal. Hace tres años que en la ciudad no se conceden nuevas licencias, pero los alquileres turísticos aún representan el 7,7% del parque de alquiler. Además, en función de las zonas y las ocupaciones, los ingresos para el propietario son entre dos,tres y cuatro veces superiores a la de los alquileres convencionales.
Ante esta situación, el Ayuntamiento de Ada Colau ya ha movido las primeras fichas para frenar el turismo. Esta semana aprobó un nuevo plan especial urbanístico de alojamiento turístico (PEUAT), que obliga a los barrios más céntricos a reducir (si hay bajas) sus plazas de alojamiento. La segunda corona de Barcelona deberá mantenerlas sin crecer, la tercera podrá aumentar de manera sostenida las camas y la cuarta tendrá reglas específicas. Así, limita al mínimo el crecimiento de camas.
El reto de Colau es erradicar 3.000 pisos turísticos sin licencia antes de que acabe su mandato y tal vez acabar con el fenómeno antes del 2023. De momento, hay más de mil órdenes de cese en marcha.
Aunque el PEUAT del Ayuntamiento de Barcelona es un primer paso, no contenta del todo a ninguna de las dos partes enfrentadas. Los activistas lo consideran demasiado laxo (ellos optan por recortar la oferta de camas) y piden que la ciudad vaya, sí o sí, hacia un "decrecimiento turístico". Por su parte, el gremio de hosteleros y comerciantes de la ciudad, que "demoniza" el turismo.