21D | Elecciones en Cataluña
El juez del Supremo sostiene que los candidatos independentistas pueden hacer campaña desde prisión
El expresidente de la ANC Jordi Sànchez no podrá abandonar la cárcel de Soto del Real (Madrid), en la que permanece internado desde el pasado 16 de octubre, para hacer campaña electoral. El juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena rechazó en un auto fechado este jueves los permisos de salida reclamados por Sànchez, que es número dos en la lista de Junts per Catalunya por Barcelona en las elecciones del próximo 21 de diciembre. El dirigente también había solicitado poder realizar las entrevistas que considerara pertinentes, así como conectarse a internet en un horario "amplio". Tampoco estas demandas fueron aceptadas por el juez.
El magistrado basa su negativa en la doctrina del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que, en relación a los derechos subjetivos de voto y de elegibilidad, estableció que "no son (...) absolutos, por importantes que sean" y determinó que cada Estado puede establecer una modulación al respecto "siempre que la participación democrática no pierda su efectividad, y que las limitaciones respondan a fines legítimos y guarden adecuada correspondencia con los motivos que las impulsan".
Así, el juez recuerda que la prisión provisional de Sànchez se adoptó por el riesgo de que "pudiera impulsar movilizaciones públicas violentas o gravemente contrarias al orden público y la paz social". A su juicio, su salida de la cárcel o su participación en medios de comunicación "posibilitarían las situaciones de riesgo que la prisión ha tratado de conjurar", pues "facultarían el impulso de movilizaciones inmediatas". Aunque no solo eso, pues el magistrado defiende que esas movilizaciones podrían aprovecharse para propiciar "tumultos" en respuesta al resultado que salga de las urnas o como reacción a cualquier actuación política que vaya en contra del ideario independentista.
Llarena admite que el mantenimiento en prisión de Sànchez supone una "limitación evidente" de su participación en la campaña electoral, si bien cree que "no tiene completamente anulada su capacidad para dirigirse al electorado". Además, entiende que la candidatura en la que el exlíder de la ANC participa no se verá perjudicada por su estancia en prisión porque hay otros 84 integrantes de la lista que pueden defender su ideario.
Restricciones en prisión
No obstante, por mucho que el juez Llarena sostenga que desde la cárcel Sànchez pueda seguir dirigiéndose al electorado, lo cierto es que su permanencia en prisión afecta de manera muy evidente a su forma de hacer campaña. Lo más claro es que su privación de libertad le impide hacer actos públicos, reunirse con su equipo, asistir a debates con otros candidatos... pero no es lo único que no puede hacer.
Por ejemplo, Sànchez pidió al juez Llarena poder realizar las entrevistas que considerara oportunas. La negativa a su salida de prisión imposibilita que las pueda hacer en personas, aunque tampoco lo tendrá fácil para hacerlas por teléfono. En la cárcel los teléfonos móviles están prohibidos y los reclusos que no tienen intervenidas sus comunicaciones solo tienen derecho a hacer diez llamadas a la semana desde un terminal fijo de la prisión con una duración máxima de cinco minutos cada una. Estas comunicaciones son autorizadas por la dirección, que también señala la hora en que se celebran y los receptores, en teoría, sólo pueden ser familiares o amigos de los presos cuyos números han sido autorizados por la dirección previo aporte de una factura en la que figure el titular de la línea.
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El exlíder de la ANC también reclamó conectarse a internet en un horario "amplio", pues los reclusos pueden consultar ordenadores en bibliotecas o aulas de informática, si bien se trata de terminales intervenidos donde está prohibida la conexión a redes de comunicación. Sí pueden reclamar un ordenador personal, aunque para ello tienen que acreditar "razones de carácter educativo o cultural" que lo hagan necesario y siempre con la salvedad de que no pueden conectarse a internet.
No obstante, Sànchez si puede estar informado del devenir de la campaña, pues los reclusos sí tienen a su disposición al menos tres diarios: uno deportivo y dos generalistas en formato de papel, pueden consultar la televisión en salas específicas e incluso pueden comprar un terminal propio en el economato de la cárcel.
Además, si no tienen las comunicaciones intervenidas, los reclusos sí pueden enviar tantas cartas como estimen oportuno y su contenido no es supervisado. Deben entregarlas en un sobre cerrado con los datos del remitente y se registran en un sistema informático los datos del emisor, del receptor y la fecha de envío. Sólo si el contenido del sobre por su peso o volumen induce a sospecha, la carta será devuelta al interno para que la abra delante del funcionario y la introduzca en otro sobre facilitado por el centro. Los presos con comunicaciones intervenidas sólo pueden enviar dos comunicaciones escritas a la semana.