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Crisis del coronavirus

La baja cifra de descargas lastra la eficacia de los 'primos' europeos de Radar COVID

Imagen de la aplicación móvil Radar COVID instalada en un móvil.

A falta de corregir sus fallos "temporales" y de la descoordinación autonómica, el Gobierno ya le ha marcado el siguiente objetivo a la aplicación de rastreo del covid-19, Radar COVID: la interoperabilidad con los sistemas de otros países. Según anunció el pasado miércoles la vicepresidenta tercera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, España formará parte del primer grupo de pruebas en la UE para intentar que las distintas apps funcionen entre sí. De esta forma, se podrá viajar por Europa usando la plataforma española, que se comunicaría con la local, y así los móviles podrían transmitir los códigos entre sí y si alguien marca un positivo llegaría a ambas.

Sin muchos detalles de este proyecto, se presupone que, aparte de Radar COVID, serán aquella basadas en el mismo sistema de notificaciones por exposición de Google y Apple, el más extendido y que usa la española. Es decir, aquellas aplicaciones descentralizadas que emplean la tecnología bluetooth, que permite identificar cuando dos teléfonos están cerca -más de 15 minutos a menos de metro y medio-. Gracias a este sistema, se podrá avisar a posibles contactos de la persona contagiada gracias a un código encriptado y enviado a aquellos casos diagnosticados positivos tras una prueba PCR.

En España, Radar COVID se puso en marcha a mediados de agosto, aunque un mes después aún falta vincular el software a los sistemas informáticos sanitarios de todas las comunidades, por lo que aún no está operativa al 100%. En concreto, según datos de esta semana del Ministerio de Transformación Digital, la plataforma ya está disponible de forma completa para casi el 70% de la población y más de 3,7 millones de usuarios se han descargado ya la aplicación. Se desconoce el número de casos detectados a través de este servicio ya que, según explican a infoLibre desde la Secretaría de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial (Sedia), no se realiza ningún tipo de registro por cuestiones de privacidad.

Alemania, Francia e Italia ya llevan meses usando su aplicación, aunque no con los resultados que se esperaban. Lo mismo que en el caso de Portugal, que la ha puesto en marcha a finales de agosto, por lo que aún es demasiado pronto para sacar conclusiones. La situación de la plataforma de Reino Unido, en cambio, va con retraso después de descartar su primer proyecto. Analizamos en qué situación se encuentran estos servicios en la actualidad:

Alemania

La aplicación alemana Corona Warn, en la que el Gobierno de Angela Merkel invirtió 20 millones de euros en su desarrollo y otros 7,5 millones en su promoción, lleva en marcha desde el pasado 16 de junio. Según los últimos datos facilitados por el Robert Koch Institut a principios de septiembre y que recoge Der Spiegel, se la han descargado 17,8 millones de veces. Es decir, estaría en el 27% de los móviles en Alemania.

En su caso, como pasa en España, no hay datos sobre cuántas personas fueron informadas sobre un posible encuentro de riesgo. Toda la información del usuario está encriptada y almacenada exclusivamente en su propio teléfono inteligente y ni el Instituto Robert Koch ni terceros tienen acceso a ella.

Una cifra demasiada baja para un país de más de 80 millones de habitantes según aseguran algunos expertos a la prensa alemana. En Die Zeit apuntan a que la probabilidad de que dos extraños entren en contacto y que ambos tengan la aplicación instalada es del 6%. E incluso señalan que, aunque la cantidad de usuarios se multiplicara por dos, la efectividad de Corona Warn aún sería limitada: sólo se detectaría el 25% de los contagios.

Asimismo, un estudio publicado a finales de junio por investigadores del Trinity College de Dublín sobre las reglas de detección de proximidad en el contexto del transporte público advertía que en el caso de Corona Warn no se activaban las notificaciones de exposición "a pesar de que aproximadamente la mitad de teléfonos de nuestros datos están separados por menos de 2 metros". Algo similar, aseguran, pasaba con la aplicación suiza.

Francia

Francia fue uno de los primeros países europeos en poner en marcha su aplicación. StopCovid está en funcionamiento desde principios del mes de junio. Según los datos del Ejecutivo galo de finales de agosto, la plataforma ha sido descargada unas 2,3 millones de veces. Una cifra muy baja para un país con más de 67 millones de habitantes. Según Les Echos, en tres meses de funcionamiento, 1.725 personas usaron StopCovid para informar de su positivo por coronavirus. La app solo notificó 103 casos de contacto en el mismo periodo, un tercio de las cuales se enviaron en los últimos diez días.

Incluso el primer ministro francés reconoció hace dos semanas que la plataforma no estaba obteniendo "los resultados que se esperaban de ella". "Sabíamos que probar tal herramienta a gran escala en tiempos de epidemia sería particularmente difícil. No somos el único país en hacer la misma observación", aseguró en una entrevista en France Inter.

Estos malos resultados podrían ser fruto de las muchas dudas que genera StopCovid entre la ciudadanía francesa. El Ejecutivo de Emmanuel Macron eligió, al contrario que Alemania o España, no seguir el camino marcado por Apple y Google y apostar por un modelo semicentralizado, por lo que no podrá ser compatible con otras aplicaciones de rastreo.

Este modelo semicentralizado no garantiza que un ente ajeno –una empresa o un Gobierno– acceda a información privada sobre la salud de los usuarios. En cambio, la interfaz de la aplicación desarrollada por las dos tecnológicas almacena los datos en los dispositivos y sólo se envían a un servidor externo en caso de un caso confirmado. Francia tuvo que solicitar a Apple que "relajara" alguna de sus características de privacidad para que pudiera funcionar en segundo plano. Un problema que también afecta a la aplicación australiana, que ha sido considerada por la prensa como un "error terrible".

Las críticas en Francia también llegan hasta el coste de la aplicación. Según Les Echos, el Gobierno francés se desembolsa mensualmente entre 120.000 y 200.000 euros.

Italia

Italia también fue uno de los primeros países europeos en contar con su propia aplicación. A mediados de junio, el Gobierno italiano lanzó Immuni basado en la tecnología desarrollada por Apple y Google. Según los últimos datos, actualizados a principios de septiembre y recogidos por Il Sole 24 Ore, la plataforma ha sido descargada 5,5 millones de veces, lo que supone el 9,9% de la población o el 14% de los móviles del país transalpino.

En su caso, el Ejecutivo italiano sí que dispone de algunos datos de detección de caos. En concreto, 155 usuarios positivos informaron a través de Immuni de su contagio: 21 durante el mes de junio, 38 en julio y 96 en agosto. A partir de estas alertas, a partir del 13 de julio, se notificó a 1.878 personas de que habían estado en contacto con un caso.

Sus cifras también son discretas ya que el Gobierno italiano pretende que el 60% de la población contara con Immuni en el móvil para que el sistema sea realmente eficaz para contener la pandemia. Aunque el departamento de Innovación del país, liderado por Paola Pisano, asegura a La Repubblica que en casos de seguimiento experimental entre estudiantes de la Universidad de Pavía o en la isla de Capri el porcentaje de penetración es superior al 14 % nacional. "Es esencial que todos los italianos lo descarguen lo antes posible, para salvar vidas y evitar nuevos confinamientos", explica la ministra.

A estas cifras discretas se le suma un aviso de un estudio de finales de junio del Trinity College de Dublín sobre las reglas de detección de proximidad en el contexto del transporte público. Este informe aseguraba que aunque Immuni tiene una tasa "verdaderamente positiva", tiene una tasa de falsos positivos del 50%, es decir, "activa incorrectamente notificaciones de exposición para la mitad de los teléfonos que estaban separados por más de dos metros".

Portugal

En Portugal estrenaron StayAway Covid a finales del mes de agosto también basada en la tecnología bluetooth. Durante su primer fin de semana de vida, según datos del Instituto de Ingeniería de Sistemas e Informática, Tecnología y Ciencia y que recoge Público, 660.000 personas se descargaron la aplicación y nueve personas recibieron código para identificarse como casos positivos.

Aunque no todo han sido buenas noticias para el Gobierno luso ya que en las primeras horas algunos móviles no podían descargar la aplicación por la tecnología empleada en el desarrollo de StayAway Covid. En concreto, la prensa portuguesa cifraba el fallo en 800.000 teléfonos afectados, tanto con sistema operativo Android como iOS.

Reino Unido

Reino Unido aún tendrá que esperar hasta el 24 de septiembre para contar con su propia aplicación tras dar marcha atrás con su proyecto inicial que tuvo un coste de unos 12 millones de libras. Aunque el Gobierno de Boris Johnson fue el primero en poner en marcha en Europa una prueba piloto de la plataforma de rastreo, en junio abandonaron este diseño al darse cuenta en las pruebas que sólo llegaba al 25% de las personas contagiadas. Inicialmente, iba a ser centralizada, similar al modelo francés y en el que todos los datos serían encriptados y gestionados por la propia administración, pero tras el cambio apostaron por el modelo descentralizado impulsado por Apple y Google.

La nueva aplicación que parece que se llamara Test and Trace, como su antecesora, lleva desde mediados de agosto en periodo de prueba entre los residentes de la isla de Wight, el distrito londinense de Newham y los socorristas voluntarios del NHS (el Servicio Nacional de Salud de Reino Unido). Según The Guardian, los últimos datos muestran que el servicio llega al 79% de los que dieron positivo y al 83% de sus contactos. El Gobierno asegura que estas cifras están "en línea con la métrica reconocida de éxito para los servicios de rastreo de contactos en todo el mundo".

Sin embargo, la aplicación de Reino Unido no sólo tendrá que enfrentarse al hecho de llegar tres meses más tarde de lo previsto, sino también a la competencia. En Irlanda del Norte se puede usar desde julio StopCOVID NI, una adaptación de la plataforma puesta en marcha en Irlanda donde su Gobierno la considera un éxito desde su lanzamiento en julio: aproximadamente 1.500 personas se descargaran diariamente Covid Tracker app, y en total, a principios de septiembre, 1,28 millones de ciudadanos la tendrían ya en sus móviles, según el Health Service Executive (el servicio de salud público de Irlanda) y recogidos por The Irish Time. El país europeo tiene casi cinco millones de habitantes, es decir, su tasa de penetración sería de más del 25%.

En Escocia también tendrán su propia aplicación. A principios de septiembre, su primera ministra, Nicola Sturgeon, anunció el proyecto Protect Scotland como una "mejora significativa" del sistema de prueba y detección actual. En desarrollo desde el mes de julio, la plataforma también se basará en la tecnología bluetooth y utilizará el mismo software que la de Irlanda del Norte.

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otros países

En el resto de países, ya fuera de Europa, tampoco están teniendo tampoco mucho éxito a la hora de implantar estas aplicaciones de rastreo. En Estados Unidos no existe una iniciativa nacional para crear una plataforma de este tipo. Sin embargo, Google asegura que hay proyectos en 20 estados y territorios que suponen casi la mitad de toda la población. Según The Washington Post, Virginia lanzó a principios de agosto la primera en el país basada en la tecnología de Apple y Google, mientras que Alabama lanzó también el pasado mes una versión piloto limitada.

En la otra cara de la moneda se encuentran China y Corea del Sur, dos ejemplos de éxito con sus plataformas de rastreo. Ambos países utilizaron las apps tanto en la fase de contención como de mitigación, y siguen utilizándolas a la hora de abandonar el confinamiento. Las aplicaciones que usan en Corea del Sur o en China preguntan diariamente al usuario cómo se encuentra: si la persona reporta síntomas, aunque sean leves, obtiene un QR rojo y queda aislado durante 15 días mínimo o hasta que los efectos de la posible infección desaparezcan. Además, se rastrea dónde ha estado usando no solo su ubicación determinada por el GPS, también sus reservas de hoteles, viajes o butacas de cine. Las personas que hayan estado cerca del contagiado obtienen un QR naranja, por el cual se le restringen determinados servicios: no está demostrado que sufra el covid-19, pero podría albergar el virus. Solo un código QR verde permite plena libertad de movimientos.

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