Crisis del coronavirus

Las clínicas que ofrecen test hacen el agosto prenavideño: entre 150 y 185 euros por PCR para unas fiestas 'seguras'

Varias personas hacen cola en las inmediaciones de un laboratorio de Madrid para hacerse un test del covid.

Este martes, al igual que en los días previos, se han registrado colas de horas de duración en los laboratorios privados que, previo pago, hacen test PCR, de antígenos o de anticuerpos. Muchos buscan unas fiestas navideñas algo más seguras, reduciendo la posibilidad de contagiar con el SARS-CoV2 a un familiar, especialmente si es de riesgo. Sin embargo, sigue habiendo muchas dudas: sobre la efectividad de las pruebas, sobre su uso como ariete político, sobre el papel de las farmacias, sobre la sensación de "falsa seguridad" al dar negativo y sobre las posibilidades de lo público para paliar una de las múltiples diferencias de clase que se han desatado o profundizado durante la pandemia: los ricos pueden acceder a cualquier prueba, cuando y como quieran. Los pobres no. 

El agosto de los laboratorios "es real", en opinión del presidente de la Asociación Española de Técnicos de Laboratorio (Aetel), Juan Carlos Rodríguez. "Hay colas de incluso dos o tres horas para hacerse una PCR o un test de antígenos. Sobre todo en las grandes ciudades, Madrid y Barcelona", asegura. "Es un boom económico que están aprovechando muchas clínicas privadas. Se está cobrando un dinero muy importante, entre 150 y 185 euros en el caso de la PCR. Incluso ofertan packs familiares", en las que sus integrantes obtienen un descuento si acuden todos a hacerse la prueba. Los test de antígenos son mucho más baratos: entre los 25 y los 40 euros, según lo comprobado en varias páginas webs de empresas con estos servicios. Las campañas de marketing, además, son inequívocas: prometen navidades más seguras si les das tu dinero. La pregunta viene sola: ¿Debemos hacernos la prueba? ¿Qué nos asegura?

"El que se haga un test tiene que tener en cuenta que lo que consigue es una foto fija", afirma Rodríguez. "Puedo hacerme un PCR, salgo de la clínica, me tomo un café, me junto con unos amigos, me junto con un familiar... y al día siguiente puedo estar infectado, pensando que no lo estoy", afirma. "Estamos muy preocupados porque puede dar una sensación de falsa seguridad". El test PCR sigue siendo el más fiable: con un grado muy alto de probabilidad, detecta el virus en cualquier fase de la enfermedad –en caso de desarrollarla–, tanto a asintomáticos como a sintomáticos. Con el test de antígenos hay muchas más dudas: se recomienda para sintomáticos en los primeros cinco días de enfermedad: en otros contextos, su fiabilidad cae hasta estar por debajo de lo que recomiendan los organismos de referencia internacionales. Es por ello que los expertos creen que hay que comunicar muy bien qué implica hacerse una prueba justo antes de celebrar las navidades. 

El mensaje clave que quiere transmitir el presidente de Aetel es: "no se fíen, por favor". Un test PCR detecta el virus en el momento, pero se debe acompañar de un aislamiento para evitar contagios que pasen desapercibidos a la prueba. Siempre teniendo en cuenta, eso sí, que la única cena de navidad 100% segura es la que no se celebra. "De hecho, mejor al revés: pasar cinco, seis, si se puede 10 días en casa y luego hacernos la PCR", sentencia. Y con respecto al test de antígenos, lo tiene claro: "Si da positivo, probablemente sea verdad. Si da negativo, no quiere decir que no tenga la enfermedad". Por eso, el médico de familia y experto en gestión sanitaria Javier Padilla aconseja, en caso de obtener un buen resultado en esta prueba, hacer exactamente lo mismo que en ausencia de test: mascarilla, ventilación y mucha precaución. "En el ámbito de las navidades su valor radica en que si son positivos, debemos aislarlos" y no acudir a ningún evento. Pero que no detecten antígenos no quiere decir que no haya infección.

Para el facultativo, la realización de test implica "el mal menor", encuadrada en "una política de reducción de riesgos". Padilla comparte que lo más seguro es quedarse en casa, pero considera que la Salud Pública debe adaptarse a la realidad. Y la realidad es clara. "No hay que hacer test, hay que quedarse en casa. Vale. Pero es que eso no lo va a hacer la gente. La gente se mueve por otras voluntades, otros deseos, otras cosas. Si tengo una compañera de trabajo que vuelve a casa, le diría que, si te haces una prueba previamente, al menos sabes que no eres positiva", asegura. 

Teniendo en cuenta que, sin ser la panacea, los expertos no ven con malos ojos la realización de pruebas de diagnóstico previas a la Navidad, la siguiente pregunta también viene sola. ¿Y lo público? ¿No puede hacerse cargo, para evitar diferencias de acceso según la capacidad económica? Canarias, por ejemplo, financia una PCR a los que quieran volver al archipiélago durante las fiestas, dado que exige un test negativo en el aeropuerto. Otras comunidades como Galicia o Asturias también están ofreciendo pruebas gratuitas a los exiliados que vuelven a casa en estas fechas. Pero no es la práctica generalizada. Rodríguez así lo defiende: lo privado siempre está peor escrutado. "Yo siempre entiendo que hay una buena voluntad de los laboratorios, pero ante este boom, no sé cómo se están haciendo estos test... entiendo que el Sistema Nacional de Salud debería haberlo hecho". 

Hay médicos de Atención Primaria que aseguran en Twitter que algunos pacientes fingen síntomas en consulta para obtener una prueba PCR gratuita de cara a las celebraciones navideñas. A Padilla no le ha pasado –"en mi consulta, la gente sabe que les voy a decir que no", afirma–, pero sí ha tenido colegas que se han encontrado con este tipo de situaciones, y asegura que hay un cierto atasco en los laboratorios que "puede estar relacionado" con esta práctica, dado que, por ahora, el aumento de contagios en Madrid no es tan destacado como para ser la causa. El experto apoya que el sistema sanitario público haga estas pruebas a quien lo pida en este contexto, pero advierte: "Si lo público tiene que priorizar", si no hay capacidad para diagnosticar a todo el que lo pida, "tiene que priorizar lo que tiene que priorizar", asegura. Es decir, la estrategia clásica de vigilancia, seguimiento y rastreo: haciendo test tanto a sospechosos como a contactos estrechos. A nadie más. 

Además de la campaña navideña, otra ausencia de lo público ha tenido su repercusión –positiva– en las clínicas privadas que ofrecen pruebas. La estrategia de vigilancia y diagnóstico establecida por el Ministerio de Sanidad deja claro que "no será necesario la realización de una PCR para levantar el aislamiento ni para reincorporarse a la actividad laboral", por lo que muchos positivos optan por la privada para estar completamente seguros de que no son contagiosos a la hora de volver a la vida normal, una vez pasada la enfermedad. Además, la Comunidad de Madrid, auspiciada por esta misma estrategia, dejó de hacer pruebas a contactos estrechos de positivos si no son convivientes. Los laboratorios notaron un aumento de la demanda tras esta decisión, confirma Rodríguez. 

Los test de antígenos, meses en el punto de mira

A partir de septiembre, la Comunidad de Madrid lideró en España la apuesta por los test de antígenos dentro de su estrategia de vigilancia epidemiológica. Los empezó a usar con prioridad sobre las pruebas PCR tanto en contextos sí recomendados por la Comisión Europea o el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC, siglas en inglés), como en contextos donde su utilidad está en duda. La enorme ventaja es que tardan apenas minutos en ofrecer resultados, por lo que se cortan muy rápido las cadenas de transmisión: sin esperar al resultado de un test convencional, que mínimo se demora 24 horas, un lapso de tiempo en el que el posible positivo puede respetar el aislamiento recomendado... o no respetarlo. 

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Son perfectos para confirmar la infección de un paciente con síntomas, donde muchas veces el test es un mero trámite ante la evidencia del contagio por covid-19. No son tan adecuados para su uso indiscriminado entre asintomáticos, tampoco en las labores de cribado que tanto la región madrileña como otras autonomías han realizado para intentar detectar positivos que estuvieran pasando desapercibidos para el sistema sanitario. Así lo explica, en su último posicionamiento, la Asociación Madrileña de Salud Pública (Amasap): en esos test masivos, por cada 1000 personas "detectaremos tres verdaderos positivos, dos falsos negativos y diez falsos positivos" usando esta técnica. Mandando a una decena de personas a cumplir una cuarentena que no tendrían por qué realizar. 

La Comunidad de Madrid ha mantenido un pulso en las últimas semanas con el Ministerio de Sanidad para hacer test de antígenos en farmacias a todo el que lo solicite. Finalmente, el Gobierno lo ha autorizado, pero solo en el contexto de estos cribados y solo en barrios con alta incidencia. En la actualidad, nadie puede ir sin ser convocado a un establecimiento de este tipo para comprobar si alberga o no el virus en su interior. La Asociación Española de Técnicos de Laboratorio se niega en toda circunstancia. Están indicados para sintomáticos, por lo que, "si usted va a hacerse un test a la farmacia debe tener una estancia independiente que no sea donde yo al lado este comprando un medicamento", y la mayoría de estos locales no tiene capacidad para habilitar circuitos sucios y limpios. Además, "tiene que tener un profesional preparado que sepa y que tenga experiencia en hacer toma de muestras. No es como una prueba de embarazo", asegura Rodríguez. Añade que los trabajadores deben vestir Equipos de Protección Individual (EPIs): no basta la mascarilla, asegura. Se recoge material de la nariz, por lo que se pueden provocar estornudos. 

Si las farmacias están preparadas, adelante. Pero muchas pueden no estar preparadas, coincide Padilla, que ofrece su opinión sobre una posible y futura democratización de los test, que evitaría la dependencia de clínicas privadas, el alto coste de las pruebas o la saturación del sistema público. Los ciudadanos compran su test y se lo hacen en casa, evitando que las farmacias se conviertan en lugares de riesgo. "Tengo sentimientos encontrados", asegura Padilla. "El problema no es lo que detecta el test, es lo que hacemos luego nosotros": hay que dejar claro que un negativo en una de estas pruebas no implica la ausencia del SARS-CoV2 en el organismo. "La herramienta no es un pasaporte hacia la normalidad, porque tiene fallos en entornos de baja prevalencia", asegura: pero sí que puede ayudar, siempre que se monten mecanismos para que los ciudadanos notifiquen siempre sus resultados a Salud Pública. Aunque, con la mejor de las suertes, la vacuna consigue doblegar al virus antes de que este tipo de pruebas caseras se generalicen. 

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