Tercera edad
Un Madrid para los mayores pero sin los mayores: colectivos de tercera edad no se creen el plan de "ciudad amigable" de Almeida
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Junio de 2005, Río de Janeiro, Brasil. Suena lejano, pero lo que ocurrió entonces en el XVIII Congreso Mundial sobre Gerontología ahora tiene mucho que ver con varias ciudades españolas. Fue en ese momento cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) concibió el concepto de "ciudades amigables con los mayores", una red a la que el Ayuntamiento de Madrid solicitó adherirse en el año 2013. Un año después, el 16 de mayo de 2014, empezó a formar parte de ella. Sin embargo, tuvieron que pasar otros tres hasta que el Gobierno municipal de Manuela Carmena elaboró su primer plan de acción, que estuvo en vigor hasta 2019. Es ahora, en 2021, cuando tiene que comenzar el siguiente, que finalizará en 2023. Sin embargo, es mayo y todavía no está aprobado. Tan sólo hay un borrador, al que ha tenido acceso infoLibre, que ni siquiera convence a las organizaciones de mayores que forman parte del Consejo Sectorial de Personas Mayores de la Ciudad de Madrid. No se les ha consultado, denuncian, y por eso lo contenido en ese plan no tiene demasiado que ver, dicen, con hacer una ciudad amigable concretamente para las personas mayores, que suponen el 17,8% de la población madrileña.
Actualmente, la Red Mundial de Ciudades y Comunidades Amigables de la OMS tiene 1.114 miembros de 44 países. El objetivo, según explica Marcos de Castro Sanz, de la Unión Democrática de Pensionistas (UDP-Madrid) y miembro del Consejo Sectorial, es promover, a nivel local, entornos propicios para que las personas mayores sigan participando en sus comunidades con autonomía, salud, dignidad y libres del riesgo de pobreza. Pero ya lo dice la propia OMS: "La pertenencia a la Red no es una acreditación de amigabilidad con las personas mayores. Más bien refleja el compromiso de las ciudades de evaluar su grado de amigabilidad y trabajar de forma colaborativa con las personas mayores y con distintos sectores para crear entornos físicos y sociales amigables". Dicho de otro modo: pertenecer a la Red sin poner en marcha planes para conseguir esa "amigabilidad" es dejar el proyecto en papel mojado. Y eso es lo que, a juicio de las organizaciones de mayores que forman parte del Consejo, ha hecho el Ayuntamiento de Madrid.
Arsenio Otero es coordinador de la Plataforma de Mayores en Acción y, además, está presente en el Consejo Sectorial. Y es crítico con el plan. "Lo han aprovechado para meter ahí cualquier cosa que han pensado hacer. Este no es un plan amigable para los mayores", critica. Fernando Martín, compañero suyo en el Consejo y miembro de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (FRAVM), está de acuerdo con él. Según detalla a infoLibre, el borrador del plan de acción de la institución dirigida por el conservador José Luis Martínez-Almeida se basa en mejorar, a secas, la ciudad de Madrid. Eso, dice, beneficia a los mayores "como vecinos", pero no como un colectivo específico. Por eso, critica, no se puede hablar de un plan de ciudad amigable con ellos en particular. Pone un ejemplo: "No se puede prometer que se mejorarán las aceras sin más concreción. ¿Dónde se va a hacer? Que pongan todas nuevas en el barrio de Las Tablas no va a ayudar nada a los mayores, porque generalmente no viven ahí. Sin embargo, si se especifica que se mejorarán en los caminos que van hacia los centros municipales de mayores...", plantea.
Precisamente, el asunto de las aceras es destacado por casi todas las organizaciones de mayores presentes en el Consejo con las que ha podido hablar infoLibre, pero no es el único asunto que parece tener poca o nula relación con convertir Madrid en una ciudad más habitable para los mayores. El plan está dividido en tres ámbitos estratégicos: el primero, titulado Entorno cívico y social: una ciudad para todas las generaciones (con 46 acciones y 93 actuaciones); el segundo, Prevención y atención integral: una ciudad que responde a las necesidades de la población mayor (con 37 acciones y 101 actuaciones); y el tercero, titulado Entorno urbano amigable: una ciudad que se adapta a todas las personas (con 24 acciones y 43 actuaciones). La presentación de todos ellos presenta unos objetivos que claramente están orientados a mejorar la calidad de vida de la tercera edad madrileña, el problema es cuando se concretan esas acciones y actuaciones. Según De Castro Sanz, es ahí donde se ve "lo inconexo" que es el plan de acción.
En este sentido, el plan incluye propuestas como "información y sensibilización a toda la población en materia de igualdad", "estudio y análisis de los criterios de admisión de servicios y prestaciones", "valoración y pilotaje de nuevas alternativas habitacionales", "patrullajes programados en los lugares detectados en los planes de acción o estratégicos", "renaturalización de la ciudad", "desarrollo de la movilidad ciclista", "mejoras en el servicio de lavandería" o "aparcamientos disuasorios para fomentar el uso del transporte público y mejorar la calidad del aire". "Todo esto es interesante, pero no está dedicado a las personas mayores", lamenta Rosa Valdivia, vicepresidenta de la Universidad de Mayores Experiencia Recíproca (UMER).
Sin embargo, desde el Ayuntamiento de Madrid defienden su plan. A preguntas de infoLibre, fuentes del Consistorio explican que el Plan de acción "es un proyecto de ciudad que parte de un diagnóstico elaborado con los testimonios y peticiones de personas mayores, entidades que trabajan con personas mayores, grupos de trabajo y datos estadísticos municipales". "Cada documento es fruto de los resultados del plan anterior, cuyas conclusiones se han incorporado a este nuevo plan para dar continuidad a las medidas y adaptarlas a las nuevas necesidades y peticiones de las personas mayores", explican. Se trata, dicen, "de un plan inclusivo, que involucra a la ciudad en todos los niveles, para que esté volcada en el bienestar de las personas mayores". Tal y como responden, el borrador se encuentra "en las últimas fases de revisión", por lo que "próximamente" llegará al Pleno para su aprobación por parte de los grupos municipales.
Defienden, además, la conexión de las propuestas con la mejora de la vida de las personas mayores. En este sentido, explican que medidas que a priori pueden parecer desconectadas de la realidad concreta de las personas mayores también están dirigidas a ellos. Así, argumentan, la mejora en el servicio de lavandería, por ejemplo, está enfocado en apostar por este servicio "como apoyo para los mayores en situación de vulnerabilidad que no cuentan con lavadora en casa". "La construcción de nuevas aceras y la ubicación de los carriles bici", continúan las mismas fuentes, "tienen un impacto directo en su seguridad, mientas que las peticiones por la salud se traducen en medidas como las de la calidad del aire y de zonas verdes". Además, detallan, se acuerdan medidas que inciden en "la importancia de la conexión intergeneracional entre jóvenes y personas mayores" y las medidas relativas a las "nuevas alternativas habitacionales" tratan de introducir en la ciudad de Madrid "nuevas apuestas por modelos como el cohousing para las personas mayorescohousing ".
"No se cuenta con la opinión de los mayores"
Pero las organizaciones no lo ven así. Y atribuyen la poca adecuación del plan a la realidad de las personas mayores a la poca atención que se les ha prestado, aunque el Ayuntamiento defiende lo contrario. Eduardo Rey, coordinador de voluntariado de la Fundación 26 de diciembre, estuvo presente también en las reuniones del Plan de acción anterior, elaborado durante el Gobierno municipal de Carmena. Ya entonces, recuerda en conversación telefónica, existía el problema de que la participación de los mayores para la elaboración del plan era escasa. "Me parece un error muy grande hacerlo así. Son ellos los que están sufriendo los problemas, pero nos quedamos con esta idea de frases bonitas sin ahondar en las razones que hacen que Madrid no sea una ciudad amigable para las personas más mayores", lamenta. "No se nos da ninguna importancia en el Consejo Sectorial y no se tiene en cuenta que la mayoría de asociaciones que formamos parte de él estamos en contacto con mayores todo el rato, por lo que podríamos dar más directa y real que conduciría a soluciones más eficaces", critica.
Valdivia enumera varias. Por ejemplo, que haya bancos cercanos entre sí en las calles de la ciudad para que los más mayores puedan sentarse a descansar. O que se habiliten más servicios públicos. O que en las juntas municipales se contrate a una persona que ayude a los ancianos a hacer sus gestiones. "Todo eso que se me ocurre de repente a lo mejor es más imperioso que renaturalizar la ciudad. A lo mejor no hay que hacer un plan tan amplio, sino que habría sido mejor hacer 10 propuestas a la medida de los mayores", dice.
Eso habría pasado, coincide con Rey, si se les hubiera consultado. "A la hora de hacer el plan no se ha contado con la participación de los mayores, que debería haber sido el punto de partida", sentencia. Mariqueta Vázquez, presidenta de la Asociación de Mujeres por un Envejecimiento Saludable (AMES), también hace la misma crítica. "Que no hayan participado los mayores es un horror. Nadie mejor que nosotros sabe lo que necesitamos. Creo que este plan es una mera declaración de intenciones", denuncia.
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900 millones de euros
El Ayuntamiento de Madrid prevé invertir en el proyecto más de 912 millones de euros, que se repartirán en los tres ejes estratégicos: 27 para el primero, 735 para el segundo y 149 para el tercero. Esa es la máxima concreción, según critica De Castro Sanz. En el anterior plan, el elaborado por Carmena y que se extendió de 2017 a 2019, el presupuesto fue un poco inferior: poco más de 903 millones. Sin embargo, en esa ocasión sí se detallaron los gastos en función de cada eje y cada área.
De ese plan, según el documento de evaluación publicado en octubre de 2020, se finalizaron prácticamente la totalidad de las propuestas. De los tres que entonces conformaron el plan, el primero tuvo un cumplimiento del 92,3%, seguido del 95,7% del segundo y del 100% del tercero.