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El problema es Casado

Rafael Sánchez Sánchez

Los problemas internos en el PP se repiten o más bien son cíclicos. Aznar designó en su día a Rajoy como su sucesor porque pensaba que era alguien maleable al que podría dirigir en la sombra, pero se equivocó, Rajoy para bien y para mal tuvo vida propia. Otro ejemplo, las disputas internas entre Génova y la Presidencia de la Comunidad de Madrid, ocupada por el PP desde hace 26 años, se repiten periódicamente con más o menos intensidad. Sin duda las más llamativas fueron las protagonizadas por Esperanza Aguirre y Mariano Rajoy. Después del fracaso de Rajoy en las elecciones de 2008, Aguirre amagó con disputarle la presidencia del partido. El enfrentamiento entre la lideresa madrileña y Rajoy se trasladó al año siguiente a Caja Madrid, entidad en la que Rajoy logró situar como presidente a Rodrigo Rato y ganó la partida a Aguirre, que había designado para ese puesto a su entonces Vicepresidente, Ignacio González.

En la actualidad, el PP vive de nuevo tiempos convulsos y de clara crisis interna protagonizados por la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, y el Secretario General, Teodoro García Egea, a quien incluso tiene bloqueado en whatsapp. Ayuso tiene prisa por que se celebre el Congreso del PP de Madrid para que la encumbre como presidenta de su organización. Por su parte la Ejecutiva Nacional del PP, presidida por Pablo Casado, quiere retrasar este evento hasta mayo o junio de 2022. El motivo parece claro, si Ayuso gana la batalla tendría el control de las listas electorales de Madrid y por tanto incrementaría todavía más el apoyo interno que ya tiene la lideresa madrileña.

Casado celebró con júbilo el éxito electoral de Ayuso el pasado 4 de mayo, especialmente por ser él quien la puso como cabeza de lista por Madrid en las elecciones autonómicas del 27 de mayo de 2019. Este éxito de Ayuso en las urnas ha dado “alas” a Casado y de hecho acaricia ya su propia victoria en las próximas elecciones generales que vaticinan la mayoría de las encuestas. Pero la presidenta madrileña quiere “volar sola”, sabe que puede hacerlo acompañada por Miguel Ángel Rodríguez, su gran piloto y timonel que le susurra cada día al oído lo que debe decir en los medios de comunicación. En cualquier caso, la mayor preocupación de Pablo Casado es el creciente apoyo de Ayuso, tanto en el partido como en la calle. No es la primera vez que la gente la aclama como “presidenta” cuando acude a actos del partido y a los eventos de su propia agenda como Presidenta de la Comunidad de Madrid. Además, su estrategia en los momentos más duros de la pandemia de enfrentarse directamente a Pedro Sánchez ha eclipsado el papel de Pablo Casado como líder de la oposición. Y es aquí donde está el verdadero problema, el de Casado, que desde que Pedro Sánchez accedió a la presidencia del Gobierno por la moción de censura que desbancó a Mariano Rajoy, e igualmente cuando la revalidó después de las elecciones de 2019 al frente del gobierno de coalición, no ha sabido ejercer como líder de la oposición. Casado no ha tenido visión de Estado, ha puesto todas sus energías en la contumaz estrategia de desgastar al Gobierno con la pandemia, e incluso desprestigiando la imagen del gobierno español ante las instituciones europeas en el tema de las ayudas comunitarias para la recuperación económica. Casado no tiene entidad ni capacidad de liderazgo como jefe de la oposición y por eso necesita controlar a Ayuso. Rajoy salió mejor parado en su día de los encarnizados envites de la poderosa Esperanza Aguirre.

En Génova, Teodoro García Egea, fiel escudero de Pablo Casado, dice que en la actual crisis interna del PP el problema es Miguel Ángel Rodríguez. De hecho, Casado se ha mostrado dispuesto a aceptar que Ayuso presida el PP de Madrid si ella como contrapartida deja fuera de la negociación a Rodríguez. Quizá en la planta noble de la vetusta y emblemática sede del PP tengan grabado en la memoria que MAR “llevó a Aznar a la Moncloa”.

Resulta evidente que el tándem Ayuso-Rodríguez se ha convertido en un problema para la cúpula del PP, pero para el partido de la gaviota el verdadero problema es Casado.

                                                       Rafael Sánchez Sánchez es socio de infoLibre

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