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El fiasco de Bruselas y el desafío permanente de Mazón desnudan el liderazgo de Feijóo en el PP

Las relaciones con Marruecos

Feijóo promete “lealtad” a Rabat, critica a Sánchez y calla sobre el futuro del Sáhara

El primer ministro marroquí, Aziz Ajanuch, y el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, reunidos en Rotterdam (Países Bajos).

Ni con el líder del PP alemán ni con el del PP austríaco. La primera gran cita internacional de Alberto Núñez Feijóo tuvo lugar este martes en Rotterdam (Países Bajos) con el primer ministro de Marruecos, Aziz Ajanuch, al que prometió “lealtad” y con el que se permitió, según sus propias palabras, ”estrechar compromisos y lazos de vecindad, de reciprocidad, de honestidad y de lealtad entre Marruecos y España”. 

Ajanuch es uno de los dos políticos marroquíes con los que se entrevistó Pablo Casado en 2021, apenas unos días antes de que el vecino país decidiese facilitar la llegada a España de miles de personas, muchas de ellas niños, a través de la frontera de Ceuta, provocando la mayor crisis entre ambos países desde hace 50 años. Aquella decisión, que Rabat vinculó a que España aceptase dar tratamiento médico al líder del Frente Polisario, fue en realidad, según todos los expertos en el Magreb consultados por infoLibre, una manera de presionar al Gobierno de Pedro Sánchez para tratar de que reconociese la soberanía marroquí sobre el Sáhara.

El actual primer ministro marroquí, que entonces era el responsable de Agricultura, preside el Partido Reagrupamiento Nacional Independiente (RNI), socio del PP europeo. Se trata de un partido instrumental muy vinculado a la voluntad del monarca alauita, Mohamed VI, lo que ha hecho de su líder, amigo personal del rey, un hombre muy influyente en el país.

Ajanuch, que posee una de las mayores fortunas de su país gracias al negocio petrolero, ya amenazó en 2017 con facilitar la llegada de migrantes a España si la Unión Europea impedía a Marruecos comerciar con los productos del Sáhara Occidental. Cualquier obstáculo respecto a los acuerdos agrícolas y de pesca conllevaría el riesgo de que se reanudase “el flujo migratorio que Marruecos, mediante un esfuerzo sostenido, ha conseguido gestionar y contener”, advirtió en aquellos días el Gobierno de Rabat después de que el entonces comisario europeo de Medioambiente, el español Miguel Arias Cañete (del PP), asegurara que los acuerdos entre la UE y Marruecos “se aplicarán teniendo en cuenta debidamente la condición jurídica distinta y separada del territorio del Sáhara Occidental con arreglo al Derecho internacional”.

El hoy primer ministro declaró entonces a la agencia Efe: “¿Cómo queréis los europeos que hagamos el trabajo de bloquear la emigración africana y hasta la marroquí si hoy Europa no quiere trabajar con nosotros? ¿Por qué vamos a seguir haciendo de gendarmes y darles empleo a los africanos establecidos en Marruecos?”

Ajanuch recibió en 2016, de manos del Gobierno de Rajoy, la Gran Cruz de la Orden Civil del Mérito Agrario y Pesquero, la condecoración más importante en el sector agroalimentario español. Una circunstancia que Feijóo recordó este martes en Rotterdam poco antes de reunirse con él para describirle como “un amigo de España”.

Antes de celebrar el encuentro, el líder del PP anunció su intención de trasladarle que su “prioridad en política exterior” pasa “por una relación de vecindad y de lealtad con Marruecos. Lo es ahora que estamos en la oposición” y lo seguirá siendo, anunció, “cuando lleguemos al Gobierno”.

Feijóo confirmó que la reunión se había programado por interés de Marruecos, que lleva tiempo, según él, tratando de acercarse al PP a través de la Embajada de Rabat en España y del presidente de la Cámara de Representantes marroquí. Lo hizo en un breve encuentro con periodistas en el que también elogió a Ajanuch. 

“El primer ministro es un buen amigo de España. Nos conoce bien” y “sabe muy bien que el PP es un partido fiable”. Así que durante la reunión le transmitió su voluntad de impulsar, cuando llegue al Gobierno, “una política exterior fiable con Marruecos. No le vamos a engañar”, subrayó insinuando que el actual presidente, Pedro Sánchez, sí lo ha hecho. “No vamos a ser desleales nunca y vamos a intentar reconstruir una política exterior basada en la confianza y en el consenso parlamentario en España”. Una política que “tenga vocación de permanencia”. 

En la misma comparecencia Feijóo criticó el acuerdo alcanzado por Sánchez con el rey de Marruecos y que el vecino país hizo público revelando la carta que el presidente español había remitido al monarca alauita. 

A través de ella Sánchez modificó la tradicional posición de España sobre el Sáhara en la dirección demandada por Marruecos, es decir, considerando la autonomía de la antigua provincia española una solución preferible a la independencia.

Sin postura

Feijóo se comprometió a que la política exterior española en el futuro sea objeto de un consenso parlamentario, pero en ningún momento quiso confirmar ni desmentir si da prioridad a la solución preferida por Marruecos. ”¿La mía?”, respondió cuando un periodista le preguntó en Rotterdam por su posición sobre este asunto. “Yo no puedo tener una postura mientras no conozca exactamente qué es lo que ha pactado mi país”, alegó para no responder ni adelantar qué le diría al primer ministro marroquí durante su reunión. 

“El problema del Sáhara no se puede solucionar con una carta clandestina”, afeó refiriéndose al acuerdo alcanzado por los gobiernos de España y Marruecos. “Al problema del Sáhara le tenemos que poner luz, taquígrafos, transparencia y acuerdos internacionales, justamente lo contrario de lo que ha hecho el Gobierno, La clandestinidad para resolver un problema internacional lo único que provoca son más problemas, más tensiones, más incertidumbre y menos responsabilidad hacia el pueblo saharaui, hacia Marruecos y hacia Naciones Unidas”, concluyó sin precisar qué opina de la solución de concesión de una autonomía propuesta por Rabat que se ha convertido en el eje de la política exterior del primer ministro con el que se iba a reunir a continuación.

Eso sí, el líder del PP volvió a ser muy duro con la forma en la que Sánchez ha gestionado este asunto por no buscar un consenso previo en el Congreso, especialmente con el principal partido de la oposición. La política exterior española no puede ser la que decida el presidente, censuró, sino el fruto de un acuerdo con vocación de permanencia que no esté a expensas de los cambios de gobierno.

Y culpó al presidente español del deterioro de las relaciones con Marruecos por haber actuado de forma “ilegal” y contra “el derecho internacional” al haber autorizado a petición de Argelia el viaje a España del líder del Frente Polisario, Brahim Gali, para ser tratado por covid, una decisión que calificó de “deslealtad” con Marruecos.

“Nunca vamos a ser desleales” con Marruecos, prometió trasladar al primer ministro durante su entrevista. “No vamos a hacer actos que rompan la confianza, como ha hecho el Gobierno con el líder del Frente Polisario” al dejarle entrar en España “de forma ilegal. Un gobierno no puede introducir a un ciudadano de forma ilegal en su territorio. Amparar la entrada ilegal de un ciudadano en un territorio es impropia en cualquier derecho internacional”, censuró.

Lo cierto es que, en contra de lo afirmado por Feijóo, no hubo delito alguno. Así lo estableció hace apenas unos días la Audiencia Provincial de Zaragoza a través de una resolución con la que archivó la causa abierta contra la exministra de Asuntos Exteriores Arancha González Laya por este asunto, en el que fue investigada como supuesta autora de delitos de prevaricación, falsedad documental y encubrimiento, y que el tribunal ha dictaminado que nunca se produjeron.

Dejar entrar al líder saharaui de la manera como se hizo fue una “decisión política”, un “acto de Gobierno” al que “no podría darse trascendencia en sede penal”, señaló la Audiencia. “La decisión de permitir la entrada del señor Gali de forma sigilosa para no afectar nuestra relación con otros países forma parte de las relaciones exteriores de nuestro Reino y lo acertado o no de dicha decisión y las consecuencias de ella derivadas podrán ser objeto de crítica, y lo fue, pero es un acto político que excede del ámbito de la prevaricación”. 

Las preguntas que Feijóo no quiere responder

Las preguntas que Feijóo no quiere responder

Feijóo no precisó si abordaría con Ajanuch la situación de Ceuta y Melilla, pero no puso pegas a hacerlo al mostrase dispuesto a hablar de lo que el primer ministro marroquí le “quiera trasladar”. La relación con Marruecos, que describió en términos de “alianza incuestionable”, tiene que estar “en los primeros lugares” de “las prioridades máximas” de España. 

De paso, añadió en tono jocoso, le agradecerá si le “puede informar de la política exterior española”, así como de “lo que ha pactado con el presidente español”, porque Sánchez no se lo ha dicho. 

“En el ámbito de las resoluciones de la ONU podemos pactar muchas cosas” pero fuera de ellas “los pactos no pueden producir efectos internacionales”. “Lo importante”, resumió, “es que Marruecos se sienta cómoda en las relaciones con España. Nunca jamás voy a engañar a Marruecos y con ese principio básico de lealtad estoy convencido de que [Aziz Ajanuch] me va a entender”.

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