Por qué se hunde el euro: efectos negativos (y alguno positivo) de la fortaleza del dólar
La cotización del euro frente al dólar, que durante los últimos siete años se ha mantenido más o menos estable, no deja de hundirse. El 26 de agosto de 2021, hace un año, con un euro podíamos comprar 1,18 dólares. Su valor ha descendido tanto que esta semana ha caído por debajo de la frontera simbólica de la paridad con el dólar. Es la primera vez que ocurre en más de 20 años: el lunes con ese mismo euro solo podíamos comprar 99 centavos. Hay dos motivos principales que están haciendo que el euro se desplome. En primer lugar, la menor subida de tipos de interés del Banco Central Europeo (BCE) frente a la Reserva Federal (FED) de EEUU. En segundo lugar, la recesión que se va formando en el horizonte, provocada por una guerra en las fronteras europeas.
Ambos elementos provocan la huida de la inversión, que protege su valor en otras divisas como el dólar: en un año el valor del euro ha caído un 15% frente a la moneda estadounidense. La debilidad de la moneda europea hace que nos cueste más caro comprar combustibles fósiles en el exterior, es un coste extra que hincha los precios de cualquier producción de bienes y servicios. Es una situación que supone un poderoso viento de cara frente a la lucha contra la inflación. Y no hay buenas perspectivas: Morgan Stanley prevé que el euro puede caer hasta los 0,97 dólares antes de finales de septiembre. La entidad japonesa Nomura prevé que el descenso podría llegar a 0,95.
Primera causa: el ritmo de los tipos de interés
Todo empezó en mayo de 2021. Estados Unidos detectó que los precios del mes anterior habían estado subiendo a un ritmo del 4,2%, una cifra que empezó a resultar preocupante, ya que estaba a cotas nunca vistas desde la crisis financiera. En la cotización de una divisa hay muchos factores que tienen influencia, pero la activación de la política monetaria es uno decisivo. Si los precios se desbocan, los bancos centrales deben subir los tipos de interés para ralentizar el flujo del crédito a los bancos (y de estos a los hogares y las empresas). Es la manera de enfriar una economía. La Reserva Federal no se pronunció de manera firme hasta otoño de 2021: los tipos iban a subir, y de manera intensa.
“Estados Unidos estaba en un ciclo económico diferente, un año por delante”, explica Antoni Cunyat, profesor de Economía y Empresa de la Universitat Oberta de Catalunya. “Cuando empezó a subir la FED los tipos de interés, la economía de EEUU estaba mucho más activa, incluso un poco sobrecalentada, por eso subió antes los tipos. Las tasas de crecimiento que había en Europa no eran para tirar cohetes”, explica el profesor. En este continente, tirar demasiado rápido de la palanca de los tipos de interés puede ser peligroso: amplifica el riesgo de recesión. Pero no hacerlo, o hacerlo de manera demasiado lenta esconde otro riesgo: “Podría hacer que la inflación se descontrole más todavía. El Banco Central Europeo está en una situación difícil”, explica el académico.
Por un lado, la doctrina económica dice que en esta situación hay que subir los tipos. “La experiencia nos demuestra que una espiral inflacionista es muy difícil de revertir. La recesión es dolorosa y costosa, pero la experiencia demuestra que las espirales inflacionistas, donde se incrementan precios, salarios, otra vez precios, salarios… El coste para una economía es tremendo. Hay otro elemento más. Alemania tiene mucho peso en las decisiones del Banco Central Europeo. Es un país que tiene en su memoria histórica la hiperinflación en los años 30, que tuvo como consecuencia política el auge del nazismo. Alemania le tiene mucho miedo a este fenómeno”, explica Antoni Cunyat.
Pero por otro lado, la subida de tipos no puede ser de manera brusca. La zona euro tiene una situación heterogénea. En 2021 tuvo un endeudamiento público de un 96% de media respecto al PIB, y la situación de los países va desde el 193% de Grecia al 18% de Estonia. Si nos fijamos en el desempleo, la tasa de la zona euro es un 7,7%, que va del 14,8% de España al 2,8% de la República Checa. Aumentar intensamente los tipos de interés perjudica más gravemente a los países en estado más delicado, ya que puede resquebrajar sus economías.
Por estas presiones en ambas direcciones, el Banco Central Europeo ha iniciado un doble proceso: subir los tipos de interés de una manera suave, mientras a la vez aplica un mecanismo para seguir comprando deuda a aquellos países que pueden sufrir un mayor impacto, como España, Italia o Grecia. “No me gustaría estar en el papel de la gobernadora del BCE. Es como elegir el menor de los males”, expresa el profesor.
Estos motivos impiden que los tipos de interés suban al mismo ritmo que Estados Unidos, y lo que provoca que los inversores se vayan, y por lo tanto, que el euro se hunda frente al dólar: “El dinero se mueve donde es más rentable”, afirma Antoni Cunyat. El motivo por el que cae el euro es el mismo por el que caería cualquier producto del mercado: hay más oferta que demanda. “Si los tipos de interés suben en EEUU y en Europa no, quiere decir que cada euro que se invierta en dólares, tendrá mejor rentabilidad”, añade el profesor.
Segunda causa: recesión en el horizonte
El segundo motivo es la anticipación que hacen los inversores de la recesión. La zona euro tiene una guerra en su frontera y los efectos van a ser más devastadores que en otras economías. “Todos los factores indican que vamos hacia una recesión. Si mañana se acaba la guerra y finalizan las sanciones, entonces quizás no la habría. Pero si no cambian los efectos subyacentes, es claro que vamos a ese escenario”, explica el profesor de Economía.
El académico añade que es difícil pronosticar lo que va a ocurrir: “No sé cómo vamos a estar en verano de 2023, con los factores que hay ahora mismo, la situación no es muy halagüeña. La inflación va a persistir, aunque es posible que se modere un poco. Esperemos que el 10% haya sido el máximo”, explica.
Doblegar esas altas tasas de inflación es la tarea de equilibrista que trata de conseguir el Banco Central Europeo. “Si hay una recesión en Europa, quiere decir que la demanda de euros para hacer transacciones en euros será menor”, explica el profesor Cunyat. Esto los inversores lo saben y, ante este escenario de enorme incertidumbre, prefieren mover sus activos hacia otras monedas. Esta anticipación provoca también que el euro se deprecie.
Efectos negativos y alguno positivo de la depreciación del euro
“El principal efecto negativo claramente es aumentar la persistencia de la inflación”, explica Antoni Cunyat. La energía comprada en el exterior de las fronteras de la zona euro nos cuesta más cara. Según datos de la Comisión Europea, en 2020 la zona euro dependía energéticamente en un 58% del exterior, principalmente en combustibles fósiles: petróleo, gas y carbón. Es decir, las importaciones de energía supusieron un 58% de la energía disponible en el continente europeo. En España el ratio fue de un 68%.
Por seguir el ejemplo español, en este país en 2020 el 40% de la energía provino del petróleo. El 25 de agosto de 2020, el barril de Brent estaba a 45 dólares. Ese día, el euro estaba a 1,19 dólares, por lo que España podría comprar un barril por 37,81 euros. Si en esas fechas, el dólar hubiera estado depreciado al nivel de hoy, nos hubiera costado 45 euros.
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Hay que tener en cuenta que el barril de Brent está hoy por 100 dólares: la depreciación del euro no hace sino empeorar una situación de combustibles fósiles con los precios por las nubes. Las sanciones a Rusia han provocado un encarecimiento energético y un grave problema de abastecimiento. Este país es el principal proveedor de energía. En 2020 el 54% del carbón disponible en la Unión Europea era ruso, así como el 43% del gas y el 29% del petróleo.
Aunque a nivel global no compense, hay actores económicos que sí se ven beneficiados. Los exportadores europeos son más competitivos. Para los que poseen dólares, libras o yuanes, Europa está de rebajas. Esto hace que sea más fácil atraer una mayor cantidad de compradores. No obstante, hay que destacar que el mayor volumen del comercio de la zona euro se da entre los propios países que tienen la moneda única. España, sin ir más lejos, exportó en el primer semestre de 2022 un 54,8% a países que compran la mercancía en euros. “Las empresas que vendan fuera de la Unión Europea, por ejemplo, a Estados Unidos, sí se benefician de esta situación”, explica Antoni Cunyat.
Esto también beneficia al turismo. “Por ejemplo, a los americanos les sale más rentable viajar a nuestro continente”, explica el profesor. Según los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística, en junio hubo un 236% más de turistas que el mismo mes de 2021. Este anormal aumento responde a que las visitas turísticas del año pasado seguían siendo extraordinariamente bajas por la pandemia. No obstante, este año se percibe un mayor aumento del turismo proveniente de aquellos países con moneda diferente al euro. Los turistas del resto de Europa aumentaron un 141%, mientras que los provenientes de EEUU, un 806%. Del resto de América, un 452%. De Reino Unido, un 1.165%.