De las vacunas contra el covid a balas para Ucrania: así funciona el sistema de compras conjuntas de la UE
La Unión Europea, galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 2012, se esfuerza por demostrar que también sabe hacer la guerra. Reunidos en Bruselas el lunes 20 de marzo, los ministros de Asuntos Exteriores y Defensa validaron un sistema inédito para impulsar el suministro de municiones a Ucrania. He aquí algunos detalles.
Compras conjuntas, pero ¿cómo?
Según las conclusiones de la reunión, los ministros adoptaron tres medidas. En primer lugar, dedicar mil millones de euros para reembolsar a los Estados que ya han entregado munición a Ucrania, o que lo harán de aquí a finales de mayo de 2023. Esa cantidad procederá del Fondo Europeo para la Paz, un fondo aportado por los Estados miembros para reforzar las capacidades militares de otros países. Esos 1.000 millones de euros se utilizarán para reembolsar a los Estados entre el 50% y el 60% del coste de la munición enviada o a punto de ser enviada a Ucrania.
La segunda parte del "plan de munición" detallado el lunes 20 de marzo consiste en liberar otro millardo más de euros del mismo Fondo, esta vez para compras conjuntas de munición, antes de finales de septiembre de 2023. Al igual que con la adquisición conjunta de vacunas durante la pandemia de covid-19 (véase más adelante), la idea es obtener precios más favorables de los fabricantes comprando en mayores cantidades.
El plan incluye también un tercer componente: los ministros quieren acelerar la producción de esas municiones apoyando a la industria armamentística europea.
Pero la verdadera novedad es la futura adquisición conjunta de municiones, y la medida más significativa de esta serie de anuncios.
¿Cómo van a hacerlo en la práctica los Estados implicados? Un solo Estado puede coordinar la operación haciendo un pedido para un grupo de países. Eso es lo que defendió la semana pasada ante el Bundestag el canciller alemán, Olaf Scholz, que considera que es la solución más sencilla. Pero también existe otra opción: confiarlo a la Agencia Europea de Defensa, fundada en 2004 y que depende formalmente de la Comisión, para que haga pedidos en nombre de al menos tres Estados.
Como era de esperar, esta segunda opción, más favorable a una Europa integrada, es la opción de Josep Borrell, jefe de la diplomacia de la UE. En el comunicado final del 20 de marzo, los dirigentes no tomaron ninguna decisión. Pero el tema podría volver a la agenda de la cumbre europea de Jefes de Estado y de Gobierno, que se inaugura este jueves 23 de marzo en Bruselas.
¿Cuáles son las necesidades de munición de Ucrania?
Con la combinación de estas medidas, los países firmantes del acuerdo esperan poder suministrar un millón de proyectiles a las fuerzas armadas ucranianas de aquí a finales de 2023. Pero, ¿cuánta necesitan realmente los ucranianos?
A principios de marzo, el ministro de Defensa ucraniano, Oleksiy Reznikov, envió una carta a sus 27 homólogos europeos, hecha pública por el Financial Times, en la que les pedía que entregaran 250.000 proyectiles al mes. Actualmente, los 27 se verían en apuros para suministrarlos: según una nota redactada por el gobierno estonio (citada por Deutsche Welle), la capacidad total de producción europea es actualmente de 230.000... al año.
Oleksiy Reznikov afirma también que Ucrania dispara una media de 111.000 obuses de 155 mm al mes (una cuarta parte del volumen disparado por Rusia, según las estimaciones), y que en total, sus fuerzas armadas necesitarían "356.400 al mes" para cumplir sus objetivos militares.
Todas estas cifras deben manejarse con cuidado, ya que son motivo de enconadas batallas políticas: Kiev tiene todo el interés en inflar sus necesidades reales para obtener el máximo de sus aliados. Por su parte, Estonia, que aboga por inversiones europeas masivas en Ucrania, tiene interés –al igual que la industria armamentística– en pintar un cuadro alarmante de las capacidades de producción actuales para reforzarlas.
Pero sin poder detallar las cantidades, parece establecido que las fuerzas armadas ucranianas tienen un verdadero problema de abastecimiento de municiones. Varios testimonios de militares –que no parecen haber sido dictados por la propaganda de guerra ucraniana, ya que además son críticos con sus mandos– describen una escasez preocupante.
"Estás en primera línea. Vienen hacia ti y no tienes con qué disparar", dice un teniente coronel ucraniano citado por el The Washington Post. "Cuando recibes munición, son diez al día, proyectiles de 120 mm", que te permiten disparar durante aproximadamente "un minuto", dijo un artillero de la Guardia Nacional ucraniana entrevistado por el Kyiv Independent.
Otro texto a debate en el Parlamento Europeo
El Presidente ucraniano Zelensky ya había insistido en su necesidad de munición cuando visitó Bruselas a principios de febrero. Es evidente que la primera ministra estonia tomó nota del mensaje: fue ella, Kaja Kallas, quien abogó de manera más notoria por un mecanismo de compra conjunta.
Pero el proyecto viene de más atrás, en concreto de la cumbre de Versalles de marzo de 2022, cuando los líderes de los 27 países se comprometieron en sus conclusiones a "desarrollar las capacidades de defensa de forma colaborativa".
A raíz de ello, la Comisión propuso en verano un instrumento para impulsar las compras conjuntas en el sector de la defensa, estimado inicialmente en 500 millones de euros. Ese texto se debate ahora en el Parlamento Europeo y debería someterse a votación en sesión plenaria en junio. El importe de la dotación debería aumentarse a 1,5 millones de euros.
Queda en la incertidumbre la opción de orientar estas inversiones únicamente hacia la industria europea (en detrimento de Estados Unidos o Corea del Sur, por ejemplo). Algunos eurodiputados franceses, entre ellos Nathalie Loiseau (Renaissance), conscientes de los beneficios que supondría para la industria francesa de defensa, están a favor, mientras que otras delegaciones (Alemania, Polonia, etc.) quieren mantener la posibilidad de negociar con "terceros países".
Pero acaba de concluirse este lunes otro proyecto, desarrollado en paralelo desde finales del año pasado por los servicios diplomáticos europeos y la Agencia Europea de Defensa: se trata de un acuerdo en el que sólo participan 18 Estados, entre ellos Francia y Alemania, pero no Italia ni España.
Según Josep Borrell en su rueda de prensa del lunes por la tarde en Bruselas, "más de veinte Estados participarán pronto en este proyecto". Noruega es el único país no perteneciente a la UE que se ha adherido por el momento. Una de las virtudes del mecanismo, en la crisis actual, es que puede –en teoría– ponerse en marcha más rápidamente que el proyecto que se debate en la Eurocámara.
Riesgo de un proceso opaco: el precedente de las compras colectivas de dosis anti covid
Los europeos sólo conocen un precedente importante de compras agrupadas: el de las vacunas contra el covid. Entre agosto de 2020 y noviembre de 2021, la Comisión firmó al menos once contratos con ocho laboratorios. La factura ascendió a casi 71.000 millones de euros.
En su momento, esa práctica sin precedentes constituyó una prueba para el futuro de la Europa política. Aunque esas negociaciones tuvieron éxito, es difícil saber si la Comisión consiguió obtener mejores condiciones de los laboratorios durante la negociación que las que cada Estado habría obtenido por separado negociando por su cuenta.
Un obstáculo para responder a esta pregunta clave es la opacidad. En un informe de octubre, el Tribunal de Cuentas de la UE reveló la falta de transparencia de la Comisión en un contrato en concreto, el negociado con Pfizer, y la Fiscalía Europea decidió en octubre abrir una investigación al respecto.
En el caso de las compras conjuntas de munición, las garantías de transparencia son, una vez más, más que inciertas. Josep Borrell, encargado de "coordinar" las entregas de armas a Ucrania desde hace casi un año, nunca ha hecho pública toda la información de la que dispone sobre el volumen de las entregas. Aunque no ha hecho más que respetar las peticiones de confidencialidad formuladas por algunos Estados, entre ellos Francia.
Al problema de la opacidad se añade el riesgo de conflictos de intereses a la hora de saber quién se beneficiará de esta lluvia de miles de millones europeos para armamento. Francia ofrece un ejemplo espectacular. Como reveló recientemente Mediapart, el "Señor Munición" del ministerio francés de las Fuerzas Armadas, encargado por el Estado de estudiar cómo las industrias francesas podrían aumentar sus índices de producción de proyectiles de 155 mm, resulta que es director y accionista de una empresa encargada de producir algunos de esos proyectiles.
A corto plazo, tranquilidad en la industria y preocupación en Moscú
Más allá de los términos de esas compras, que quedan por controlar, el anuncio cumple ya dos objetivos. Al hablar de miles de millones de euros suplementarios para las fuerzas armadas ucranianas, se está enviando a Moscú el mensaje de que Kiev puede, por el momento, seguir contando con sus aliados, mientras que Putin apuesta precisamente por el desgaste de ese apoyo.
El segundo destinatario oculto de este anuncio es la industria armamentística, que, si aún no ha visto ningún contrato, queda tranquila ante las intenciones de Europa de llenar sus carteras de pedidos en un futuro próximo. Josep Borrell, jefe de la diplomacia europea, no oculta este hecho. A principios de marzo, aseguró que este mecanismo pretendía también y sobre todo enviar "una señal clara de la demanda" a las empresas del sector.
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Traducción de Miguel López