Sólo el 4% del contenido sobre vapeo en Tik Tok advierte de sus riesgos
Un informe presentado este viernes por la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), con la colaboración de la agencia de comunicación Lasker, revela el alcance y efectos sobre los jóvenes de entre 18 y 24 años de los contenidos sobre vapeo publicados en la plataforma de TikTok.
El estudio, titulado Influencers y vapeo en TikTok: Impacto en los jóvenes en España, ha analizado una muestra de más de 1200 publicaciones realizadas entre 2022 y 2024 de 154 perfiles de influencers con un promedio de 56.000 seguidores y con más de cinco millones de interacciones entre likes, comentarios, compartidos y guardados. El foco de la investigación se ha situado en dos puntos de interés fundamentales: su audiencia y el carácter de los propios contenidos.
Según informa el Observatorio de la AECC, casi el 20% de los jóvenes españoles consume habitualmente tabaco o alguno de sus derivados y más de la mitad ha probado algún dispositivo electrónico. De hecho, de entre los jóvenes fumadores, uno de cada cinco prefiere ya los vapers a los cigarrillos convencionales.
En cuanto a la influencia de los creadores de contenido en las dinámicas de consumo de tabaco de los jóvenes, el 57,2% de los jóvenes españoles encuestados afirma que personajes públicos como actores, streamers o influencers tienen un impacto directo en la promoción de cigarrillos y similares, incluidas sus alternativas electrónicas.
En el análisis del enfoque de los contenidos alusivos al vapeo, se advirtió una diferencia significativamente grande entre los contenidos en redes sociales que promocionan los vapeadores, el 96%, y los que informan o advierten de sus riesgos, un escaso 4%. Así, el 94% de los contenidos tenían un tono de ocio o directamente comercial y tan solo un 2% tenían una verdadera intención informativa y ofrecían consejos útiles referentes a su compra y utilización. Además, la gran mayoría de contenidos revisados eran explícitos, esto es, en ellos se mostraba o probaba directamente el dispositivo.
Estos datos son especialmente preocupantes si se ponen en relación con un estudio reciente de Stanford Medicine. Según este centro de investigación, los vapeadores pueden ser tan adictivos como el tabaco tradicional. Asimismo, provocan problemas de corazón y circulatorios a largo plazo e incorporan sustancias químicas en sus bases oleosas y aerosoles, como propilenglicol, glicerina vegetal y saborizantes, cuyos efectos son todavía desconocidos sobre el organismo. Los dispositivos electrónicos acaban resultando igual o más perjudiciales para la salud de sus consumidores. Tanto es así, que un vapeador de nicotina desechable de tamaño estándar equivale a entre 37 y 41 cigarrillos convencionales.
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Otro peligro de los dispositivos electrónicos es su fácil accesibilidad para niños y adolescentes. Los vapers, cuya carga fiscal aún no se ha equiparado a la del tabaco convencional, pueden adquirirse a través de internet y se venden en los comercios con normalidad a menores.
Tampoco es especialmente positivo el uso que hacen de ellos los adultos. Según aclaraba el mes pasado el director de Salud Pública del Ministerio de Sanidad, respaldado por la AECC, los vapeadores no pueden considerarse un sustituto saludable o una herramienta de reducción de los daños de los cigarrillos clásicos. Esta información no cuenta con una base científica sólida y fiable. Por tanto, y a pesar de la insistencia de la industria del vapeo, los dispositivos electrónicos no son una solución para dejar de fumar.
Precisamente el último Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo del Ministerio de Salud, propuesto en abril, se propone reducir los riesgos de la venta y consumo de estos dispositivos, hasta ahora menos controlados, a través de su equiparamiento comercial y fiscal al tabaco tradicional.