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"Puedes quemar un cuadro, pero no puedes quemar una canción": la música como resistencia en Palestina

La cantante palestina Reem Kelani.

Leticia Pellicer Franco

Cuando Federico García Lorca creó canciones andaluzas de mujeres mayores, estaba contando la narrativa de su pueblo. Cuando las mujeres escocesas cantan juntas mientras tejen sus tejidos de tweed, están contando la historia de su pueblo. Así de sencillo explica Reem Kelani, cantante, compositora, musicóloga palestina e hija de padres supervivientes de la Nakba, la necesidad de la música en el ejercicio de preservar la identidad de un pueblo. 

Eloud, shebbabeh, rababeh, mijwez, yarghoul, nay, buzuk y el qanoun son algunos de los nombres de instrumentos tradicionales palestinos cuyos sonidos se pueden escuchar en las canciones de artistas en el territorio Palestino ocupado, pero también en la diáspora, como es el caso de Reem, que ejerce su profesión en Reino Unido.

“Mi objetivo es hacer que la gente se identifique con la historia palestina como si fuera la suya propia. Este es el primer paso hacia la humanización del ser palestino. Un ser que ha sido deshumanizado durante mucho tiempo, y todavía lo está. Al humanizar al otro, te humanizas a ti mismo. Al celebrar la historia del otro, celebras la tuya propia”, explica Reem en una entrevista con UNRWA España.

La música y las artes desempeñan un papel fundamental en la preservación del ADN de una nación

Una de las fórmulas que se están llevando a cabo para la preservación de los sonidos palestinos es El Conservatorio Nacional de Música Edward Said, que toma su nombre del intelectual palestino. Se trata de un organismo que pretende reunir a músicos palestinos de todo el mundo, una iniciativa que promueve la supervivencia de la identidad de un pueblo al que el desarraigo persigue desde 1948, y que continúa hoy en día con la actual y brutal ofensiva que sufre Gaza que se ha cobrado ya la vida de 40.000 personas.

Dicha ofensiva está acabando con toda su infraestructura y con las esperanzas de su población. Los trabajadores humanitarios son la columna vertebral de la respuesta humanitaria en Gaza, sin embargo, “para la supervivencia de un pueblo y de su narrativa, es su cultura la que los sostendrá a largo plazo. Ahí es donde la música y las artes desempeñan un papel fundamental en la preservación del ADN de una nación”, tal y como explica Reem. 

En algunos momentos de esta ofensiva, Reem afirma haberse sentido “completamente inútil como música". "Y entonces recuerdo lo que me dijo un superviviente del Holocausto armenio cuando lo entrevisté para mi documental de la BBC sobre música y exilio. Dijo: ‘Puedes quemar un cuadro, pero no puedes quemar una canción", destaca.

La desesperación, la lucha personal, las ofensivas y la pérdida son algunas de las temáticas que también Rawan, cantante y compositora palestina, toca en sus temas. Su música reproduce el folclore palestino y árabe de forma contemporánea y moderna

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“El folclore no es solo una herramienta para documentar cada aspecto de la vida de la cultura de una nación, sino que es una herramienta para documentar la historia, el sufrimiento, la lucha, la revolución de las naciones y, entre todos, los valores humanos”, comenta Rawan a UNRWA España, que actualmente desarrolla un proyecto con Tony Cabo, un músico español, y un músico boliviano llamado El Zuri

Las canciones están siendo utilizadas, especialmente en los últimos meses, como una forma de resiliencia y resistencia contra la opresión: “La música palestina y, especialmente, el folclore, seguirán vivos y resistirán como parte de la cultura del pueblo palestino, por más fuertes que sean los intentos de borrarlo”, continua Rawan. 

Desde occidente tendemos a la idealización de la resistencia pacífica palestina como una anomalía antropológica a estudiar. Sin embargo, para los palestinos y palestinas no se trata de acciones reivindicativas propiamente dichas, sino una forma de vida intrínseca al hecho de nacer palestino. “Cuando mi madre cocina comida palestina, eso es resistencia. Cuando desayunamos aceite de oliva con tomillo (za’atar), eso es resistencia. Cuando mi abuela en Palestina cantaba canciones de despedida al regresar a Kuwait, eso era resistencia. Cuando los poetas palestinos escriben sobre el amor, eso es resistencia. Las canciones no se pueden quemar, eso es resistencia”, concluye Reem. 

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