Carmen de Burgos y María Lejárraga alertan desde la Biblioteca Nacional de los "retrocesos" del siglo XXI

Exposiciones sobre María Lejárraga y Carmen de Burgos

"La libertad de la mujer es un eslabón de la inmensa cadena que va de la barbarie a la civilización". "La causa de todas las mujeres, cualesquiera que sean las divisiones de patria o raza, no es más que una, como solo es una la justicia para toda la humanidad". Es la propia Carmen de Burgos (1867-1932) la que nos habla desde las paredes de la Biblioteca Nacional de España, donde desde este viernes comparte espacio en una exposición doble (que no conjunta) con otra pionera de nuestras letras, activismo y feminismo, María Lejárraga (1874-1974).

"Carmen es la gran figura de la literatura española en el primer tercio del siglo XX, en la edad de plata. Y es también la figura que pone en marcha el feminismo que busca a la mujer moderna, que quiere construirla, una modernidad que construyó en sí misma", resume la comisaria de esta muestra, Concepción Núñez Rey. "María tenía dos preocupaciones fundamentales: la incorporación de la mujer al mundo en general y la reivindicación feminista, y la importancia de la cultura para todo el mundo. Porque ella, siendo maestra, tiene muy claro desde los años 20 que hay que luchar contra el analfabetismo enseñando a los niños con ayuda del Estado porque, de lo contrario, es muy difícil que España crezca", remarca Carmen Domingo, a su vez comisaria de la segunda exposición.

Y decimos segunda porque así están ubicadas, una detrás de la otra, con la primera en un intenso color naranja que contrasta con el verde escogido para Lejárraga. Dos mujeres distintas pero a su manera iguales en ideales. Dos figuras femeninas de especial trascendencia en la España del último tercio del siglo XIX y gran parte del siglo XX, tanto por su contribución a la modernización de la sociedad y al avance en la reivindicación de los derechos de la mujer, como por su extraordinaria labor en el ámbito literario, intelectual, político y cultural de nuestro país.

Coincidiendo en calendario -del 27 de septiembre de 2024 al 5 de enero de 2025-, los dos proyectos coexistirán en el espacio expositivo principal de la Biblioteca Nacional de España en Madrid, la sala Recoletos-Jorge Juan, cada uno con su identidad conforme al discurso ideado por sus comisarias. La simultaneidad temporal y la vecindad espacial de los dos proyectos ayuda a encontrar similitudes en sus apasionantes biografías: grandes escritoras, maestras, polifacéticas y pioneras en diversos géneros, feministas activas, fundadoras de colectivos, tertulias y publicaciones, defensoras del divorcio, implicadas en movimientos de interés político, luchadoras por los valores democráticos, defensoras del voto femenino y de la igualdad social, triunfadoras bajo pseudónimo y relacionadas con las figuras más relevantes del mundo artístico, literario, musical e intelectual de su época, siendo ellas mismas auténticos referentes a nivel nacional e internacional. 

Ambas, bien por la guerra, el exilio, los cambios políticos, la desigualdad de géneros o el tiempo, acabaron acalladas y su legado quedó desdibujado. Estas exposiciones pretenden contribuir a recuperarlo con el reconocimiento que merecen, a través de un recorrido por sus logros más significativos, episodios determinantes de su vida, ámbitos en los que abrieron camino y aquellos en los que fueron más prolíficas, así como rasgos y acontecimientos que definen su trayectoria y su figura.

"Lo importante de este tipo de muestras es que la gente salga con ganas de aprender de esa época, porque nos puede parecer muy lejana pero en realidad no lo es tanto", señala Domingo, quien añade a infoLibre que "si tiras un poco de noticias de actualidad, en muchos casos podrías utilizar textos de mujeres como ellas de los años 20 y 30, de hace un siglo, que nos podrían ayudar a explicar o resolver algunas de las situaciones en las que nos encontramos".

Esto nos da una idea de lo profundo de su batalla cultural y, al mismo tiempo, tristemente, también incluso del "retroceso que estamos viviendo en el siglo XXI respecto al siglo XX en según qué cosas, porque tenemos internet pero en otros asuntos hemos ido para atrás", plantea la comisaria de la muestra de Lejárraga -que cuenta con el asesoramiento de Antonio González Lejárraga, responsable del Archivo María Lejárraga-. "Los primeros años del siglo XX fueron muy interesantes y de mucha implicación. Si se hubieran quedado lamentándose en casa a lo mejor no hubiéramos tenido la mitad de los hechos históricos importantes que hubo en nuestro país", subraya Carmen Domingo.

Núñez Rey, por su parte, destaca a un reducido grupo de periodistas a los que lleva en visita guiada la capacidad de Carmen de Burgos para romper el techo de cristal bajo el que quedaban apresadas tantas mujeres talentosas. Una auténtica pionera, en la acepción literal del término, pues el 1 de enero de 1903 se convirtió en el madrileño Diario Universal en la primera periodista profesional de España y en lengua castellana, "en la primera redactora de un diario en igualdad con los hombres, que va con un fotógrafo a hacer reportajes", bautizada desde ese momento con el seudónimo de Colombine. Poco después se incorporaría como colaboradora semanal al ABC, publicando artículos de "gran contenido social, porque ella va a ser el símbolo femenino del espíritu de regeneración, de los que desean la modernización y europeización de España para sacarla de su atraso secular".

"Es durante años una escritora que publica artículos diarios, que nunca son de relleno, siempre con un espíritu regeneracionista, que la vincula con la corriente de escritores y libre pensadores que buscan esa modernización de España, añadiendo su feminismo, defendiendo que la mitad de la humanidad está sufriendo una discriminación", continúa la comisaria, que recuerda el ambiente totalmente masculinizado en el que se movía y, a pesar de lo cual, pronto empezó a dar sus primeros pasos serios para acabar con el "sometimiento de la mujer", promoviendo por ejemplo un plebiscito para una ley de divorcio. "Así empezaron a llamarla "la dama roja' o 'la divorciadora'", remarca Núñez Rey, quien también recuerda que Carmen de Burgos fue la primera corresponsal de guerra española, enviada a la guerra de Melilla en 1909 por el Heraldo de Madrid.

Carmen Burgos. Colombine. La modernización de España

Estructurada cronológicamente en 20 áreas temáticas, la exposición de Carmen de Burgos, titulada La modernización de España, recorre a través de 165 obras (125 de ellas pertenecen a la BNE) la vida y la obra de esta prolífica autora, cuya obra literaria, con cerca de tres centenares de títulos, abarca novelas cortas y largas, cuentos, ensayos, libros de viaje, biografías, estudios literarios, decenas de traducciones, prólogos, semblanzas, manuales prácticos… Entre las obras expuestas figuran títulos como La mujer moderna y sus derechos, Peregrinaciones. Mis viajes por Europa, Los inadaptados, Los anticuarios o Fígaro, biografía de Larra, fruto del estudio y de los materiales proporcionados por los descendientes del autor, que fue ampliamente elogiada por la prensa. Asimismo, se exhibe un retrato de la autora pintado por Julio Romero de Torres, con un profundo simbolismo, e incluso una máquina de escribir de su propiedad.

"Carmen de Burgos era la figura más emblemática y respetada del feminismo internacional de habla hispana", resalta Núñez Rey, quien se muestra más que orgullosa por haber podido incluir en la exposición un hallazgo inédito muy reciente: una filmación que le hicieron al salir de un acto de la Liga Internacional de Mujeres Ibéricas e Hispanoamericanas en plena República. "Aparece Carmen diciendo '¡Viva la República!' en un noticiero americano que alguien ha encontrado y nos lo ha hecho llegar. Es impresionante porque, imagínense, después de tanto tiempo estudiándola, encontrar la voz aunque sea un trocito y el movimiento de su cara", remarca.

María Lejárraga. Una voz en la sombra

María Lejárraga, Carmen de Burgos y todas las olvidadas del 98: "Una generación de pioneras"

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Como es bien sabido, a pesar de su indudable talento, María Lejárraga ocultó su nombre tras el de su marido, Gregorio Martínez Sierra, en la firma de gran parte de sus obras (a pesar de lo cual jamás dejó de cobrar sus derechos de autor, como ha asegurado su sobrino nieto y responsable de su archivo). A través de una cuidada selección de manuscritos, fotografías, objetos personales y testimonios- un total de 256 obras, de las cuales 99 pertenecen a la BNE- esta exposición, llamada genéricamente Una voz en la sombra, nos descubrirá diversas facetas de su vida y su prolífica obra. 

Una de las piezas destacadas de la muestra, de hecho, prestada por el Archivo María Lejárraga, es el documento original en el que Gregorio Martínez Sierra reconoce que todas sus obras han sido escritas en colaboración con su esposa, María Lejárraga, fechado el 14 de abril de 1930 y suscrito por Eusebio de Gorbea y Enrique Ucelay como testigos. También se expone el libreto, junto a la partitura, de El amor brujo, fruto de la colaboración del matrimonio Lejárraga con Manuel de Falla, con quien habían contactado en París a instancias de Joaquín Turina. Y una curiosidad que es otra similitud con Carmen de Burgos: también puede verse una máquina de escribir de 1915 en la que dejó para la posteridad negro sobre blanco algunas de sus obras.

"Carmen igual queda un poco más lejos, pero María tiene textos que si lees ahora sin decir que son suyos funcionan igual", señala Domingo, quien anima a los editores a "sentarse en una biblioteca a leer libros de aquella época" porque "si te sientas a leer obras de teatro de los años 20 y 30 por lo menos sacas dos o tres que podrían trasladarse a hoy y funcionar perfectamente". "Hay textos que sorprenden mucho y encajan ahora, por desgracia", apunta, para acto seguido rematar: "No toda la obra, pero buena parte de ella merece la pena leerse hoy porque está de actualidad".

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