El prestigioso historiador al que Meloni sienta en el banquillo: "Decir que es una neonazi no es una injuria"

El historiador italiano Luciano Canfora

Luciano Canfora deberá comparecer este próximo 7 de octubre, a sus 82 años, ante los tribunales tras la querella interpuesta contra él por Giorgia Meloni, quien acusa al historiador y profesor emérito de la Universidad de Bari de difamación por referirse a ella como una "neonazi de corazón" durante una conferencia en el Liceo Scientifico E. Femi en abril de 2022, cuando la hoy primera ministra italiana era jefa de campaña de Hermanos de Italia, el partido conservador de ideología nacionalista con el que poco después llegaba al poder. Ante los asistentes, el erudito filólogo también se refirió a la dirigente política como "pobrecita" y "mentecata peligrosísima".

Se muestra cauto Canfora (Bari, 1942), como es lógico, ante su cita con el juez, por lo que se limita a comentar a infoLibre que en estos momentos están "ampliando la base documental" para apuntalar su defensa. "No se interviene en los procesos judiciales cuando están abiertos, por lo que no puedo incurrir en indiscreciones, pero el trabajo parece satisfactorio", apunta, con reservas, ante un proceso en el que Meloni le pide 20.000 euros de resarcimiento por lo que ella considera, curiosamente, un gravísimo insulto.

Sin querer anticiparse a un posible veredicto, sí que señala que el modelo judicial italiano "prevé numerosas fases". "Por lo tanto, el camino es muy largo y cualquier conjetura sería prematura", indica, para acto seguido, esto sí, plantear: "Neonazi es una categoría política: para algunos es una categoría positiva, para otros negativa. Sin embargo, no pertenece al ámbito de la injuria. De la misma manera se pueden juzgar términos como neojacobino, neoliberal, neotomista, neoestalinista, neobolchevico, etcétera".

Considerado uno de los historiadores más prestigiosos tanto en Italia como a nivel internacional, Canfora dirige la revista 'Quaderni di storia' y es colaborador de 'Corriere della Sera' y otros medios diversos. Autor prolífico, ha sido traducido a numerosos idiomas, destacando entre sus títulos publicados en español La historia falsa y otros escritos (Capitán Swing, 2014), Libro y libertad (Siruela, 2017) y La máscara democrática de la oligarquía (Trotta, 2020).

A esta lista de obras en castellano se incorpora ahora El fascismo nunca ha estado muerto (Bauplan, 2024), publicado originalmente el pasado en enero por Edizioni Dedalo y traducido también a inglés, francés y alemán. Una magnífica acogida por su solidez, agudeza y claridad, así como por la circunstancia de actualidad no buscada que ha resultado ser la querella de Meloni, la líder de ultraderecha que parece empeñada en personificar (y lo hace) todas las argumentaciones de Canfora.

"Me doy cuenta de que inevitablemente todos los movimientos políticos se transforman y tienen una capacidad de adaptación a la realidad contingente, aunque conserven algunas características de base", explica el profesor, para quien es una "obviedad" que el "fascismo sobrevivió a la derrota militar del Eje y de Japón entre abril y agosto de 1945". "Tal afirmación, en España especialmente, no debería suscitar asombro, puesto que el franquismo vivió y dominó España durante treinta años pasado el verano de 1945", destaca, añadiendo: "Generalmente, el peronismo argentino, con sus propias peculiaridades, se considera otra forma paralela de fascismo europeo. Sigue vivo todavía en la actualidad".

En cuanto a Italia, recuerda que el fascismo se reconstituyó como partido político ya a finales de 1946 y "participó regularmente" en las campañas electorales, entró en el parlamento, en 1960 formó parte de la mayoría de gobierno y, mientras tanto, dio vida a "movimientos semilegales de carácter subversivo". A estos movimientos y organizaciones "semilegales" se les atribuye, según destaca, la "responsabilidad del terrorismo 'negro', obstinado y peligroso, que tuvo éxito porque contribuyó a la derrota y extinción de la llamada Primera República".

Y todavía continúa: "El gran recurso del neofascismo legal italiano y de la clandestinidad fue la relación cada vez más estrecha con las realidades del otro lado del Atlántico: de los servicios secretos a los informes oficiales, facilitados gracias a la decisión tomada por la administración estadounidense a mediados de los años cincuenta de establecer una estrecha colaboración con el gobierno franquista español. La conversión atlántica del neofascismo es su elixir de vida".

En El fascismo nunca ha estado muerto, Luciano Canfora, uno de los más prestigiosos filólogos e historiadores del mundo clásico, traza la historia contemporánea del fascismo, obteniendo una definición operativa del mismo que le permite, a su vez, exponer las concomitancias del fenómeno fascista prebélico y el posfascismo actual, el latente y el manifiesto. También constatar, en menos de cien páginas, lo que para él supone uno de los grandes males de nuestro tiempo: la consolidación de la extrema derecha como opción política. 

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Un afianzamiento y un fortalecimiento que se manifiesta en el mundo actual con alarmante claridad principalmente porque, en contra de algunas teorías, el fascismo no se extinguió en 1945, sino que es adaptó para garantizar su supervivencia en espera de tiempos más propicios. Como por ejemplo este, cuando vemos que las formas concretas en las que "se manifestará y ya se está manifestando el predominio del neofascismo concierne, por ahora, al fortalecimiento de las leyes policiales, al crecimiento del control sobre los medios de comunicación o el contraste hacia órganos de control" como el Tribunal de Cuentas, que Canfora considera "fundamental" para todo el funcionamiento de la máquina estatal.

Un horizonte más de presente que de futuro ante el que aún cabe, en su opinión, cierto margen para el optimismo a pesar de que "lamentablemente en Italia, como también en otros lugares, lo que una vez se llamó izquierda está claramente en declive en cuanto a ideas y programas, y tal vez también en la voluntad de lucha". "Pero la historia está en movimiento constante y por lo tanto, pese a que los tiempos son difíciles, podemos esperar que las cosas cambien si cambian los equilibrios internacionales", termina.

Esta no es la primera vez que Meloni recurre a los tribunales contra quienes la insultan. Así las coss, hace ahora un año, el Tribunal de Roma condenó al escritor antimafia Roberto Saviano a pagar 1.000 euros por haberla difamado llamándola “bastarda” al criticar sus posturas contra la inmigración.

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