24 de septiembre de 1810: la ignorada Primera República

José Enrique Centén Martín

La monarquía de Carlos IV da paso al Príncipe de Asturias, que reina como Fernando VII. El rey, reconocido como legítimo, pero ausente en su retiro de Valençay (Francia), es protagonista destacado y silente de una revolución liberal y de unas Cortes constituyentes y constitucionales, a las que pone fin a su regreso a España en 1814

Las Cortes Generales y extraordinarias celebran su primera sesión el 24 de septiembre de 1810 en el Teatro Cómico de la Real Isla de León (actual ciudad de San Fernando, Cádiz). A partir del 24 de febrero de 1811y hasta el 25 de septiembre de 1813 se reúnen en el Oratorio de San Felipe Neri, en la ciudad de Cádiz; formaron parte de ellas 702 diputados, que son eclesiásticos, abogados, catedráticos, militares, nobles y el estado llano. 

La constitución de un nuevo Régimen conlleva reformas legislativas importantes. Destaca, en primer lugar, el decreto que establece la soberanía nacional y la división de poderes, brillantemente defendido y entre los primeros decretos debatidos, está el de «libertad política de la imprenta», aprobado en la Real Isla de León el 19 de noviembre de 1810.

El rey, reconocido como legítimo, pero ausente en su retiro de Valençay (Francia), es protagonista destacado y silente de una revolución liberal y de unas Cortes constituyentes y constitucionales, a las que pone fin a su regreso a España en 1814

La Constitución fue promulgada el 19 de marzo de 1812 (conocida como La Pepa). Pero Fernando VII la deroga en 1814, de nuevo, está en vigor durante el Trienio Liberal (1820-1823) y, brevemente, en 1836.

En la última sesión del 10 de mayo de 1814, se da cuenta de la llegada de Fernando VII a Játiva en su camino de regreso de Francia a España. El 2 de abril, 69 diputados firmaron el conocido como «Manifiesto de los Persas» solicitando a Fernando VII la vuelta al Antiguo Régimen y la abolición de la Constitución de 1812. El Manifiesto toma el nombre de la costumbre de los antiguos persas de tener cinco días de anarquía tras la muerte del Rey, cuando volvió de Francia, parte de sus seguidores se abalanzaron a los caballos de su carroza y unos voluntarios hicieron de cuadrúpedos a la vez que gritaban "¡¡Vivan las cadenas!!". Mayor elogio al absolutismo y rechazo a la Constitución es difícil de encontrar en la Historia de España, iniciándose una brutal represión sobre los liberales y decretos aprobados en 1812 y por supuesto a su Capítulo I artículo 2º, en la imagen.

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José Enrique Centén Martín es socio de infoLibre.

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