Cinco horas
¿Pero qué coño hizo durante cinco horas? ¿Dónde estuvo? ¿Con quién? ¿Nadie lo sabe? ¿No? ¿No hay forma de saberlo? ¿Nadie puede decirlo? ¿Echó una siesta? ¿Echó un polvo? ¿Se fue al cine? ¿Se fue a jugar a un bingo?
¿Durante cinco horas no lo vio nadie? ¿Nadie en toda la ciudad puede decir qué hizo? ¿Dónde estuvo? ¿Con quién? ¿Tanto miedo le tienen? ¿Se escondió en el subsuelo? ¿Alquiló un reservado? ¿No pidió en cinco horas nada para beber donde estuviera? ¿Nadie le preparó un gin-tonic? ¿No se lo sirvió nadie?
Se ha de acabar sabiendo dónde estuvo, con quién, durante cinco horas mientras otros se ahogaban, mientras otros morían
Cinco horas, cinco horas, trescientos minutazos, ¿y en toda la ciudad nadie sabe qué hizo? ¿Dónde estuvo? ¿Con quién? ¡No nos tomen por tontos!
Hay quien lo sabe. Y hay quien sabe quién lo sabe y se calla. Como él, que por algo se calla e inventa cada día una versión distinta. Pues no le ha de valer.
Se ha de acabar sabiendo dónde estuvo, con quién, durante cinco horas mientras otros se ahogaban, mientras otros morían.
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Jesús Munárriz es socio de infoLibre.