Librepensadores

Sobre la democracia, los ciudadanos, los partidos y los pactos

Ángel Díez de Miguel

Hemos asistido a la constitución de los ayuntamientos, seguimos pendientes de los gobiernos de las CCAA que se votaron conjuntamente el 26M y entretanto seguimos mareando la perdiz con el Gobierno de la nación que votamos hace casi dos meses. Es evidente que los gobiernos de los ayuntamientos y de las CCAA se deciden en clave nacional y que el Gobierno de la nación igualmente entra en el tablero del resto de poderes del Estado. Pero viendo todo esto me pregunto si la democracia, la voluntad popular, no estará siendo violentada. ¿De qué nos sirven a los ciudadanos las distintas elecciones? ¿Alguien en su sano juicio puede considerar que los ciudadanos de Granada se pueden sentir representados por el líder de un partido que solo ha obtenido 4 de los 27 concejales? ¿O que los ciudadanos de Palencia pueden hacerlo siendo su alcalde un señor que solo cuenta con 3 de los 25 concejales? Y si esto es grave, aún lo es mucho más cuando sabemos o suponemos que la decisión se ha tomado en Madrid.

Madrid, la capital, tiene unos 3.500.000 habitantes de los 47.000.000 que tiene España. ¿De verdad se puede considerar democrático que poco más del 7% de la población tenga esa enorme influencia sobre el resto de la población del territorio del Estado? Ahí se incluye el Gobierno de la nación, donde las instituciones gubernamentales están centralizadas en su mayor parte, y que vemos como normal aunque nos desvertebre como país al generar áreas con los problemas inherentes a la superpoblación, y al lado enormes extensiones vaciadas de población y de igualdad de derechos y oportunidades.

Lo que todavía es más sorprendente es que los gobiernos de las CCAA se configuren en función de los intereses de las cúpulas de los partidos, que generalmente están en Madrid, cuando lo democrático debería ser que ese nivel de gobierno, ese nivel de autonomía, se gestione desde las propias CCAA. ¿Alguien se imagina decidiendo el Gobierno de Cataluña o Euskadi desde Madrid? ¿Por qué lo que no es razonable para esas comunidades sí lo es para el resto?

Respecto a los municipios, el caso es aún más sangrante. No tiene ningún sentido que el alcalde de mi ciudad o de mi pueblo termine decidiéndose en Madrid, entre otras cosas porque solo desde la proximidad se pueden entender muchos de los problemas y las soluciones que se pueden adoptar.

Era algo sabido, pero el espectáculo al que hemos asistido y seguimos asistiendo nos debería hacer reflexionar sobre el concepto mismo de democracia. Nuestra Constitución dice textualmente, artículo 1.2: "La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado". Nuestro sistema electoral no elige alcaldes ni presidentes, elegimos representantes, concejales o diputados y luego ellos eligen al alcalde o al presidente del Gobierno. Este sistema, frente al presidencialismo, ofrece pluralidad y permite que pueda ser alcalde o presidente no quien tenga más votos, sino quien tienen más acuerdos, es decir, quien configura mayorías. Pero incluso dentro de esas mayorías, existen minorías mayoritarias, lo que no tiene sentido es que por cambalaches partidarios estatales se nombre máximo representante de un municipio a quien es minoría dentro de la mayoría lograda en los acuerdos. Eso tiene poco que ver con el texto constitucional citado más arriba. Volviendo a los ejemplos de Palencia o Granada, no parece razonable que el máximo representante en ambas ciudades sea una persona que ha obtenido menos de un 15% de votos, cuando en ese mismo bloque ideológico existen otras minorías mas mayoritarias que han obtenido más del 25%.

Es urgente que nuestros representantes en el poder legislativo entren a fondo a revisar nuestro modelo democrático, desde la Constitución a la ley electoral, desde el modelo de Estado, haciendo que sea realmente descentralizado, hasta la jefatura del Estado. El barco común tiene ya demasiadas vías de agua en compartimentos clave para su flotabilidad, problema territorial, desigualdad entre ciudadanos y regiones, calidad medioambiental, sostenibilidad de la economía social. Por si todo esto fuera poco, existen riesgos ciertos de retroceso democrático por la entrada de la ultraderecha en las instituciones, y especialmente por la cobertura y limpieza de cara que les facilitan los otros dos partidos de la derecha. ___________________

Ángel Díez de Miguel es socio de infoLibre

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