CALIDAD DEMOCRÁTICA

La calidad democrática a examen: suspenso para PP y Vox y buena nota para los comunes, Compromís e IU

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene durante una sesión de control al Gobierno, en el Congreso de los Diputados, a 9 de octubre de 2024, en Madrid (España).

Los partidos políticos españoles reciben un aprobado raspado en calidad democrática, concretamente, de media, un 5,5. Así lo indica el Ranking 2024 sobre la calidad democrática de los partidos políticos españoles, realizado por +Democracia. De las formaciones estudiadas, donde no se incluye Sumar, los comunes, Compromís, PSOE, Bildu, IU, Mas Madrid, Podemos y ERC se encuentran por encima de este promedio, mientras Junts, BNG, PP, PNV, Coalición Canaria y Vox se sitúan por debajo del mismo.

De los partidos, solo tres –Comunes (8,3), Compromís (7,4) e Izquierda Unida (7,1)– han logrado el notable, mientras que los tres peores han sido PP, Coalición Canaria y Vox, con un 4,1, un 3,9 y un 1,3, respectivamente.

Los resultados del estudio han sido presentados este martes en Madrid por Cristina Monge, politóloga, presidenta de +Democracia y columnista de infoLibre; Enrique del Olmo sociólogo y director del estudio; y Joan Navarro Martínez, vicepresidente de +Democracia y profesor de ciencia política en la Universidad Complutense de Madrid, que también han trasladado las conclusiones de Manuel Villoria, politólogo y profesor de la URJC. Entre ellas, alertan de la escasa calidad democrática de las formaciones políticas españolas.

El objetivo del estudio, según Monge, es “ayudar a nuestros partidos, actores fundamentales de nuestro sistema democrático, a hacerlo mejor”. Para ello, los investigadores han analizado dos aspectos: “su penetración e influencia en distintos aspectos de la sociedad y sus mecanismos de organización interna”, señala Del Olmo. 

Se trata de un informe anual que dejó de elaborarse en 2017, debido a los constantes cambios en el sistema de partidos español. Después de siete años,  los investigadores apuntan que “se ha avanzado en la formalización de derechos, en la medida en que es escribir papeles”, pero, a su vez, se observa un “deterioro de sus mecanismos internos”, según Del Olmo.

Esto quiere decir que, mientras las notas más altas se registran en los apartados de códigos éticos, responsabilidades de los cargos públicos y ejecutivos y autonomía territorial, la mayoría suspenden en organización interna y sistema de elección de los cargos públicos.  

Sólo un 7% confía en las formaciones políticas

Este estudio complementa a los resultados del CIS, que señalan que sólo un 7% de la población española confía en los partidos políticos. Esto, explican los investigadores, nace de la crisis de 2008, cuando se registró una caída muy abrupta de los índices de confianza, de la que la política española ha sabido recuperarse.

Según Monge se debe, en cierto modo, al trato privilegiado que tienen los partidos desde la transición democrática, cuando “eran sinónimo de pluralismo y diversidad”. Sin embargo, a día de hoy “las comunidades de vecinos están sometidas a una mayor regulación legal que los partidos políticos”, cita, haciendo referencia al libro Desprivatizar los partidos, de Navarro y José Antonio Gómez Yáñez. 

Los partidos no cumplen “ni con sus propios estatutos”

Entre las conclusiones, se plantea que, en muchas ocasiones los partidos no cumplen “ni con sus propios estatutos”. Algunos ejemplos de ello se dan en los partidos más grandes, ya que, señala Navarro, los más pequeños “suelen ser de más fácil manejo". 

En la derecha, el PP ha elegido a algunos de sus líderes en congresos extraordinarios, en contra de los que dicen sus estatutos y vulnerando así los derechos de los afiliados. Vox, por su parte, decidió no someter a votación la candidatura de Santiago Abascal y prolongar su candidatura hasta 2028, algo similar a lo que hicieron en 2020,  cuando también se optó por la proclamación directa. 

En la izquierda, el PSOE realizó cambios en la Ejecutiva Federal en una Convención Política celebrada en A Coruña, cuando esas decisiones, señalan los estatutos de la formación, solo se pueden tomar en un Congreso ordinario o extraordinario. 

La formación Podemos tampoco se libra del señalamiento por falta de calidad democrática. A diferencia del PSOE, sus fallos principales no han sido de organización interna, sino de vulneración de los derechos de los afiliados. Realizaron expulsiones desde la dirección federal que afectaron a territorios como Asturias, Madrid, Andalucía y Cataluña. “No es que los partidos no puedan expulsar a militantes y cargos, lo que ocurre es que tenían unos procedimientos que no se han seguido”, explica Navarro.

Recomendaciones para mejorar en calidad democrática

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Para evitar este tipo de situaciones y sacar más nota en los próximos estudios de calidad democrática, +Democracia plantea una serie de recomendaciones como son celebrar Congresos de los partidos cada, máximo, dos años, convocar reuniones más periódicas de los órganos de control de las direcciones y establecer más garantías de pluralidad y diversidad dentro de los grupos. 

Asimismo, inciden en que se cumplan con los mecanismos, reflejados en los estatutos, de defensa de los derechos de los afiliados, mejorar en materias de transparencia y rendición de cuentas y garantizar la independencia de los comités de ética de las formaciones respecto de los órganos ejecutivos. 

Por otro lado, inciden en que se mejoren los procesos de primarias, que necesitan superar los “efectos no deseados que favorecen la concentración de poder”. Eliminar las barreras a la presentación de candidatos y favorecer a la igualdad de medios y visibilidad de los mismos son algunas maneras que, plantean, puede favorecer al cumplimiento de esta recomendación.

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