Lamer, morder, enfangar, degradar

Antonio García Gómez

“Lamer la piel de quien amas, lamer el plato, pegar sellos, usemos la lengua para todo menos para herir”. (Gloria Fuertes).

Y, sin embargo, parece que algunos, nunca serán demasiado pocos, pretenden herir, degradar, enfangar y mentir, y sobre todo acusar al otro de los propios entuertos que les presentan avinagrados, con tan mala baba como para no decidirse a condenar que se “apalee” siquiera a un muñeco, para celebrar la noche última del año.

Hay que estar muy averiado políticamente, o ser muy cobarde como cómplice necesario, o muy retorcido moralmente para imaginar y animar tanta necesidad de hacer todo el daño mayor posible al contrario.

Con tanto iluminado cercado por su propio entrecejo fruncido, en actitud permanente de enfado altivo y sobreactuado, en posesión de sus mantras y soflamas, sin caer en la cuenta de que esa actitud puede ser muy perjudicial para la salud propia, e incluso para la de los otros. Fiándolo todo al descarrilamiento del propio Sistema, en nombre de ese Sistema, al que veneran a los pies de una manoseada Constitución, apuntándose ahora, PP y Vox, lo mismo da, a la posible ilegalización de quienes pretendan algo distinto a la uniformidad de la ideología preferente, a efectos de conseguir y practicar una democracia “muy domesticada”.

Mientras tanto, ya desde el mismo cogollo del gobierno judío, por ejemplo, se aboga, no se oculta, por que la solución del conflicto actual será “la deportación” masiva

Decía hoy Cuca Gamarra, del PP: "nuestro enemigo político no es Vox”. Pues apañados van esos representantes inaccesibles al desaliento, en su cruzada fatigosa por negar la realidad de las cosas buenas y hacer encarte de lo que puede dolernos a todos, principalmente a los más vulnerables, “allá se jodan”.

Y si para la fecha que nos compete aún no se han enterado de la inmundicia que trae consigo la extrema derecha, ultramontana, desenvainada y retrógrada, pues poco se podrá hacer, ni siquiera intentar debatir o razonar. Aunque como decía hace poco el expresidente Zapatero, la receta podría ser: “cuanto más insultos más cultura, cuanto más machismo más feminismo”, cuanto más odio más poemas, cuanto más racismo más poemas, cuanto más aporofobia más poemas,… por ejemplo, “para aprender a no herir”.  

Y ni un paso atrás, siquiera para sentirnos más humanos.

Mientras tanto, ya desde el mismo cogollo del gobierno judío, por ejemplo, se aboga, no se oculta, por que la solución del conflicto actual será “la deportación” masiva y obligada de cerca de dos millones de gazatíes, quedándose apenas con doscientos mil, supongo que para los trabajos indeseables, dóciles y sometidos.

Vaya panorama, y es que lo más triste es que esta gente no engaña, como resulta igualmente en nuestro país, donde la carcundia de la derechona no debería engañar a nadie, salvo que no nos importe volver a enarbolar el grito desenfocado de ¡vivan las “caenas”!

Porque como decía Javier Aroca: “están rabiosos porque no podrán hacerse cargo de los fondos europeos”, tan prosaico como resultaría hacerse, además de con el poder, con el dinero.

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Antonio García Gómez es socio de infoLibre.

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