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Pablo Iglesias, de Madrid al cielo

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Rafael Sánchez Sánchez

Casi desde el momento en que Pablo Iglesias hizo el sorpresivo anuncio de su candidatura a las elecciones de la Comunidad de Madrid del próximo 4 de mayo, estuvo claro el verdadero motivo por el que ha dado este paso el emblemático líder de Unidas Podemos. La presencia de la formación morada en el gobierno de coalición no ha dado los resultados electorales esperados, más bien al contrario. Todos los sondeos sitúan a Unidas Podemos en cuarto lugar, detrás de Vox y con el “agonizante” Ciudadanos pisándoles los talones. Por el contrario, el PSOE encabeza las encuestas, a pesar del desgaste que supone gobernar gestionando la más grave pandemia ocurrida en nuestros país en los últimos cien años.

Pero más allá de los estudios demoscópicos los resultados obtenidos por Unidas Podemos en las recientes elecciones de Galicia y el País Vasco han confirmado la debacle en las urnas del partido de Pablo Iglesias. El último aviso, y confirmación de esta tendencia, han sido los comicios catalanes donde gracias al papel jugado por Iglesias, a duras penas En Comú Podem ha conseguido “salvar los muebles”. Estos antecedentes, unidos a encuestas, con las que seguramente cuentan los estrategas de Podemos, alertan de un alto riesgo de que la formación morada se quede fuera de la Asamblea de Madrid en las elecciones del 4 de mayo, si no consiguen un 5% de votos. Este es sin duda el motivo por el que Pablo Iglesias ha decidido presentar su candidatura, iniciativa que se ha convertido en una auténtica bomba informativa y política cuyas consecuencias no se verán hasta después de las elecciones madrileñas.

El siguiente tema planteado por Iglesias en su camino hacia el Parlamento autonómico ha sido la propuesta a Más Madrid de ir en coalición y la elección del candidato en unas primarias. La respuesta de Mónica García, portavoz de Más Madrid en la Asamblea de Madrid, ha sido clara y contundente, rechaza la coalición con Unidas Podemos utilizando un argumento muy manido en los últimos tiempos, las series televisivas, “Madrid no es una serie de Netflix”. La candidata de Más Madrid completa su respuesta con un argumento feminista, quizá innecesario en este caso. En relación con las coaliciones conviene recordar que Iglesias es reincidente en esta fórmula política. En las elecciones generales de junio de 2016 concurrió en coalición con Izquierda Unida para conseguir el ansiado sorpasso al PSOE y fracasó en el intento.

Otro aspecto importante de la cita electoral del 4 de mayo es la candidatura socialista, que de nuevo encabeza Ángel Gabilondo. Al portavoz y líder del PSOE en la Comunidad de Madrid se le ha tildado de “hombre tranquilo “y de no hacer oposición a Ayuso, pero la realidad es que con él a la cabeza el PSOE fue el partido más votado en las anteriores elecciones. La incógnita, y posible sorpresa, es quién irá de número dos con Gabilondo. Aunque según las encuestas no es previsible que repita resultados, si puede ser el partido más votado de la izquierda. Si la suma del PSOE, Más Madrid y Unidas Podemos supera a los escaños que consigan PP, Vox y Ciudadanos, Pablo Iglesias se enfrentaría a la tesitura de apoyar la posible investidura de Gabilondo, porque de no hacerlo facilitaría la continuidad de Isabel Díaz Ayuso en la Puerta del Sol. Además, no es descartable que Ciudadanos se abstenga si quien opta a la investidura es Gabilondo. Debe tenerse en cuenta en este sentido que -salvo sorpresas de última hora- ha terminado ya la “fuga” de diputados de Ciudadanos hacia el PP, y que su única opción, si no quieren desaparecer como partido político, es un acercamiento al PSOE, que de hecho ya se ha dado en la fracasada moción de censura al gobierno del PP en Murcia.

Otra nota característica de esta inesperada cita electoral es la polarización. En el propio anuncio del adelanto de las elecciones Ayuso introdujo intencionadamente las dos opciones que ofrecía al electorado madrileño, “socialismo o libertad”. Cuando entró en escena Iglesias modificó el mensaje, “comunismo o libertad”, y sin duda disfrutó al hacerlo porque recurrir al miedo, al “fantasma del comunismo”, es una eficaz forma de atraer votantes. Pero más allá de que esto, evidentemente, forma parte de la estrategia diseñada por Miguel Ángel Rodríguez, la dicotomía no es tal o al menos no debe serlo.

En el escaparate político del 4 de mayo, además de Ayuso e Iglesias, están el resto de las fuerzas políticas, tanto de la izquierda como de la derecha y la extrema derecha, pasando por el PSOE del “soso y tranquilo” Gabilondo. Además, y con seguridad serán unos eventos importantes, habrá debates electorales en los que intervendrán todos los candidatos. Por supuesto no habrá, ya les gustaría, un cara a cara entre Ayuso e Iglesias. Un dato importante a tener en cuenta con relación a los debates electorales es que la capacidad oratoria y argumental de Pablo Iglesias supera con creces a la de Ayuso. Son famosos los errores y los torpes discursos de la singular líder del PP, así como su nula capacidad de improvisación, si se tiene que mover sin papeles o sin la ayuda de su eficaz asesor de cabecera. Por otra parte, Mónica García, candidata de Más Madrid, es una dirigente consolidada que ha fortalecido la presencia de la formación de Íñigo Errejón en la Comunidad de Madrid. Sobra decir que Ángel Gabilondo tiene garantizada su imagen de moderación y de solidez política, aunque no haya destacado en su papel de líder de la oposición en la Asamblea de Madrid.

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Lo que si resulta evidente es que la presencia de Iglesias en las elecciones del 4 de mayo tiene un doble efecto. Por una parte, se convertirá en un factor movilizador del electorado de Unidas Podemos, ante el riesgo de no tener presencia parlamentaria y de que Vox pueda entrar en el gobierno de la Comunidad de Madrid. Pero al mismo tiempo puede provocar un incremento del apoyo electoral de Ayuso, que ya adelantan las encuestas, y también de Vox, a pesar de que la líder del PP en Madrid ha conseguido eclipsar al partido de Abascal y a su candidata Rocío Monasterio.

En el congreso fundacional de Podemos, Pablo Iglesias pronunció una emblemática frase inspirada en el marxismo: “El cielo no se toma por consenso: se toma por asalto”. No sabemos si Iglesias tomará el cielo en Madrid el próximo 4 de mayo, a ello viene dispuesto. Su objetivo es que Unidas Podemos siga en la Asamblea de Madrid y que Ayuso salga de la Puerta del Sol. Todo es posible, Iglesias tiene el “cielo” al alcance de la mano, pero también corre el riesgo de descender a los infiernos o de quedarse simplemente en el paraíso. Atentos.

Rafael Sánchez Sánchez es analista político y socio de infoLibre

Casi desde el momento en que Pablo Iglesias hizo el sorpresivo anuncio de su candidatura a las elecciones de la Comunidad de Madrid del próximo 4 de mayo, estuvo claro el verdadero motivo por el que ha dado este paso el emblemático líder de Unidas Podemos. La presencia de la formación morada en el gobierno de coalición no ha dado los resultados electorales esperados, más bien al contrario. Todos los sondeos sitúan a Unidas Podemos en cuarto lugar, detrás de Vox y con el “agonizante” Ciudadanos pisándoles los talones. Por el contrario, el PSOE encabeza las encuestas, a pesar del desgaste que supone gobernar gestionando la más grave pandemia ocurrida en nuestros país en los últimos cien años.

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