‘El jardinero’ o la esquiva fórmula del éxito

Cartel de la serie 'El jardinero'.

Una serie española rivaliza con Black mirror por ser lo más visto de Netflix en todo el mundo. El jardinero, intriga romántica contada en seis episodios, lleva más de cincuenta y siete millones de horas vistas. Está además en el top 10 de 84 países y en 46 de ellos es la serie más vista esta semana.

Una proeza que confirma que tiene elementos que conectan con los públicos de culturas tan distantes como Argentina o Alemania, Perú o Francia, Marruecos o Pakistán.

Un protagonista incapaz de sentir emociones

El jardinero cuenta la historia de una madre y un hijo que sufrieron un accidente. Elmer, el hijo, entonces un niño, vio afectado su cerebro y perdió sus emociones. Su madre utiliza este nuevo rasgo para convertirlo en asesino. En el comienzo de la serie todo cambia para el chico. Su cerebro y el hecho de que se enamora de su próxima víctima.

A posteriori es fácil encontrar las razones para su éxito, pero hay que admitir que la propuesta podía no haber caído en gracia. La ambigüedad moral de sus protagonistas y el hecho de que a pesar de sus sólidas carreras sus intérpretes no sean grandes estrellas podría haber sido un lastre.

Tampoco cuenta la serie con la famosa propiedad intelectual previa, estar basada en un libro de éxito o ser secuela de una franquicia popular que le permita contar con públicos seguros que además correrán la voz de su estreno. Nada de eso.

Una serie negra contada desde un ángulo diferente

Pero ha sabido dar una gran vuelta a uno de los géneros más trillados, la serie negra. En lugar de un policiaco Miguel Sáez Carral, el guionista, acompañado por Isa Sánchez, ha optado por hacer protagonistas a los asesinos y a jugar con la moralidad de los espectadores. Lo hemos visto en títulos como Dexter, pero desde luego no es lo usual.

Aunque reprochemos sus actos, no podemos evitar empatizar con sus problemas, porque la serie nos conduce hábilmente a ello. Lo hace saltándose la lógica cuando le conviene, pero manteniendo un ritmo perfecto que anima a seguir y seguir viendo.

Personajes a los que la cámara quiere

Y lo hace con personajes interesantes, originales y resultones. Personajes a los que la cámara quiere y que forman un reparto muy Netflix. De ellos, tres son los principales que se reparten el protagonismo.

En primer lugar, Elmer, interpretado por Álvaro Rico. El actor de 28 años ha participado en numerosas producciones, pero su mayor reconocimiento fue en Élite, otro gran éxito español en la plataforma. Tiene un rostro magnético que aguanta perfectamente estar siempre en pantalla.

Una madre manipuladora diferente

Su madre está encarnada por Cecilia Suárez. Esta mexicana hace una rica interpretación en esta serie, la llena de interés y matices. Destacada actriz teatral ha participado en numerosísimos filmes y un buen puñado de series. La casa de las flores, un culebrón auto irónico, también en Netflix se convirtió una de las más destacadas.

Aquí es perfectamente capaz de introducir en su personaje bondad, maldad, un sutil humor, y una capacidad manipuladora en absoluto simplona. Se convierte así en una de las grandes bazas del título.

Una cara con ángel

Completa el trio protagonista Catalina Sopelana, una cara con ángel. Una buena actriz perfecta para unos tiempos en los que a lo mejor se ve una serie desde el teléfono y por tanto se priman los primeros planos a la hora de contar la historia.

Esta cámara cercana es la que se emplea en El jardinero, que añade a ese ritmo en el que no paran de sucederse los giros, las reacciones de sus protagonistas a través de sus expresiones. Quizá ahí resida una parte de su excepcional éxito.

Giros de guion que invitan a seguir viendo

Ha conseguido contar unos hechos de forma adictiva, siempre con alguna información nueva por conocer. Y lo ha hecho de forma muy visual añadiendo aspectos psicológicos y románticos que no dejan indiferente a la audiencia. Además, los seis episodios, que suman cuatro horas con cuarenta minutos, la convierten en una muy buena opción para verla en atracón.

Su mezcla entre luz y oscuridad queda patente también en su trama secundaria, la de los policías que investigan las desapariciones, a quienes encarnan con solvencia Francis Lorenzo y María Vázquez. Emma Suárez hace de antagonista en la historia. Llamarle villana sería simplificar en el contexto de lo que ocurre.

El atractivo de Pontevedra

Pontevedra emerge como personaje que imprime carácter a la imagen. Ciudad natal del productor José Manuel Lorenzo, fue él quien animó al autor del texto, Sáez Carral, a ubicar aquí la trama. El guionista ha contado a La voz de Galicia que no quería un noir nórdico, tan de moda actualmente, y que la ciudad además de aportar su lluvia trajo una luz “maravillosa”.

Sáez Carral e Isa Sánchez ya habían colaborado antes como guionistas en la serie Ni una más también con DLO Producciones, responsable de series como La caza o El inmortal y que prepara ahora Anatomía de un instante, cuatro episodios que pondrán en escena el libro de Javier Cercas sobre el intento de golpe de estado de 1981.

“Nadie sabe nada”

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William Goldman acuñó la frase que mejor representa la industria del entretenimiento en su libro Las aventuras de un guionista en Hollywood: “Nadie sabe nada”. Y desde luego es más fácil analizar que adivinar que pasa con una serie.

El jardinero ha optado con personalidad y estilo por un producto en tendencia, pero con elementos propios, sin dar una sensación manida de lo mil veces hecho. Su guion y sus aspectos visuales han conseguido coherencia y atractivo.

Un punto de vista moral difícil pero logrado, hecho con una apuesta rotunda sobre lo que se cuenta, sin titubeos; una factura visual bonita y una producción impecable, a cargo de Miguel Lorenzo, han convertido esta serie en un fenómeno para los públicos más diversos.

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