'Black mirror', una séptima temporada con menos sorpresas pero un buen puñado de agudos destellos

La séptima temporada de la serie británica Black mirror ya está en Netflix, con sus seis episodios disponibles. Quizá esta entrega sea la más tranquila en el buen y en el mal sentido.
No hay episodios controvertidos como en la temporada 6, cuando se abordó el terror sin tecnología y la fantasía, saliendo de la premisa original y dejando a muchos seguidores sumidos en el desconcierto.
Temporada sin sobresaltos
A cambio ya no se esperan las propuestas rupturistas como la que inauguró la serie en 2011 cuando en el argumento todo el Reino Unido esperaba ver un directo en televisión del primer ministro teniendo sexo con una cerda.
Además, el camino de la reflexión sobre los espejos negros de nuestras pantallas empieza a estar más recorrido en los 27 episodios hechos antes de estos nuevos. A pesar de ello, Black mirror siempre tiene un nivel medio altísimo, crea unos mundos interesantes, está elegantemente escrita, bien producida y con el regalo de docenas de intérpretes de lujo.
Lo mejor para empezar
El primer episodio de esta serie antológica que se reinventa en cada entrega merece ser visto incluso si no se quiere seguir con los demás. Common people contiene una crítica al capitalismo y a cómo las tecnologías se han acomodado a él. A cómo se han perfeccionado algunas herramientas con elementos manipuladores, como las suscripciones que suben de precio y piden elevarse a niveles VIP o Premiun.
Algunos espectadores señalan la ironía de emitir en Netflix esta crítica, pero no es la primera vez que la propia plataforma forma parte del menú de lo desenmascarado en Black mirror, ni la más explícita.
Rashida Jones, de guionista a actriz
Este primer episodio, y los otros cinco, están llenos de autorreferencias, que algunos exhaustivos artículos recopilan y se extienden por internet. La mejor es que su protagonista femenina, Rashida Jones, coescribió uno de los grandes capítulos de la serie, Nosedive, en el que la protagonista llega a enloquecer en busca de popularidad digital.
Jones, hija del gran músico Quincy Jones, coautora también del guion de Toy Story 4, actriz en muchas series, como en The office, despliega su encanto junto a Chris O´Dowd. Sus personajes forman una pareja con ánimo ante la adversidad, beneficiados y víctimas de los avances médicos.
El episodio recuerda situaciones que vemos cada día, unas más humillantes pero pasajeras como el deterioro de las clases turistas en los aviones, otras que se van consolidando como una salud para ricos y otra para pobres. Un gran capítulo.
Tecnologías fantásticas
Bête noire y Hotel Reverie, los siguientes episodios, exploran tecnologías muy lejanas aún, y su capacidad de crítica social se diluye, por tanto. Queda entonces la habilidad de entretener de Charlie Brooker, el autor total de la serie, que es mucha.
En ambas se vuelve a contar con repartos espectaculares. En Bête noire, de jóvenes intérpretes a quienes seguir la pista, y en Hotel Reverie a las versátiles Issa Rae, actriz y guionista y a Awkwafina, rapera y cómica además de intérprete. Les acompaña Emma Corrin, la que fuera penúltima Lady Di en The Crown.
Las máquinas en la cadena evolutiva
Plaything juega con el retro futurismo con mucha gracia e introduce una pregunta ya vista pero aquí fresca sobre la autonomía de las máquinas y su posición en la cadena evolutiva. ¿Por encima o por debajo de la humanidad?
Además, lo hace con la participación de Peter Capaldi como protagonista, un actor espléndido, que, sin embargo ganó un Óscar en otra de sus facetas. Lo hizo como director y guionista del corto Frank Kafka´s Its a wonderful life.
Dispositivos que alteran la memoria
Eulogy abunda en artilugios ya evocados en otros episodios pasados, dispositivos neurológicos que afectan a la memoria, borrándola, alterándola o buceando en ella como en este caso. Resulta por tanto menos sorprendente.
A cambio, vuelve a tener un protagonista de relumbrón, Paul Giamatti, acompañado además por una actriz británico-española. Patsy Ferran nació en Valencia, de padre catalán y madre valenciana y ya desde niña se trasladó a Inglaterra.
Allí está convirtiéndose en una de las grandes del teatro, donde ya ha ganado un premio Laurence Olivier y ha sido nominada a otro, además de sus trabajos en cine, televisión y audio.
Clones, videojuegos y revoluciones
USS Callister: into infinity despide esta tanda. Es un episodio derivado de USS Callister, primero de la cuarta temporada, en 2017. En ambos, los jugadores de un videojuego son clones de trabajadores reales de la compañía desarrolladora.
En esta entrega, estos clones también tratan de rebelarse contra el sistema que les ha confinado en los límites de ese mundo virtual. Vuelven por tanto algunos de los intérpretes principales para deleite de los fans de aquel episodio en concreto.
Un poco de muchos géneros
Black mirror tiene ya tanto pasado que parece que los grandes episodios quedaron atrás. Sin embargo, la pluma de Charlie Brooker sigue buceando en las grandes emociones unidas a su crítica social con toques de todos los géneros, terror, sátira o romance.
Volver a verla es volver a un gran guionista. Él ha escrito todos los episodios, varios en colaboración, excepto uno. El tercero de la primera temporada fue obra de Jesse Armstrong, el autor de Succession.
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Nuevas tecnologías, nuevos retos
Así que la serie es variada porque presenta nuevos mundos en cada episodio, pero con una fuerte personalidad, la de su autor. Charlie Brooker decía recientemente a Channel 4, promocionando los nuevos episodios, que “cuando la gente que ve la serie dice que trata de que la tecnología es mala, me destroza. Soy un gran aficionado a la tecnología. La tecnología es neutra”.
La distopía, si la hay, somos nosotros y nuestra tolerancia a los abusos. Los espejos de nuestras pantallas nos devuelven nuestro reflejo y ahí es donde incide este agudo crítico social.