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El cómic no es solo un dibujito, es el noveno arte y su historia así lo demuestra

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El ser humano ha narrado historias desde el inicio de la historia. La forma secuencial de contarlas se remonta a tiempos de los faraones, con los jeroglíficos, o a las pinturas rupestres y los salterios. En 1896, Richard Felton Outcault creó The Yellow Kid, y sin saberlo, también creó el primer cómic moderno. A partir de ahí, este modo de narración ha ido desarrollándose, transformándose y evolucionando hasta llegar hoy en día a ser considerado el noveno arte. No ha sido fácil llegar a ese estatus, pues durante décadas no se ha reconocido su valor cultural y artístico. Poco a poco, gracias al cine, la pintura y a sus propios lectores, ha dejado de ser visto como un arte efímero para pasar a llenar salas de exposiciones.

Pero ¿cómo ha sido su evolución? ¿Cómo llegó a los medios impresos? ¿Y los superhéroes, por qué aparecen en los cómics? ¿Cuándo nace este género en España? Todas esas preguntas, y muchas más, son respondidas en la exposición Cómic. Sueños e historia en CaixaForum de Madrid. La exposición reúne las mejores viñetas para contar la historia inédita y completa del cómic occidental. En total, más de 350 piezas, en una muestra que fascinará tanto al lector experto, que puede pasarse horas contemplando los trazos originales en las piezas; como al lector novato, gracias al acercamiento histórico y educativo que se ofrece en las salas.

Un recorrido cronológico

Toda la historia del género, desde sus inicios hasta la actualidad, está colgada en las paredes del CaixaForum. La exposición abre sus puertas con los inicios del mismo y el original del primer cómic moderno, The Yellow Kid, así como otros clásicos.

La edad del oro del cómic estadounidense es la siguiente parada en esta historia. En ella, las influencias del crac del 29 y la Segunda Guerra Mundial se pueden apreciar en las viñetas. Se buscaba la evasión de la cruda realidad, pero también había tiras como las de Dick Tracy, Li’l Abner, Flash Gordon o Tarzán que buscaban alejarse de esa tendencia para representar el cinismo, la diversión y la ciencia ficción.

Los superhéroes deben su gran éxito a la aparición del comic book. En la década de los 30, su figura se convirtió en un alter ego de los sueños de los ciudadanos estadounidenses. Tras la Gran Depresión, Superman causó sensación y no tardaron en aparecer otros como el rico justiciero Batman o el vecino y amigo Spider-Man. Y así, nació el mito del superhéroe y todos sus tópicos de la mano de los cómics.

Uno de los puntos fuertes de la exposición es la presentación del cómic español en una sala donde reina en el centro una reproducción a gran escala de 13, Rue del Percebe, de Francisco Ibáñez. Desde la comedia humana hasta los signos de la tragedia, los cómics españoles han destacado por su continuidad pese a los momentos difíciles de la historia, como la Guerra Civil.

Bélgica y Francia también tienen su hueco en la exposición, pues tras la Segunda Guerra Mundial tuvo lugar la edad de oro para estos países en cuanto al cómic. Tintin, Astérix o incluso Los Pitufos son algunos de los personajes más conocidos. El eje Italia-Argentina, aunque muchos puedan pensar que es raro, tiene mucho en común. La modernidad floreció en ambos países, donde se apostó el cómic más adulto, erótico y aventurero, fuera de lo que era la concepción tradicional. Aunque en esta sala tampoco faltan las tiras de Quino.

Los relatos fantásticos de cómic, que han llegado a inspirar a escritores como J. R. R. Tolkien o series como Juego de tronos, también se encuentran en el CaixaForum. Los autores se sumergen en la creatividad y rompen con lo ya establecido en el género para dar paso a la fantasía.

La exposición cierra con los últimos 50 años del cómic. Cómo se ha desarrollado en diferentes temáticas, cómo surge la novela gráfica y cómo se ha experimentado con distintos formatos.

Piezas únicas y originales

Desde el primer Pato Donald en color, pasando por Betty Boop, Popeye, Mortadelo y Filemón hasta llegar a Snoopy, Cómic. Sueños e historia presenta obras maestras y personajes conocidos por todos. “Las imágenes hablan por sí solas”, explica Bernard Mahé, coleccionista y comisario de la exposición. En total hay más de 350 piezas, de las cuales más o menos 300 son originales. Entre los originales hay tres tiras de Quino; la primera generación de superhéroes como Jack Kirby con Thor, Capitán América o Los 4 Fantásticos; o una página de Mortadelo y Filemón.

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La exposición reúne, como nunca antes, numerosas obras que justifican por sí mismas por qué este es el noveno arte. Además, de tiras, también hay primeras ediciones de revistas, así como reproducciones digitales. Destacados autores españoles han colaborado en esta muestra, como Paco Roca, María Medem o Ana Galvañ.

Pero no solo resulta interesante por las viñetas de las paredes, también por sus salas. La exposición está organizada de tal forma que el visitante sienta que se está sumergiendo en las tiras de un cómic. El decorado, como un avión de la Segunda Guerra Mundial, unas estatuas 3D de Astérix, o la misma Gotham City de Batman invitan al público a sentirse un personaje más.

Cómic. Sueños e historia estará en el CaixaForum de Madrid del 25 de mayo al 28 de agosto. Esta exposición ha sido posible gracias a la colección personal de Bernard Mahé, así como a los préstamos de otras instituciones, coleccionistas privados y los propios autores españoles. Para acompañarla, se ha colaborado con la Editorial Flammarion para publicar Anatomía del cómic, una recopilación histórica que reúne las obras maestras del cómic en Europa y América. El cómic se ha ido consolidado junto a otras formas de expresión de arte, y como el mismo Mahé ha dicho, “el cómic también tenía que entrar en el CaixaForum”.

El ser humano ha narrado historias desde el inicio de la historia. La forma secuencial de contarlas se remonta a tiempos de los faraones, con los jeroglíficos, o a las pinturas rupestres y los salterios. En 1896, Richard Felton Outcault creó The Yellow Kid, y sin saberlo, también creó el primer cómic moderno. A partir de ahí, este modo de narración ha ido desarrollándose, transformándose y evolucionando hasta llegar hoy en día a ser considerado el noveno arte. No ha sido fácil llegar a ese estatus, pues durante décadas no se ha reconocido su valor cultural y artístico. Poco a poco, gracias al cine, la pintura y a sus propios lectores, ha dejado de ser visto como un arte efímero para pasar a llenar salas de exposiciones.

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