LA PORTADA DE MAÑANA
Ver
El inquietante silencio de Perelló en el CGPJ: del roce con Sánchez a la sintonía con los conservadores

David Trueba: "La vida es muy corta como para estar todo el rato sacándole brillo a tu éxito"

2

Asegura David Trueba que tiene la sana costumbre de festejar los fracasos con champán, pues presiente que algo bueno traerán detrás. Saber perder, como el título de la novela con la que ganó el Premio Nacional de la Crítica en 2008. Celebrar el aprendizaje al que nos obligan las circunstancias cuando los planes no salen precisamente bien y nos estrellamos contra las expectativas.

En este periplo de ensayo y error, de práctica y enseñanza, nos propone ahora el escritor y cineasta que reflexionemos sobre todas aquellas veces en las que Perdimos como nunca. Momentos que por lo general no apetece recordar y todavía mucho menos comentar más allá de la más estricta intimidad. Porque eso de hablar con los demás de nuestros fracasos no es que venda demasiado y, de hecho, pocos comprarían algo aparentemente estropeado.

Perdimos como nunca, decíamos, es el nuevo proyecto de la plataforma Sonora en el que David Trueba nos invita a poner en valor nuestros fracasos acompañado de una serie de ilustres invitados, aparentemente todos ellos sobrados de éxitos y reconocimientos. "Hemos de intentar trabajar como si la suerte no existiera, sabiendo que existe", le plantea en un momento dado uno de estos convidados, el entrenador de fútbol Pep Guardiola, quien también le confiesa que con el tiempo te vas dando cuenta "de cuanto azar e incertidumbre hay en todo esto".

Cavilaciones que forman parte del primer episodio de este nuevo programa con el que se ha propuesto confirmar que incluso los mayores triunfos están construidos sobre los escombros del fracaso. Y para ello charla con Zahara, quien plantea que "la clave es que el éxito sea privado", mientras Gustavo Salmerón lanza una clara recomendación: "Que el fracaso no se te suba a la cabeza". Completan el elenco de voces Laia Palau, Santiago Auserón y Sara Mesa, figuras del deporte y la cultura que han conocido los sabores del triunfo... pero también los de la derrota. Seis episodios de media hora para volver sobre aquellos momentos en los que fracasaron y qué consecuencias, reflexiones y conclusiones extrajeron de ellos.

"La conversación sosegada se está perdiendo en los medios de comunicación, y yo creo que el podcast puede servir para mantener eso", apunta a infoLibre el cineasta, explicando que una vez aceptada la propuesta se puso manos a la obra y confeccionó una gran lista de "gente interesante que ha hecho cosas que han tenido mucho éxito y que ha pasado también por momentos duros y difíciles". "Personas que, seguramente, han reflexionado mucho más a menudo sobre lo que les falta por hacer que sobre lo que han conseguido. Porque no es tanto quedarse en eso de lucir el premio o el galardón, sino que por detrás va una personalidad mucho más rica", destaca Trueba.

Es por eso que la selección final de conversadores incluye a estos personajes públicos con largas trayectorias profesionales que "no han ido en línea recta" y que no siempre han escogido el camino aparentemente más fácil hacia lo que popularmente se entiende como éxito: "Se trata de saber por qué tomaron determinadas decisiones para así entender que en cada carrera hay un mundo, una serie de altos y bajos que, todos unidos, conforman la personalidad de alguien".

Un tema mucho más amplio de lo que pudiera parecer atendiendo a la definición de éxito que da la RAE: "Resultado feliz de un negocio, actuación, etc. Buena aceptación que tiene alguien o algo". Demasiado sencillo, como plantea la escritora Sara Mesa en su episodio: "Parece que el éxito siempre tiene esa vertiente de reconocimiento de los otros, de alarde también. Pero yo el éxito lo concibo como algo mucho más íntimo y personal. Si he vendido mucho con un libro la gente me pregunta cómo llevas el éxito y a lo mejor no es el libro que más me gusta, mientras que el que más me gusta no vendió tanto pero a nivel íntimo lo siento más exitoso (...) Y como depende del juicio de otros, lo más triste es que la gente oculta lo que ellos consideran un fracaso, aunque a lo mejor a nivel íntimo no lo consideran tan fracaso".

Razonamientos como este último están repartidos por todas estas charlas que nos llevan a algún tipo de lugar donde la enseñanza está en el fallo y el descalabro, por lo general, separados de la victoria por un renglón tan torcido como delgado. "La gente le tiene mucho miedo a fracasar y no entiende que el fracaso es un accidente exactamente igual que el del éxito", afirma Trueba, recordando que "hay que saber gestionar los dos accidentes", pues seguramente ambos necesiten algún tipo de cura. "Hay gente a la que un éxito la ha destruido y hay gente a la que les ha destruido un fracaso, cuando de lo que se trata es de que ni el éxito ni el fracaso te destruyan, sino que te construyan", apostilla.

Y aún añade, tirando de anecdotario personal: "En el deporte en general, incluso las personas muy triunfadoras han perdido más veces de las que han ganado. Una vez hace muchos años me encontré a Di Stefano en un restaurante y el que estaba conmigo le preguntó si tenía cinco o seis copas de Europa y le respondió 'de lo que me acuerdo es de las muchísimas que perdí'. Porque claro, cada temporada para ellos cuenta como una derrota o una victoria, y hay muchas vicisitudes, por supuesto. Para Guardiola, igualmente, como jugador y como entrenador, ha habido tantas derrotas como victorias. Y en la vida también".

Canciones de buen rollo: "Puede que la música no te salve la vida, pero un día chungo te lo salva"

Ver más

En el caso particular de Santiago Auserón, confiesa Trueba que lo que más le interesaba a priori de él que es una persona que en un momento dado "dice no al éxito y emprende un camino mucho más difícil" por decisión propia y premeditada. "No voy a decir que empezó de cero, pero lo cómodo seguramente sería estar haciendo reuniones de Radio Futura y cantando los grandes éxitos pero, sin embargo, hace mucho tiempo que cerró esa puerta y explora otras músicas", apunta, para luego defender que todos los participantes en Perdimos como nunca son "gente interesante con la que hablar" y que, como él, cree que "la vida es muy corta como para estar todo el rato sacándole brillo a tu éxito".

Una actitud que puede ser muy útil en realidad para cualquiera, más aún en estos tiempos en los que de alguna manera todos formamos parte de la sociedad del espectáculo a través del escaparate de las redes sociales. Es por ello que coincide Trueba con esa idea de que lo que "la gente percibe como éxito en el exterior muchas veces no lo es para la persona, y lo que perciben como fracaso los demás tampoco lo es para uno". "Es una dicotomía muy interesante. Tú estás en un escaparate en el cual los que leen o ven las películas o los partidos opinan y se hacen una idea que en muchas ocasiones te condiciona, por lo que ahí estamos todos".

"Por eso, cuando las ves en perspectiva, las carreras largas ayudan a frenar esa soberbia y prepotencia que tienen algunos jóvenes triunfadores que sienten que son los primeros que han conseguido el éxito en su vida. Pero no, hay mucha gente que ha tenido ese éxito que tienes tú y más y, a su vez, han pasado a lo largo de sus vidas desiertos para los que hay que estar también preparados. A esa gente le puede ayudar, pero también creo que a las personas comunes nos gusta ver esas historias donde entendemos que alguien ha conseguido no resignarse, superarse, ponerse en cuestión... también yo creo que la gente que triunfa pero mantiene un espíritu crítico consigo mismo y con la sociedad en la que vive es mucho más nutritiva de escuchar que los que están satisfechos de todo o en contra de todo", termina.

Asegura David Trueba que tiene la sana costumbre de festejar los fracasos con champán, pues presiente que algo bueno traerán detrás. Saber perder, como el título de la novela con la que ganó el Premio Nacional de la Crítica en 2008. Celebrar el aprendizaje al que nos obligan las circunstancias cuando los planes no salen precisamente bien y nos estrellamos contra las expectativas.

>