Es un gran bibliófilo y un viajero curioso y fruto de esas dos condiciones Jorge Carrión (Tarragona, 1976) ha podido escribir un libro original, ameno, lleno de sabiduría y amor por la cultura. Profesor en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y colaborador asiduo en el diario La Vanguardia y en revistas culturales, Carrión se proclamó con Librerías finalista del premio Anagrama de ensayo. “Se trata de una mezcla de historia cultural y de literatura de viajes”, explica el autor, “y me decidí a escribir el libro cuando puse sobre una mesa todo mi archivo de apuntes, tarjetas, fotos… que fui recopilando durante años a partir de mis visitas a muchas librerías”.
Por las páginas del libro desfilan desde históricas librerías de Europa o de América hasta nuevas tiendas literarias en el Magreb o en Australia. A partir de pequeños capítulos, acompañados de fotos y con unas amplias bibliografía, webgrafía y filmografía, Carrión ofrece una espléndida panorámica de la cultura en medio mundo. “Las librerías”, señala, “actúan como observatorios privilegiados de la realidad porque son seres bifrontes que, por un lado, miran hacia la cultura local en la que nacen y, por otro lado, abren las puertas a una cultura universal. Cada librería ofrece un itinerario a la carta para cualquier visitante, justo lo contrario que las tiendas de Ikea”. El ensayo plantea las adaptaciones que han sufrido las librerías a lo largo de los siglos y el autor concluye que cada sede de libros se adaptará al territorio e indagará en nuevas iniciativas. Por ello, han proliferado en los últimos tiempos, en todo el mundo, las librerías asociadas a cafés, museos e incluso a hoteles en una tendencia que pretende adaptar la oferta a los tiempos modernos.
En cualquier caso, Jorge Carrión huye del eurocentrismo y matiza que el libro no sustenta “ni tesis únicas ni sentidos únicos”. “No tiene nada que ver”, añade, “una librería de Barcelona o de Londres con otras de un pueblo de Ecuador, de China o del norte de África. Es cierto que las librerías occidentales viven ahora una crisis, como todas las instituciones culturales, por los cambios en las formas de lectura. Ahora bien, no soy nada apocalíptico y creo que la lectura en papel y en soportes digitales convivirá durante mucho tiempo. Sin ir más lejos, los discos en vinilo han vuelto y, en otro ejemplo, las series de televisión conviven con el gran cine de Hollywood. En definitiva, la realidad termina por desmentir esas profecías que lanzan algunos”.
El libro de Carrión rezuma admiración y respeto por los libreros, allá por donde pasa. Consejeros y orientadores de los gustos literarios, todos los libreros son, antes que nada, comprometidos lectores hasta el punto de que Carrión declara: “Abrir o mantener hoy en día una librería representa casi un gesto político”.
El profesor y periodista se sitúa en las antípodas de los agoreros y matiza en todo momento, durante la entrevista, los negros presagios que parecen sobrevolar el sector. En su opinión, cierran librerías, pero también abren muchas otras y la apertura de grandes superficies dedicadas al libro no ha significado la extinción masiva de los pequeños establecimientos. “Cada generación pierde un mundo de referencias culturales y tiende a idealizar su juventud. De todos modos, el declive de las librerías avanza lentamente, aunque resulta indiscutible que están desapareciendo elementos como, por ejemplo, la crítica literaria especializada que ha sido sustituida por multitud de microcríticas. No soy ni fundamentalista ni nostálgico. De todos modos hay que admitir que Internet o Google son ya rasgos de nuestra época”.
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Para reflejar los inmensos cambios culturales que se han registrado en los últimos años, Carrión utiliza, hacia el final de su ensayo, una cita del escritor italiano Alessandro Baricco que analiza en estos términos las consecuencias de esta gigantesca transformación cultural: “La superficie en vez de la profundidad, la velocidad en vez de la reflexión, las secuencias en vez del análisis, la comunicación en vez de la expresión, el placer en vez del esfuerzo…” El autor de Librerías coincide con Baricco, pero aclara que “no desde la queja o el lamento, sino desde la constatación de la realidad”.
No obstante, el libro de Carrión destila un sabor romántico cuando se adentra por librerías de Nueva Yok, París, Londres, Buenos Aires o México. Ensayo imprescindible para los amantes de la literatura, al margen de los soportes de lectura que utilicen, Librerías nos adentra también en los paisajes urbanos que acogen a estas tiendas que nacieron ya en el siglo XV acompañando a la invención de la imprenta. A pesar de estar abierto al mundo y a sus transformaciones, Jorge Carrión no puede ocultar su pasión por unos comercios que han sido y son todavía centros de cultura, espacios sociales y atalayas políticas.
Así define Carrión su librería favorita tras citar a Babel, ubicada en Palma de Mallorca, como un modelo a seguir: “Mi librería favorita está bien surtida y cuenta con un buen fondo; se puede escuchar una música suave, preferentemente clásica o jazz; puedes tomarte un café; y debe ser un espacio singular, al margen de que sea una gran cadena o una pequeña tienda”. En una palabra, un tipo de librería que también adoptarían como favorita millones de aficionados a la literatura. Al menos lo ha sido hasta hoy.
Es un gran bibliófilo y un viajero curioso y fruto de esas dos condiciones Jorge Carrión (Tarragona, 1976) ha podido escribir un libro original, ameno, lleno de sabiduría y amor por la cultura. Profesor en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona y colaborador asiduo en el diario La Vanguardia y en revistas culturales, Carrión se proclamó con Librerías finalista del premio Anagrama de ensayo. “Se trata de una mezcla de historia cultural y de literatura de viajes”, explica el autor, “y me decidí a escribir el libro cuando puse sobre una mesa todo mi archivo de apuntes, tarjetas, fotos… que fui recopilando durante años a partir de mis visitas a muchas librerías”.