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Un cómic recupera la desconocida historia de las sufragistas que se defendían a golpe de jiu-jitsu

Portada del cómic 'Jiujitsufragistas: Las Amazonas de Londres', de Clément Xavier (guión), Lisa Lugrin (ilustración) y Albertine Ralenti (color).

¿Sufragistas usando artes marciales para defender los derechos de las mujeres en el Londres de 1910? Parece increíble, pero la ilustradora Lisa Lugrin ha hurgado en la historia para recuperar unos hechos desconocidos y contarlos en formato de cómic: Jiujitsufragistas: Las Amazonas de Londres. En esta novela gráfica se muestra cómo Edith Garrud protagoniza la lucha de los derechos de la mujer al inicio del siglo XX a golpe de jiu-jitsu, un arte marcial de autodefensa de origen japonés.

Edith es una mujer de armas tomar que lleva con su marido, William Garrud, un dojo, un local donde se practican artes marciales. Todo comienza cuando Marge, una sufragista, se une a las clases que imparte la pareja para aprender autodefensa y poder proteger a Emmeline Pankhurst, la histórica líder de la sufragistas británicas, de la represión policial que sufrían las mujeres en sus meetings y manifestaciones pacíficas.

Edith se ve envuelta en primera persona en la violencia que ejercía la policía contra las sufragistas de la WSPU (Women's Social and Political Union), que intentaron hablar con el primer ministro, Herbert Henry Asquith, para exigir el derecho a voto. Allí se da cuenta de lo necesaria que son las mujeres para la sociedad y de la represión que el Estado está dispuesto a ejercer para impedir que ejerzan sus derechos políticos.

Es entonces cuando una lucha que había observado siempre desde lejos se vuelve algo personal. Y decide ayudar a este grupo de mujeres convirtiéndose junto a otras compañeras en las escoltas de Emmeline Pankhurst, las conocidas "amazonas”.

Con un arte marcial que en Inglaterra era totalmente desconocido, las sufragistas empiezan a formarse de forma casi clandestina para enfrentarse a la fuerza policial y a grupos de hombres que iban en contra del movimiento. Conocen sus puntos débiles, aprenden a ser rápidas y salir de situaciones que podrían acabar con su vida.

El arte marcial de crear un cómic

La ilustradora francesa Lisa Lugrin nos cuenta todo el procedimiento de trabajo que hizo junto a Clément Xavier (guión) y Albertine Ralenti (color) para desarrollar esta historia. "Soy la dibujante y fue un placer para mí hacerlo porque practico artes marciales desde hace diez años y lo conozco bastante bien”, comenta. “Fue muy divertido dibujar todas las posiciones de lucha, ya que las probé todas en el libro con Clément, el guionista y también mi novio”, señala entre risas. Su forma de trabajo se basó en hacer bocetos y pequeños sketches de las situaciones y sobre todo de las escenas de lucha y autodefensa de las sufragistas. Algo que les funcionó sin duda alguna.

Con un resultado increíble, el cómic nos presenta una historia amena y fácil de seguir, una historia que tanto adultos como niños pueden disfrutar, sobre todo las niñas pequeñas: “Estamos contentos porque muchos lectores jóvenes pueden leerlo, y creo que los colores que eligió ella (Albertine Ralenti) ayudan y dan mucha precisión para poder leerlo, sobre todo para las niñas". Un mensaje histórico para las nuevas generaciones es lo que busca este cómic, ya que como bien cuenta Lisa, el público es cualquier persona, pero en especial las chicas más jóvenes, las niñas.

Lugrin confirma que estamos en una época de cambios donde los jóvenes son la prueba de que las cosas están cambiando: “Estamos muy contentos porque percibimos un movimiento en los jóvenes ahora que se esfuerza por entender los problemas de la sociedad. Este cómic tiene la capacidad de llegar a ellos”.

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El humor es un factor muy importante para el cómic porque al fin y al cabo estamos hablando de cosas bastante difíciles, como la violencia contra las mujeres y es importante reflejarlo y dar el poder para llegar a lograr un cambio en las personas que lo lean”, comenta Lisa sobre la delicada línea de humor que llega a tener el cómic, donde se pueden ver a policías saltar por los aires mientras las sufragistas les hacen llaves de jiu-jitsu.

Para terminar, Lisa deja claro un mensaje que se ve en el cómic: la ayuda en comunidad de las mujeres sufragistas es algo que se puede ver a día de hoy en asociaciones y grupos feministas que siguen luchando por la igualdad y seguridad de las mujeres. Se trata del mensaje que podemos ver en la coversación entre Edith Garrud y Sylvia Pankhurst, la hija de Emmeline: "En cuanto a ti Sylvia, no necesitarás a nadie que te defienda, si aprendes a hacerlo tú misma", dice el bocadillo con un cartel sobre "Cada mujer es su propia guardaespaldas", queriendo decir que las mujeres no necesitan quien las defienda, si aprenden a hacerlo ellas mismas.

Con esta frase de Edith Garrud al finalizar el cómic, Lisa Lugrin se despide. Estamos ante una nueva etapa en el feminismo: 1914, el año del inicio de la I Guerra Mundial que marcaría definitivamente el papel de la mujer en la sociedad al entrar a ocupar puestos de trabajo en las fábricas que antes ocupaban los hombres.

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