Los diablos azules
José Luis García Martín: pensar lo contrario
El poeta y editor Abelardo Linares, fundador del sello Renacimiento, prologa Nadie lo diría, el nuevo libro del crítico literario José Luis García Martín, editado en su editorial. El texto se publicó bajo el título "Unas palabras previas".
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Unas palabras previas
Hay libros cerrados sobre sí mismos y otros llenos de puertas y ventanas. Como este, al que se puede saltar por cualquier página, por cualquier ventana, en lugar de introducirse uno por La convencional puerta o portillo del prólogo.
En cualquier caso, este es un libro especialmente abierto, aunque sea un libro especialmente íntimo. Los llamados diarios íntimos suelen escribirse desde la intimidad de su autor, pero no necesariamente se escriben, en todos los casos, para mostrarnos esa intimidad.
De José Luis García Martín, que lleva, de mil modos, toda la vida hablando de sí mismo, sabemos en realidad muy pocas cosas. Apenas saben de él sus lectores, incluso los más pacientes y fieles, y quizá sepamos menos aún sus amigos, aunque llevemos tratándole (y discutiendo con él, lo que en su caso viene a ser lo mismo) desde hace ya casi cuarenta años.
Sabemos, eso sí, que comenzó escribiendo poesía, a la que se prestó poca atención, y comentando la actualidad poética de esos años (y toda la que vino después) con impertinente e incluso pertinente inteligencia; los enemigos que se creó por entonces siguen siéndolo aún: hay pocos críticos literarios más detestados, con razón o sin ella, sobre todo por sus antiguos y doloridos amigos literarios.
Nadie lo diría, es el título de este libro, podría usarse como lema de la obra entera de García Martín: lo que él dice nadie se atrevería a decirlo, al menos con la claridad y rotundidad con que él lo hace.
¿Y de qué nos habla García Martín en su diario íntimo si no nos habla de su Intimidad? De algo que nos interesa bastante más: nos habla del mundo, de la realidad de todos los días, y lo hace –ya lo hemos dicho– con intimidad, al margen de la palabrería y de la retórica consabidas.
Alguien ha afirmado —yo mismo lo he repetido en más de una ocasión— que lo que García Martín piensa sobre cualquier tema se puede resumir en muy pocas palabras: piensa lo contrario.
No es enteramente cierto. Más adecuado resultaría afirmar que piensa, al contrario que la mayoría de la gente. Leerle por eso resulta siempre tonificante, se esté de acuerdo o no con sus opiniones (yo no lo estoy con buena parte de ellas, especialmente si se trata de política).
García Martín ha escrito ya una veintena de volúmenes que podríamos considerar diarios, desde el inicial, Días de 1989. Esos títulos forman y no forman una serie. El autor ha insistido más de una vez en que pueden, y deben, ser leídos independientemente. Su lema lo expresó Fernando Pessoa —una de sus admiraciones y devociones más firmes— por boca de Ricardo Reís: “Para ser grande, sé entero. / Nada tuyo exageres o excluyas. / Pon cuanto eres en lo mínimo que hagas”.
Entero está García Martín en este libro que hoy reeditamos (la primera edición se agotó en pocos meses), como en los otros tomos de sus diarios, dispersos por diversas editoriales, que iremos poco a poco reuniendo en la Biblioteca de la Memoria.
Hay quien le reprocha a García Martín (acostumbrado a los reproches) el que sus diarios carezcan de intimidad, como ya hemos señalado, y lo achaca a su gusto por la publicación inmediata, a no dejarles reposar los largos años que aconsejaba Horacio para cualquier obra literaria. Pero García Martín no es un hombre pusilánime: iguala con la vida el pensamiento y lo que tiene que decir lo dice cara a cara con los lectores; no guarda sus venenos, si los tuviera, para la difusión póstuma, cuando las consecuencias ya no podrían recaer sobre él.
En mi ya larga carrera de voluntarioso y pequeño editor, he publicado a cientos de autores, jóvenes y viejos, clásicos y contemporáneos, pero de pocos me siento tan orgulloso (lo digo en voz baja, por no molestar, pero lo digo) como de José Luis García Martín, un escritor que estaba ya entero y verdadero en Jugar con fuego, la revista de 1975 que redactaba él casi por completo, y cuya copiosa obra cabría bajo el rótulo de uno de sus libros, Autorretrato de desconocido.
Un desconocido que sigue siéndolo para sí mismo y para los demás, pero que nos permite conocer mejor el mundo en que vivimos y conocernos mejor a nosotros, sus afortunados, persistentes y siempre un tanto desasosegados lectores.
*Abelardo Linares es poeta y editor, fundador del sello Renacimiento. Abelardo Linares