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El rincón de los lectores

‘Un verano kurdo’, de Zekine Turkeri

'Un verano kurdo', de Zekine Turkeri.

Óscar Menéndez

Kurdistán está dividido entre cuatro diferentes estados. En esa dispersión, los kurdos de Turquía, Irán, Irak y Siria jamás han encontrado respaldo a sus reclamaciones. Por añadidura el crecimiento del ISIS en estos últimos países en los últimos años ha puesto en la diana a este pueblo. Para el Estado Islámico son enemigos prioritarios y lo han demostrado con una guerra destructora que pretende literalmente eliminarlos de la faz de la Tierra.

La periodista kurda Zekine Turkeri decidió pasar un verano en ambas zonas de su Kurdistán, el sirio y el iraquí, precisamente en el peor momento de la ofensiva del terror, cuando el ISIS atacaba más duramente a los rebeldes kurdos. En sus frentes conoció a muchos combatientes, especialmente mujeres, dispuestas a dejarse la vida para frenar a los milicianos del Estado Islámico. Este libro es la memoria viva de esas personas que decidieron dejar atrás todo por defender a su pueblo y, en su pelea por el feminismo, la igualdad y el laicismo, defender también nuestro estilo de vida.

Un verano kurdo está repleto de personajes inolvidables. Para el que esto escribe entre ellos destaca Ararat, la francotiradora buena. Esta guerrillera, como otras muchas de estas luchadores kurdas, guarda apartada una bala por si es acorralada por los yihadistas. En verdad conserva dos: una para acabar con su vida, y otra para hacer el mismo favor a alguna compañera.

Zekine es una mujer que sueña en kurdo pero que raramente ha podido hablar en el idioma de sus padres. Ha escrito un relato tremendamente personal que describe, como decíamos, a unos cuantos personajes femeninos que viven en el más machista de los mundos, como la tiradora Ararat o como Deniz, que ha visto morir en la lucha a sus dos hermanas, o como esa mujer yezidí sin nombre que mientra lava sin apenas agua a su embarrado hijo no para de exclamar: "Ojalá mi madre me hubiese parido cordero, están mejor que nosotros".

Estas mujeres viven y mueren defendiendo su tierra, pero también una sociedad laica en la que la mujer pueda tener un papel protagonista. Precisamente su laicismo y su feminismo les ha granjeado el odio furibundo del ISIS, pero también la enemistad de los principales actores en el conflicto de Oriente Próximo. Sirva como aviso para el lector el hecho de que la palabra morir no es una hipérbole: varias de las protagonistas de estas narraciones cayeron en el frente en ese mismo verano.

Dice un proverbio nacional que los kurdos no tienen más amigos que las montañas. Este libro muestra la soledad de estos guerrilleros, pero también su entrega y coraje. Lo explica la misma Turkeri en el prólogo: "Debo advertir que un kurdo no elige, intenta vivir lo que le ha tocado. Así que, como pocas veces nos toca elegir, yo esta vez aproveché la ocasión para eliminar buena parte de la tristeza, y elegí más bien contar la parte que tenía una dosis de resistencia, en un sentido amplio. Preferí contar una realidad en la que, a pesar de todo, hay espacio para el humor y la alegría: parte fundamental de la resistencia del pueblo kurdo, de nuestra identidad. Reímos para sobrevivir". Estamos, pues, ante un libro que busca el optimismo, sea en el campo de refugiados de Mahmur cercado por el ISIS, en Qandil con las fuerzas del PKK o cerca del monte Sinyar con las partisanas del YPG.

En nuestras manos está la posibilidad de evitar que todos los sueños de las combativas mujeres retratadas en este libro no sean como hasta ahora sólo pesadillas. Y que ellas mismas puedan ser gérmenes de un nuevo Oriente Próximo y no sólo abono para esas montañas que tanto aman. Como una vez lo fue Madrid, Kurdistán es ahora el rompeolas de todas las naciones.

Un verano kurdo se presenta el próximo sábado, 24 de septiembre, a las 12.30, en la librería Traficantes de Sueños de Madrid (calle Duque de Alba, 13). 

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*Óscar Menéndez es periodista. 

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