El Drogas: "Para un psicópata el oficio de político ahora mismo es muy interesante"

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Siempre en movimiento y eternamente combativo, sigue Enrique Villareal (Pamplona, 1959) haciendo kilómetros y conciertos por toda la geografía española. Mirando al futuro y al mismo tiempo reivindicando el legado de Barricada, banda capital del rock español en la que estuvo tres décadas, entre 1982 y 2011, y que llegó a su fin definitivo dos años más tarde. Precisamente Barricada 40 es el título de su último lanzamiento, que registra el concierto multitudinario celebrado el 10 de junio de 2023 en el Navarra Arena. "La pelea tiene que estar en el ADN de una banda de rock", asegura a infoLibre en una conversación en la que habla de otros muchos asuntos, por supuesto sin pelos en la lengua.

Barricada 40. Que se dice pronto. 40 años. ¿Qué sientes al escuchar este disco en directo?

Este directo cerraba la gira de salas de esa celebración bajo el título de Barricada 40 y refleja muy bien lo que fue la actuación en el Navarra Arena. Yo lo que no quiero es olvidar las sensaciones que hemos tenido en las salas, porque tuvimos que doblar fechas en la gran mayoría y la gente nos llevaba en volandas. Eso también pasó en el Navarra Arena, pero sí reconozco que lo que yo entiendo como la esencia de una banda de rock son las salas, donde tienes un contacto más directo con la gente. Por eso el título también es un juego diciendo que poníamos las salas a 40 grados (risas). 

¿Las salas son el hábitat natural de una banda de rock?

Yo pienso que sí. La esencia de una banda de rock, tal y como yo lo he entendido siempre, es ese contacto con el público en las salas, donde ningún escenario es igual. No ya para tocar, sino incluso para montar el equipo, porque te vas adaptando al espacio que te encuentras y cada cual va pillando su sitio hasta que cuando se abren las puertas termina siendo una explosión festiva.

Has seguido y sigues componiendo como El Drogas, tu proyecto digamos en solitario con tu banda. Pero en este gira has querido mirar hacia atrás. ¿El Enrique de entonces, de los años ochenta, cuando arrancaba Barricada, imaginó alguna vez que podría durar tanto en la música?

No me imaginaba nada porque en aquella época el lema era 'esta es la última noche así que vamos a aprovecharla' (risas). Ibas a saco con todo. Yo he ido viviendo la vida como me ha ido llevando y lo que he ido escribiendo está muy relacionado con lo vivido en cada época, claro. Haber recuperado ahora estas canciones me ha parecido interesante por el sonido a banda que tengo con el resto de músicos de El Drogas, con los que he vivido catorce irremplazables. 

Las letras de Barricada, siempre respondonas y reivindicativas, siguen vigentes a día de hoy, tristemente. ¿Crees que habrás ayudado con tus letras a avanzar en algunas cuestiones?

No me importa tanto si aguantan el paso del tiempo o no las canciones, pero si algunas están de actualidad, y hablan por ejemplo de racismo, no es muy buena señal. El objetivo de todo lo que yo he venido escribiendo es dar un pellizco en el espíritu al personal. Unas veces en temas sociales y otras cuando tratas otros más particulares, otro tipo de situaciones. Que sea un pellizco a quien lo escucha. Y me parece un poco triste ver que no se ha avanzado en exceso en temas de canciones que tratan sobre malos tratos, racismo o la confusión política reinante en cierta época.

En televisión hay periodistas que igual tienen hasta cuarenta pisos y te he hacen programas con esta gente neofascista de Desokupa y les dan voz. Todo eso te va desactivando de alguna manera, y quizás la culpa sea nuestra por dejarnos

Por eso hay que seguir cantando estas canciones. Barricada formó parte del llamado rock radical vasco, una música que sigue viva y vigente por su rabia y por lo pegada que estaba a la problemática de la calle. ¿El rock ha perdido ese sentido crítico y respondón?

Personalmente, creo que cada compositor o compositora tiene que cantar a lo que quiera. A partir de ahí, a mí me puede parecer preocupante quizás que no haya un movimiento de rock alternativo que sea la vanguardia de la protesta, por ejemplo con lo que está pasando con la masacre que está haciendo Israel en Gaza. También ocurre que se han ido desactivando los movimientos sociales de una manera descarada... en los movimientos contra los desahucios acaban hostiándote y sin embargo no pasa nada con estas empresas buitre que lo que hacen es aglutinar pisos. En televisión hay periodistas que igual tienen hasta cuarenta pisos y te he hacen programas con esta gente neofascista de Desokupa y les dan voz. Todo eso te va desactivando de alguna manera, y quizás la culpa sea nuestra por dejarnos. Yo veo que hay bandas de rock que están rompiéndose la cara, buscándose la vida, intentando tocar aquí y allá pero, si estamos esperando a salir en televisión o en los medios, estamos equivocando el camino y el oficio, porque para eso mejor dedicarse a otra cosa en programas de público masivo como Operación Triunfo o La Voz. Pero es que tampoco hay por qué ser masivo. Creo que una banda de rock nunca debe olvidar de donde viene y donde tiene que estar. Siempre se tiene que ser radical en ese aspecto, porque radical viene de raíz. 

Barricada tampoco fue nunca realmente algo masivo. Sí tuvisteis mucha popularidad en algunos momentos y en determinados sectores, pero no sé si masivo es la palabra en vuestro caso.

Tuvimos un par de años que llenabas pabellones. A partir de ahí quizás tuvimos la suerte también de vivir esa época en la que en las fiestas de los pueblos siempre había un día dedicado al rock con tres o cuatro grupos, lo cual te permitía hacer carretera, relacionarte con tu gente y vivir de la música. Porque en este oficio siempre se ha vivido de los directos. Todo eso creaba una historia alrededor del grupo que te empujaba a quedar para ensayar, seguir componiendo canciones para sacar otro disco... había una vidilla en ese aspecto que luego se ha ido perdiendo, de tal manera que ahora en las fiestas de pueblos y ciudades es complicado que haya un día un festival de rock. Pero yo siempre defiendo que la pelea tiene que estar en el ADN de una banda de rock.

Peleones como poco fuisteis en Barricada, un nombre que ha quedado ya como clásico en la música española. ¿Te gusta eso?

Yo me doy con un canto en los dientes por lo que me toca (risas). Barricada es un nombre que tiene una connotación muy concreta. A partir de ahí, me parece que la gente que quiera hacer su propio criterio musical tiene que ser capaz de ver propuestas de bandas nuevas, que es lo que realmente me parece interesante. Yo me alegro de haber podido hacer esta gira por de aniversario, pero no me voy a quedar ahí, no voy a coger un repertorio de hace treinta y cuarenta años y hacer eso hasta que me jubile. Yo no soy así. Llevo catorce años fuera de Barricada, aunque me siga sintiendo Barricada, que ese es un sentimiento que sigo teniendo. Pero llevo catorce años con Txus, Flako y Brigi y hemos hecho formatos y discos de todo tipo, que es lo que a mí me gusta: enredar.

Es peor que esté un partido neofascista como Vox en el panorama político. A mí me gustaría que no estuviese, pero si está es porque hay gente que le está votando. Mejor que estén visibles

Decías que ojalá las canciones de Barricada hayan pellizcado de alguna manera el corazón de la gente. Con la de kilómetros que has hecho a lo largo de los años por todas partes, seguro que tienes una visión clara de este país. ¿Ha cambiado mucho España?

Hay un poco de todo (risas). Yo sé que allá donde vaya voy a ser bien recibido y siempre es de agradecer el cariño con el que me trata la gente. ¿Si España ha cambiado? Para unas cosas ha ido a mejor, por ejemplo en el aprendizaje de términos relacionados con la violencia machista, como puede ser luz de gas o la violencia vicaria. Me parece interesante que podamos hablar de racismo. Otra cosa es si esto ha avanzado dentro de las propuestas gubernamentales o parlamentarias, que es lo que me preocupa más. ¿Se ha ido a peor? Bueno. Es peor que esté un partido neofascista como Vox en el panorama político. A mí me gustaría que no estuviese, pero si está es porque hay gente que le está votando. Mejor que estén visibles. Antes estaban en el PP, bueno, y ahora, ya que tampoco hay mucha diferencia en muchos de los planteamientos. Ante todo, creo que lo que hay que tener es criterio propio sobre todos los temas. A mí personalmente me gusta emplear el término empatía, que define a alguien que sigue dispuesto a aprender de lo que escucha a otras personas. Eso sí, yo poco tengo que aprender por ejemplo de personajes que tienen a personas trabajando como esclavos, de esos patrones que luego son los que están más con la extrema derecha.

Siempre has estado muy involucrado con la memoria histórica. ¿Cómo ves las leyes de la concordia promovidas por PP y Vox en las comunidades donde gobiernan?

A mí personalmente me parece preocupante, pero no me extraña que Vox defienda esa postura. Lo que también me parece preocupante es que la izquierda no tenga un relato en este aspecto. Yo vivo en una ciudad donde ni siquiera el partido del alcalde tiene claro que hay que tirar el Monumento a los Caídos, que es el segundo más grande de España a los caídos por España después de Cuelgamuros. Y aquí el partido que ostenta la alcaldía es EH Bildu.  

¿El panorama político es un poco de frenopático?

No digo que todos los políticos sean psicópatas, pero sí digo que para un psicópata posiblemente el oficio de político ahora mismo es muy interesante (risas). Me da la sensación, vaya, visto lo visto. En todas partes hay representantes que viven en ese maremágnum de declaraciones altisonantes que lo único que hacen es crear un clima de violencia verbal que a veces termina siendo cansino.

¿Por qué no se aparta a personajes a los que se les da sitio en tertulias televisivas y radiofónicas y acaban contaminando lo que a veces pueden ser tertulias sobre temas interesantes para que cada cual se haga su propio criterio?

¿Nos desactivan así también de la política? Consiguen cansarnos, que nos distanciemos y así tienen vía libre para hacer lo que quieran.

Sí. Y entiendo eso en la derecha, pero no entiendo la postura desde la izquierda. No sé qué habría que hacer. Está claro que lo que no se puede hacer es como empezó Podemos, rompiendo con todas sus estructuras provinciales más allá de lo que puede ser el ombligo de Madrid, continuado por Sumar, sacando a gente absolutamente válida de sus listas. ¿Eso te desactiva? Ya que cada cual vea. Para mí, menos mal que en Navarra y Euskadi se presentaba una opción política más a la izquierda que Sumar. Dentro de lo que puede ser EH Bildu, yo nunca he sido independentista, pero prefiero las posturas que puede tener Oskar Matute en situaciones sociales. Eso es lo que tendría que tener como objetivo de unión en la izquierda, y no estar rondando dentro de la porquería que te están sacando cada dos por tres desde la derecha. Todas las dianas están puestas en dirigentes de la izquierda a los que han hundido políticamente y luego salen absueltos de los juicios. Y hemos visto los cinco días de reflexión de Pedro Sánchez, pero a mí lo que se me hace duro es que una familia como la de Pablo Iglesias e Irene Montero tenga que aguantar durante año y medio lo que han tenido que aguantar sin que nadie abra el pico.

¿Estamos suficientemente preocupados por el auge de la ultraderecha en todas partes?

Aquí tenemos lo que tenemos, pero es un movimiento a nivel mundial. Bolsonaro en Brasil, Milei en Argentina... es el trumpismo ya no solo de Trump, sino de trampa. Y hay toda una caterva de pseudomedios de comunicación que... ¿Por qué los médicos son capaces de distinguir entre la pseudomedicina y los curanderos y en el periodismo eso no pasa? ¿Por qué no se aparta a personajes a los que se les da sitio en tertulias televisivas y radiofónicas y acaban contaminando lo que a veces pueden ser tertulias sobre temas interesantes para que cada cual se haga su propio criterio?

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Para mí el éxito es seguir teniendo las ganas de aprender que sigo sintiendo, tanto en el oficio como en la vida. El oficio de músico me permite moverme de aquí para allá y conocer personas que siempre me han enseñado cosas. Los maestros y las maestras están a lo largo de tu camino vital. Y en mi caso el éxito, hoy por hoy, es que mi familia goza de buena salud y que los disfruto cada vez que estoy en casa. El éxito es seguir viviendo porque me da la oportunidad de continuar aprendiendo en este camino a veces tortuoso que es la vida. 

¿Qué es lo siguiente que vamos a saber de El Drogas?

Ahora mismo estamos preparando al nuevo batería, Nahia Ojeta. Vamos a hacer festivales durante el verano para que se encuentre cómodo y después con el grupo comenzaré a hacer canciones para ir dándole forma a un disco de diez canciones o así. Además, yo voy haciendo historias aparte y estoy trabajando sobre poetas como Miguel Hernández y David González. El rocanrol para mí es una forma de vida, como suele decirse, pero aparte me permite enredar con situaciones y ambientaciones musicales que terminan en otras estaciones. Y eso me encanta, porque en la mezcla hay grandes momentos de placer.

Siempre en movimiento y eternamente combativo, sigue Enrique Villareal (Pamplona, 1959) haciendo kilómetros y conciertos por toda la geografía española. Mirando al futuro y al mismo tiempo reivindicando el legado de Barricada, banda capital del rock español en la que estuvo tres décadas, entre 1982 y 2011, y que llegó a su fin definitivo dos años más tarde. Precisamente Barricada 40 es el título de su último lanzamiento, que registra el concierto multitudinario celebrado el 10 de junio de 2023 en el Navarra Arena. "La pelea tiene que estar en el ADN de una banda de rock", asegura a infoLibre en una conversación en la que habla de otros muchos asuntos, por supuesto sin pelos en la lengua.

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