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¿Dónde están las Taylor Swift del pop español que se mojan políticamente?

La cantante estadounidense Taylor Swift durante su concierto del 'Eras Tour' en Munich (Alemania).

"¡Odio a Taylor Swift!", escribía Donald Trump en su plataforma Truth Social poco después de que la cantante más escuchada del mundo manifestara públicamente, por fin y después de meses de espera desde el bando demócrata, su apoyo a la candidata Kamala Harris, una "guerrera que lucha por los derechos y las causas" que merece la pena defender. "Es una líder talentosa y de mano firme, y creo que podemos lograr mucho más en este país si nos guía la calma y no el caos", dice el mensaje publicado en su cuenta de Instagram, donde suma más de 284 millones de seguidores.

La artista termina su nota animando a sus fans estadounidense a registrarse (algo obligatorio en ese país) para poder votar el próximo 5 de noviembre. Y vaya si lo hicieron, pues de manera instantánea la web vote.gob experimentó un incremento del 500% en el registro de votantes, a un ritmo de entre 9.000 y 10.000 personas por hora. Ella está acostumbrada a vender entradas para sus conciertos todavía mucho más rápido, pero es desde luego un indicador de su influencia social y política

"Si se le pasara por la cabeza ser presidenta muchos deberían temerla", planteaba semanas atrás a infoLibre con humor, pero también un poco en serio, el músico e influencer Necko Vidal, autor de un libro sobre la carrera de Taylor Swift. "Tiene una influencia gigantesca sobre un montón de gente. Es una persona que mueve masas, que tiene una imagen muy concreta y una lealtad muy grande por parte de todos sus fans. Tiene un filón que es muy poderoso que esperemos use bien. Puede conseguir cambios en algo tan grande como son las elecciones de un país como Estados Unidos", añadía.

Por ahora no parece que Swift tenga intención de hacer carrera política, pero sí que vuelve a pedir el voto para los demócratas, como hiciera ya en 2020 con Joe Biden. Un empujón de incalculable valor que, como veíamos al principio, es de las pocas cosas que sacan de sus casillas al republicano Donald Trump, seguramente porque ve en ella el peligro de un combate 'de celebridad a celebridad'. Y ella tiene más seguidores que él en las redes sociales, lo cual siempre resulta molesto para los que son incapaces de controlar su ego.

Por supuesto, el apoyo de una cantante pop, por mucha Taylor Swift que sea y mucha influencia que tenga sobre los swifties, no garantiza nada para Kamala Harris ni para nadie. Lo saben perfectamente los demócratas, pues en el pasado han contado con el apoyo explícito de cantantes como Bruce Springsteen, Bon Jovi, U2 (que son irlandeses, pero tocaron en la toma de posesión de Obama), Madonna, Lady Gaga, Pearl Jam, R.E.M., Beyoncé, Bonnie Raitt, Dixie Chicks, Jackson Browne... una lista ciertamente extensa y de relumbrón, a la que recientemente se han apuntado en apoyo a la actual aspirante demócrata jóvenes estrellas del pop como Olivia Rodrigo, Cardi B o Charli XCX.

En Estados Unidos los músicos se mojan políticamente. Incluso recientemente The White Stripes han demandado a Trump por usar en sus mítines su himno Seven nation army y son incontables los que se han quejado igualmente de manera pública después de que sus canciones sonaran en actos republicanos. En España, sin embargo, no es para nada habitual este activismo al más alto nivel y los y las cantantes más populares prefieren mantenerse alejados de cualquier posicionamiento político. Sí que se movilizó la cultura española para frenar a la ultraderecha antes de las últimas elecciones de 2023 con un manifiesto con figuras habituales en estas luchas desde la cultura, donde encontramos voces musicales como Joan Manuel Serrat, Rozalén o la cantante y actriz Leonor Watling.

Porque claro que hay músicos españoles que se posicionan políticamente, pero muy lejos de la influencia global de Taylor Swift, o de la que pudieran tener en su día estrellas comprometidas y conocidas por todos como Ana Belén y Víctor Manuel, Joaquín Sabina o Miguel Ríos. El acto de Amaral en el Sonorama 2023 mostrando sus pechos es, probablemente, el gesto político más impactante y directo que hayamos visto por estos lares en demasiado tiempo de un artista con decenas de miles de seguidores, empatado quizás con el tuit más famoso, a estas alturas ya célebre, de Rosalía: "Fuck Vox".

Más allá de eso, encontramos por ejemplo a Ismael Serrano, muy claro en su oposición a la derecha, igual que cantautores como Pedro Pastor, Marwán, Valeria Castro, Natalia Lacunza o Andrés Suárez. Bandas tan variadas como Alcalá Norte, Biznaga, Zoo Posse, Los Chikos del Maíz, Mafalda, Triángulo de amor bizarro o Carolina Durante recogen el testigo de clásicos del punk-rock como Barricada (ahora personificada en El Drogas, su vocalista), Fermin Muguruza, Ska-P, Boikot, La Polla Records o Rosendo a través de sus letras, sus actos y sus declaraciones.

En las nuevas generaciones destaca como gran estrella de tirón popular Aitana, quien allá por 2018 protagonizó una de esas controversias tan típicas de las redes sociales cuando fue acusada de independentista por acudir con un jersey amarillo a un homenaje en su pueblo de Sant Climent de Llobregat (parecido a cuando Alfred García regaló a su entonces pareja Amaia Romero un ejemplar del libro de Albert Pla España de mierda, lo que provocó ataques variopintos de medios y personalidades del espectro conservador). Más recientemente, Aitana daba el pasado mes de junio un discurso feminista en una entrega de premios que fue aplaudido públicamente por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, lo cual provocó que rápidamente se la alineara con la izquierda. "El machismo no tolera que el ideal femenino que vieron en mí se eche a perder para convertirse en una mujer", fue una de sus frases más celebradas en ese discurso.

En pleno confinamiento, en marzo de 2020, Vox publicaba en mensaje en Twitter en el que afirmaba que "España puede vivir sin titiriteros pero no sin sus agricultores y ganaderos", y que era respondiendo de manera tajante con un tuit enfurecido por otra de las grandes estrellas del pop español del momento, Lola Índigo: “En un mundo sin cultura y sin arte todos serian tan grises y desalmados como vosotros”. Y acto seguido se apuntaba también Ana Guerra con otra contestación: "¡Os reto! Apagad en vuestras casas la tele y la radio".

Ante esta comparativa entre España y Estados Unidos cabe preguntarse por qué los y las cantantes españoles no manifiestan sus preferencias políticas con la misma publicidad que ocurre con los estadounidenses. "Aunque en Estados Unidos la diferencia electoral está entre el alt-right populista-racista-aislacionista y el centro derecha bélico-intervencionista demócrata, en España podemos diferenciar aparte del eje izquierda-derecha, una gran vuelta al turnismo de la Transición", plantea a infoLibre el periodista musical Rubén González, añadiendo: "Todo lo que sea rupturista con ese gran pacto que toca el bolsillo poco o nada a las élites económicas, directamente no tiene cabida en los mass media, y si no sales ahí no existes para el gran público. Por eso nos cuesta encontrar esos discursos originales y comprometidos socialmente".

Hay un desapego atroz con los artistas como generadores de opinión, porque quien más ha consumido productos culturales comprometidos ha sido gente más progresista, que ahora se encuentra huérfana

Rubén González

Además, lamenta, "generacionalmente" la guerra cultural de los últimos tiempos la ha "ganado el conservadurismo". "Los líderes de opinión en los medios de comunicación, ya sean la radio o la televisión tradicionales o los más modernos de los influencers, están muy escorados a la derecha, y como mucho lo normal es encontrarnos con gente que antes era de izquierdas, pero a la que lo de ahora no le gusta tanto. Esto ha creado un desapego atroz con los artistas como generadores de opinión, porque precisamente quien más ha consumido productos culturales comprometidos ha sido gente más progresista, que ahora se encuentra huérfana. Lo estamos viendo, si la música queda como producto de entretenimiento, la omnipresencia de los artistas descafeinados en programas de variedades es brutal y desaparece el discurso crítico", argumenta González.

Eso sí, aunque sea saliéndose del ámbito musical, el periodista, autor del libro Piedra contra tijera, que repasa la evolución del rock como reflejo de la sociedad y la política en España entre 1991 y 2021, cree que el éxito de Broncano en la televisión pública con un producto de entretenimiento diferente nos puede llevar a ser optimistas: "Esto se explica porque hay un nicho importante en la audiencia que busca otros modos, otras formas y otros discursos. Que reclama voces nuevas y distintas y no está posicionado cerca de la ultraderecha. Hay mucha gente que reclama un compromiso social a sus artistas o famosos, si estos son capaces de dar ese paso y refuerzan ese vínculo, sentarán alianzas que definirán el futuro por décadas".

Durante mucho tiempo Swift alegaba, cuando le preguntaban sobre sus opiniones, que era demasiado joven para hablar de política

Beatriz Navarro
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El caso de Taylor Swift tiene las peculiaridades de su contexto y de su fama galáctica, que indudablemente le da el respaldo para poder expresarse políticamente como lo hace. De hecho, la periodista Beatriz Navarro, autora del libro Dolly Parton. Un retrato americano, recuerda que la propia Taylor Swift ha contado en varias ocasiones que al inicio de su carrera musical, en Nashville, cuna del country tradicionalmente conservador, todo el mundo le daba el mismo consejo: "No hagas como las Dixie Chicks". "Es decir, no abras el pico, no pongas en peligro tu carrera metiéndote en tinglados políticos, como les pasó a este grupo de chicas cuando en el 2003, en plena controversia por la guerra de Irak, durante un concierto dijeron que estaban “avergonzadas” de su presidente, George W. Bush, un comentario inaceptable para su base de fans, súper conservadores, que las condenó al ostracismo más absoluto en el mundo del country durante muchos años", explica.

Opinar políticamente puede hacer encallar cualquier carrera musical, por prometedora que sea. Mayor es el peligro cuanto mayor sea la polarización. Es por ello que los discursos más contestatarios desde la izquierda quedan relegados a un nivel más relativamente underground. Pasa en España y pasa en Estados Unidos, pero a pesar de todo la futura gran estrella del pop cambió de opinión cuando se fue viendo progresivamente con una audiencia más amplia. "El caso de las Dixie Chicks fue al parecer una experiencia formativa para Taylor Swift, que tenía unos catorce años cuando pasó, y durante mucho tiempo la cantante alegaba, cuando le preguntaban sobre sus opiniones, que era demasiado joven para hablar de política y que temía influir en otras personas. En ciertos sectores progresistas fue muy criticada por ejemplo por no apoyar a Hillary Clinton en las elecciones del 2016 o por no asistir a la Women's March de enero del 2017. Pero poco a poco, como narra en el documental Miss Americana (2020), fue asumiendo su papel no solo como cantautora sino como un perfil influyente y su deber de sacar el máximo partido al poder de su voz", apunta Navarro.

Fue así como tuvo varios posicionamientos en favor de la comunidad trans y apoyó en 2018 a varios candidatos demócratas del estado de Tennessee, aparte de animar a los jóvenes a registrarse para poder votar ese año. "Aunque Estados Unidos padecía ya entonces una severa polarización, la reacción del público no tuvo nada que ver con la que sufrieron las Dixie Chicks en su día, no hubo un rechazo. Claramente la base de fans de Swift es bastante más plural y progresista que las de la banda de música country", destaca Navarro, para luego terminar llegando al presente: "En el 2020, Swift respaldó públicamente Joe Biden y este año se daba por descontado que Swift se pronunciaría a favor de Kamala Harris, como hizo después del debate entre la demócrata y Trump, de nuevo citando la defensa de los derechos de la comunidad LGTBI y los valores como una de sus razones para apoyarla. Con el nivel de estrellato que la artista ha alcanzado en los últimos dos años, la expectación era enorme. Otra cosa es qué efectos reales tiene esto, si puede llegar a mover la aguja en estados donde se espera una carrera electoral muy reñida entre Harris y Trump".

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