Cultura
¿Puede no ser racista un humor construido sobre estereotipos racistas?
"Ya no se pueden hacer chistes de gitanos". Así empezaba el monólogo de Rober Bodegas —miembro del dúo Pantomima Full junto a Alberto Casado—, que ha levantado el penúltimo debate sobre libertad de expresión, los límites del humor y su influencia en la perpetuación de estereotipos racistas. La actuación que se viralizó el pasado lunes —y que ha motivado críticas en redes, la denuncia de una plataforma progitana y "más de 400 amenazas de muerte", según el creador— fue emitida hace más de un año en el canal Comedy Central. Aunque el vídeo ha sido retirado a petición del propio cómico, según decía este en un comunicado, parte sigue estando disponible en la red social Twitter. En él se ve cómo Bodegas se propone hacer "chistes de payos" que juegan, en realidad, con los estereotipos racistas asociados a las personas romaníes: "Esto es un payo que va conduciendo, lo para la Guardia Civil y nada, tiene la ITV, el seguro, el coche es suyo...". O: "Esto es un payo que va por un polígono por la mañana y no vende droga".
Desde que el vídeo volvió a circular por Facebook el pasado sábado, el cómico comenzó a recibir críticas tanto por parte usuarios como de colectivos, y distintas asociaciones en defensa de los derechos de los romaníes tacharon su trabajo de un "gitanófobo". Así lo definía la organización Gitanas Feministas, que apuntaban en Twitter: "El humor de arriba hacia abajo es ejercicio de poder con burla. Y eso Rober Bodegas lo sabe bien. No es lo mismo reírte de ti mismo o de los que están socialmente en una posición superior que hacerlo de quienes están en situación desfavorecida". Algunos compañeros de profesión defendían, sin embargo, que si el cómico hacía uso de estos estereotipos era con la voluntad de cuestionarlos. Estaba servida, de nuevo, la polémica sobre los límites del humor, con un nuevo giro: ¿merece las críticas Bodegas?, ¿puede no ser racista el humor construido sobre estereotipos racistas?
Críticas, amenazas y demandas
Empieza hablando Juan Pablo Villalobos, escritor mexicano residente en Barcelona en cuya literatura tiene un espacio central el humor. "Los humoristas tendemos a decir en nuestras quejas que la gente tiene la piel muy fina, y yo me pregunto si no somos nosotros los que tenemos la piel muy fina", dice, ante las quejas de sus compañeros de profesión. "Creo que usamos con mucha ligereza del término censura. Si el chiste no gusta, una de las reglas del oficio es que puedes tener escarnio en lugar de risas", valora el ganador del Premio Herralde en 2016 por No voy a pedirle a nadie que me crea. Pero, objeta, "esto no incluye amenazas de muerte ni que te denuncien y acabes en la cárcel por un chiste".
En una nota de disculpas publicada el domingo, el cómico denunciaba, en efecto, haber recibido "más de 400 amenazas de muerte" en los días anteriores. Las reacciones de algunos cómicos ante esto no han resultado menos polémicas que el monólogo inicial. "Gitanos que se sienten reducidos a un estereotipo por los chistes de Rober Bodegas y para demostrar lo equivocados que son esos clichés le amenazan de muerte", decía en Twitter el cómico Ignatius Farray. "Quizá los cómicos deberíamos empezar a sentirnos una minoría oprimida y maltratada, y así podríamos amenazar de muerte a quien consideremos que nos causa ofensa", lanzaba el monologuista Goyo Jiménez en la misma red. Organizaciones como Fundación Secretariado Gitano o Gitanas Feministas han condenado las amenazas, igual que las condenan los humoristas entrevistados para este reportaje.
El debate se ha trasladado también al ámbito judicial: la organización Sociedad Gitana Española, liderada por el controvertido Sinaí Giménez, ha demandado al humorista por "incitar al odio" contra el colectivo. Gitanas Feministas no se plantea demandar, pero sí apoya la estrategia de Sociedad Gitana Española: "Es un derecho que tenemos, el de poder denunciar en los juzgados basándonos en las leyes antirracistas y antiodio, y usarlo nos parece correcto". Aunque Secretariado Gitano hizo público el lunes que estudiaba también tomar acciones legales, "no se ha desarrollado ninguna acción", como aclaraba el martes a infoLibre Sara Giménez Giménez, directora de Igualdad y No Discriminación de la organización. "Pensamos que es un contenido prejuicioso que atenta contra la dignidad de todo un pueblo", argumenta esta abogada, "pero hay que analizar bien cuándo el contenido es punible".
"No quiero criticar a las asociaciones que defienden a las minorías ante las mayorías", aventura Darío Adanti, humorista y cofundador de la revista satírica Mongolia, "pero sí creo que la expresión y el humor no tienen que tener límites. Eso no significa que no se pueda criticar el humor, igual que se critica una novela o una película".
Humor racista o humor sobre el racismo
Este es el texto completo del extracto del monólogo disponible:
(...) En España no tenemos eso. Lo único que tenemos así parecido en cuanto a que una raza es más poderosa que otra son los gitanos, ¿vale? Pero ya no se pueden hacer chistes de gitanos. Yo trabajaba y trabajo mucho de guionista en la tele y desde hace unos años, cada vez que alguien escribe un chiste de gitanos, pues llegaba una carta sorprendentemente bien escrita [risas] pidiendo que no se hiciese eso más. Entonces ya no se hacen, ya es muy difícil ver un chiste de gitanos en la tele. Y me parece bien. Ellos han pedido que no hagamos chistes, y lo estamos cumpliendo; nosotros les pedimos que vivan acorde a nuestras normas sociales, y ellos supongo que necesitan tiempo... [Risas y aplausos].Tranquilos, que no voy a ser yo el que rompa esta tregua. No voy a hacer chistes de gitanos, pero sí he pensado que yo como payo puedo hacer chistes de payos, puedo reírme de las cositas que tenemos los payos. Entonces, si me lo permitís, os voy a contar unos chistes de payos. Esto es un payo que va conduciendo, lo para la Guardia Civil y nada, tiene la ITV, el seguro, el coche es suyo... 'Continúe', le dicen. [Risas]. Voy a contar otro. Esto es un payo que va por un polígono por la mañana y no vende droga. Entra ahí a una empresa, el tío se mete, está ahí ocho o nueve horas, acaba, coge el metro, vuelve a casa. [Risas y aplausos] . Uno más, ¿vale? El último, el último, el último. Esto es un payo que el día de su boda no le mete un pañuelo por el coño a su mujer, ¿no? [Risas]. Y de hecho espera a que tenga algo más de trece años para casarse. [Risas]. Este era el último. Gracias.
La humorista Pilar de Francisco, colaboradora en los programas La ventana, Hoy por hoy y Chicas, todos en Cadena Ser, cree que no se ha entendido el propósito de Bodegas. "Yo lo vi en su día, aunque no me acordaba. En este caso, el monólogo no iba tanto sobre gitanos, sino sobre los límites del humor", apunta. "Él sabe que está haciendo humor negro, y no me parecieron chistes gratuitos como ocurre en otros monólogos. Él no da por sentado que las cosas sean así, sino que apunta a que sean tabú". Adanti retoma la cuestión: "El humor juega a la transgresión. Si tu discurso nunca ha sido racista y tu público no es racista, estás jugando a incomodar a tu propio público". En opinión de ambos, la reflexión de Bodegas no trata las características del pueblo gitano, sino el hecho de que no esté bien visto socialmente bromear con ciertos asuntos.
Bodegas tiene una rutina en la que aborda temas peliagudos, como la violencia de género, el suicidio o el cáncer. En una actuación grabada en Phi Beta Lambda, una plataforma de monólogos online organizada por el humorista Antonio Castelo, explicaba su postura. "Vamos a hablar de tema que no molan para hacer comedia, o eso es lo que nos quieren hacer creer", introduce Bodegas en una actuación sobre un ataque machista grabada el pasado enero. "Pero, con esta mierda de los límites del humor, yo creo que se puede hacer humor de todo, siempre que se hagan las bromas adecuadas. Sobre todo, creo que alrededor de las cosas que no molan, hay cosas que sí son graciosas aunque estén dentro de un contexto sensible". En la pieza cuenta su experiencia como testigo de una agresión, pero no reproduce en ella los estereotipos machistas habituales sobre las mujeres. En la que se refiere a la muerte, grabada en junio, habla de varios procesos de luto dentro de su familia.
Para María José Jiménez Cortiñas, presidenta de Gitanas Feministas, Bodegas pretende "dar un sentido humorístico a lo que son estereotipos que se llevan usando toda la vida", y defiende que "lo que no es responsable y tampoco es nada ético, ni en el humor ni en ningún lado es fomentar estereotipos y prejuicios". En la misma línea va Juan Pablo Villalobos, que no cree que del monólogo viral se pueda extraer que Bodegas hacía una crítica al racismo: "Yo creo que hay un tipo de humor simplón que realmente no conflictúa ni cuestiona ni nos está poniendo en un espejo para que veamos en él que somos racistas. Creo que hay un humor simplón que solo confirma estereotipos. Este tipo de humor, que lo único que hace es preservar una mentalidad racista, no puede decir luego que había una intención, que no se ve por ningún lado, de problematizar el asunto".
Los tres cómicos consultados coinciden en ver como un problema lo homogéneo del panorama humorístico español: "Es verdad que yo no veo cómicos gitanos, y al no haber diversidad parece que todo se paga con un colectivo concreto", reflexiona Pilar de Francisco. Le sigue Adanti: "Al final, no es lo mismo contar chistes sobre, no sé, la izquierda en tiempos de Franco, que les metían en la cárcel y les fusilaban, que ahora. La comunidad gitana tiene voz para decir lo suyo, y cuanta más pluralidad haya, mejor". "Al final, todo depende de quién cuente el chiste", apunta Villalobos: "¿Lo cuenta la víctima o el victimario?".
Las consecuencias de la risa
La nota de disculpa de Bodegas no fue bien recibida por las asociaciones progitanas. "Quiero pedir disculpas públicamente a todas las personas que se hayan sentido ofendidas", decía el cómico, que añadía: "A mí personalmente no me ofende ningún chiste, ya ataque a mi procedencia, físico, valores o creencias, más allá de encontrarlo más o menos gracioso y/o certero, pero comprendo que no todo el mundo afronta el humor de la misma manera". "He pedido al canal que retire el vídeo y no pondré a disposición de las autoridades ninguna de las amenazas recibidas", finalizaba, "siempre que se dé este asunto por zanjado de manera cordial". María José Jiménez critica el comunicado: "Lo que ha pasado es lo de siempre: a la víctima se le ha convertido en verdugo y viceversa. Yo no puedo ser tolerante con alguien que es racista y que utiliza su poder y su espacio de control para extender esas ideas que llevamos 600 años sufriendo".
Cómicos como Adanti no creen que haya relación entre los chistes vertidos en el monólogo y la discriminación sufrida por los gitanos: "Me parece absurdo que, habiendo tantas cosas materiales que marcan esa desigualdad de las minorías frente a las mayorías, vayamos a por esto. Aunque prohíbas hablar de las minorías en términos de este tipo, la desigualdad seguirá existiendo". Para Sara Giménez, sin embargo, sí hay un lazo directo entre ambas cosas: "La imagen social negativa de los gitanos afecta a la hora de alquilar o comprar una vivienda; a que a las mujeres gitanas, cuando van al supermercado, se les pegan los de seguridad como si nos dedicáramos a robar; a los problemas de acceso al empleo; o a que se nos niegue la entrada a ciertos espacios de ocio. Todo esto condiciona la vida de las personas de manera material".
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"En mi opinión", decía Bodegas en su nota, "no hay que esperar pedagogía ni didáctica en la comedia cuando se dirige a personas adultas, pues confío en el criterio personal de cada persona para discernir entre un chiste y un discurso serio". Pero las asociaciones sí consideran que discursos como ese perpetúan el racismo. Lo defiende María José Jiménez: "Los populismos que se están fomentando en Europa, dígase [Matteo] Salvini [ministro del Interior italiano] o dígase [Manuel] Valls [ex primer ministro francés] utilizan los argumentos que ha utilizado este hombre: son personas que no se integran, que transgreden la ley. Este es el argumento que se usa para crear censos de gitanos o para expulsar refugiados, y la gente no se da cuenta".
Ambas señalan las reacciones del espectador a los chistes. "Lo que nos encontramos es todo un público que aplaude de manera desmesurada a cualquier prejuicio que dice este tío", dice, enfadada la presidenta de Gitanas Feministas. La portavoz de Secretariado Gitano destaca, por su parte, los comentarios surgidos a partir del vídeo. Comentarios como: "Supongo que se van a adaptando a la sociedad moderna, ahora usan el móvil robado para ofenderse en Internet". O: "No ha dicho nada que no sea cierto". O: "Hablan por aquí de si tenemos que respetar y adaptarnos a sus costumbres delictivas y comportamientos tribales medievales. ¿En serio?". O: "En los dos minutos de vídeo no ha dicho ninguna mentira de los trapaceros". "El monólogo", defiende Sara Giménez, "fomenta comentarios antigitanos. El humor quizás no tenga clave pedagógica, nosotros entendemos el humor perfectamente, pero el humor no debe fomentar el racismo, igual que ninguna otra creación".