El 'Orlando' de Woolf que censuró Vox llega al Centro Dramático Nacional: "Si no lo entienden, que vayan a terapia"

Virginia Woolf publicó Orlando en 1928. Un siglo después, la sexta novela de la escritora británica está más que establecida como un clásico indiscutible de la literatura gracias a la manera en la que aborda temas como la identidad, el género, la homosexualidad o la sexualidad femenina, además del papel de la mujer dentro de la sociedad y como creadora literaria. Una fantasía libre universalmente aclamada y estudiada en las escuelas de todo el mundo.
Por eso llamó más si cabe la atención su vuelta a la actualidad en el verano de 2023, cuando el consistorio de Valdemorillo (Madrid) decidió cancelar su representación nada más tomar Vox posesión de la Concejalía de Cultura, alegando que no era "conveniente el contenido de la obra, en la que un hombre se convierte en mujer". Pasmo generalizado, principalmente en la compañía Teatro Defondo, que había hecho más de un centenar de funciones por toda España , en casi todas las comunidades autónomas, con multitud de premios a nivel nacional y nominada como finalista en los premios Max.
Hay por eso que es un acto de justicia poética ahora la llegada de Orlando al madrileño Teatro María Guerrero del Centro Dramático Nacional, en esta ocasión en un nuevo montaje coral, que roza lo operístico, con dirección de Marta Pazos y dramaturgia conjunta de la creadora gallega y Gabriel Calderón, que puede disfrutarse desde este mismo 25 de abril hasta el 8 de junio. "La semana pasada le partieron las piernas a una persona y la tiraron a un río", ha recordado Pazos en relación al asesinato de Sara Millerey, una mujer trans así asesinada en el municipio colombiano de Bello, en Antioquía, para reafirmar la vigencia de esta obra atemporal.
Como artistas, es muy importante que seamos testigos de nuestro tiempo. No operamos a corazón abierto, fabricamos el alimento del alma
"Como artistas, es muy importante que seamos testigos de nuestro tiempo. No operamos a corazón abierto, fabricamos el alimento del alma. En tiempos de oscuridad, es muy importante y un servicio público construir espacios de libertad, de pensamiento crítico y de esperanza", plantea Pazos, antes de añadir: "Eso es nuestro montaje, un espacio de posibilidad". No en vano, así retrata Woolf a su Orlando con apenas una decena de palabra: "Same person. No difference at all. Just a different sex" ("La misma persona. Ninguna diferencia. Solo diferente sexo").
Once intérpretes dan vida sobre las tablas a la historia de Virginia Woolf y han colaborado en la creación del espectáculo. Laia Manzanares interpreta al personaje protagonista de esta historia, mientras Noe Albert encarna al héroe masculino, Shermeldine, y Abril Zamora se convierte en la figura de la biógrafa y personifica en escena a la propia escritora británica. El resto del reparto en escena está formado por Anna Climent, Alessandra García, Jorge Kent, Paula Losada, Paco Ochoa, Mabel Olea, José Juan Rodríguez o Alberto Velasco.
Precisamente Zamora remarca que para ella, "como persona que pertenece al colectivo trans, poner sobre las tablas la identidad de género de manera tan bella es un regalo", máxime en un momento en el que se encadenan las "noticias terroríficas sobre recortes de derechos". "El teatro es arte, pero también es política, y hay mucha política dentro del montaje de Marta", añade, admitiendo a su vez que no conocía este texto, que le parecía "un hueso al principio", pero terminó hipnotizándola hasta conseguir que entrara a fondo en sus reflexiones por la "naturalidad" y sencillez con la que se tratan temas tan "complejos".
Hablar de estos temas de una manera tan orgánica y natural es lo que puede hacer que la gente entienda que puedes ser quien quieras ser y eso no afecta absolutamente a nadie
Continúa la intérprete explicando que Orlando cambia de género a mitad de la novela, pero no se le da "ninguna importancia", porque se habla de que "cambia su porvenir, pero no su identidad". "Hablar de estos temas de una manera tan orgánica y tan natural es lo que puede hacer que la gente entienda que puedes ser quien quieras ser y eso no afecta absolutamente a nadie", destaca a infoLibre, al tiempo que se posiciona contra la censura que vivió Orlando hace dos años por culpa de Vox: "La censura la voy a ver mal siempre de cualquier manera. Por eso es muy bueno aprovechar estos lugares para poder hacer este tipo de obras".
Y todavía prosigue: "Creía que levemente estábamos avanzando hacia delante, pero este año da una sensación muy desoladora con todo lo que está pasando, y ya ni hablar de Estados Unidos. Parece que estamos yendo para atrás. Por eso, a quienes quieran censurar esta obra les diría que, si les molesta la identidad de la gente y la felicidad ajena, realmente tienen que empezar a escarbar dentro de ellos para ver qué es lo que hay ahí. Que vayan a terapia al psicólogo. ¿Qué más te da lo que haga una persona o no? ¿Por qué no protegemos a la gente que simplemente están existiendo sin hacer daño a nadie? Si eso te está generando un conflicto, creo que tendrías que empezar a mirarlo. Miremos cada uno nuestras propias cosas y salgamos adelante".
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Para Pazos, por su parte, la identidad es un tema de "largo recorrido", por lo que es "muy importante que se traigan al presente y se estén haciendo todo el tiempo obras que han cambiado el curso de la historia, como esta, y que han proporcionado una idea de libertad y de otros mundos posibles dentro de este mundo de locos en el que estamos viviendo". "Es muy necesario que estas obras no caigan en el olvido. Me parece importante tener esa conexión con el legado y seguir trayéndolas desde otras ópticas, como se ha hecho en estos cien años con diferentes montajes", defiende, mencionando especialmente la versión cinematográfica que rodó Sally Potter en 1992, con Tilda Swinton como protagonista: "Me marcó mucho en mi adolescencia. Resiste muy bien el paso del tiempo porque fue muy vanguardista en aquel momento".
Es por ello que, en opinión de la directora, Orlando nos sigue dando un "mensaje de libertad total, de mucha conexión con la intuición con una misma, con ese espíritu de aventura". Al mismo tiempo, destaca, aboga también por la "transformación, sea de la índole que sea, porque parece que al hablar de transformación todo se focaliza en una sola dirección, cuando realmente somos seres que nos estamos transformando todo el tiempo, que vivimos en una piedra que se está transformando todo el tiempo". "Es de grandísima inspiración prestar atención a esto de una manera rotunda pero delicada, como hace Virginia Woolf", apostilla.
"Hay que hablar de este tipo de temas, hay que hablar de esto, no solo en el teatro, para apartar al máximo las cosas negativas y no dar voz a según qué discursos tan destructivos", reivindica Zamora, al tiempo que ensalza el "poder" del teatro para llegar a a todo tipo de público: "Hay mucha gente que solo tiene la tele como ventana al mundo exterior, porque a lo mejor no está en unos círculos donde hay gente diversa. Por eso, tenemos que facilitar el camino para que estas personas vean ese tipo de historias. Creas o no en la identidad, en el género, creo que va a ser una función que te va a tocar en algún lugar".