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El empleado de banca tal y como se conoce está al borde de la extinción. Los enormes ERE que han presentado las principales entidades financieras españolas en los últimos meses no sólo se ceban en la red de sucursales, sino sobre todo en un determinado perfil de trabajador que está quedando en desuso ante el auge de la gestión digital. El BBVA ha planteado el despido de 3.798 personas, de las que 3.025, el 80%, trabaja en su red de oficinas en España. Y de ellas, el 82% serán gestores comerciales –1.412– y gestores de atención al cliente –1.070–. Eso significa que la mitad de los integrantes de ambas categorías –el 47% de los primeros y el 56% de los segundos– van a desaparecer de la plantilla del segundo banco del país.
Las cifras son significativas por cuanto, aun siendo el ERE del BBVA menor en número de despidos respecto al presentado por Caixabank –7.791–, el impacto sobre la red de sucursales será mucho mayor en el caso del banco presidido por Carlos Torres: ese 80% de despidos en las oficinas está 10 puntos porcentuales por encima de los que pretende ejecutar la entidad catalana. El cierre de sucursales planeado por el BBVA, 530, llevará aparejado además el despido de 543 directores, el 23% de los actuales. En el resto del banco, el recorte será mucho menos intenso: 155 empleados en las estructuras intermedias, un 13,5%; 258 en los servicios centrales, el 9,7%, y 360 en el centro corporativo, un 8,1%.
A diferencia del ERE de Caixabank, el BBVA sí aduce causas económicas, además de las organizativas y productivas, para recortar la plantilla. Aunque en el primer trimestre de este año ha vuelto a los beneficios, 1.210 millones de euros, una cifra que el propio banco reconoce como próxima a los niveles prepandemia, el informe técnico del ERE, al que ha tenido acceso infoLibre, sólo cita las pérdidas de 2020, 2.182 millones. Y destaca que su resultado antes de impuestos ha caído un 89,8% desde 2017, de 2.439 a 248 millones de euros. También subraya que tanto sus ingresos por intereses como por comisiones, el negocio puramente bancario, siguen recortándose en el primer trimestre de este año, un 6,5%, y que su márgenes bruto –el conjunto de sus ingresos financieros y de cualquier otro tipo– y de explotación –descontados los gastos operativos del margen bruto– continúan en 2021 por debajo de los que registraba en el primer trimestre de 2020, antes de irrumpir el coronavirus.
Además, su ratio de eficiencia –la relación entre los gastos y el margen bruto– se ha deteriorado en 13,8 puntos entre 2017 y 2020, con una diferencia de 8,6 puntos respecto al resto del sector bancario. Es peor que las de Santander, Caixabank y Bankia, resalta el documento para justificar la necesidad de recortar personal.
Esa reducción de los ingresos, referida a las sucursales y a los empleados, se traduce en una pérdida de productividad que el informe cifra en un 11,2% del margen bruto por oficina desde 2017 y en un 21,7% por trabajador. Es más, las transacciones realizadas en las sucursales se han desplomado en un 70,6% entre 2017 y 2020. Si la comparación se hace hasta 2019, eliminando el año del confinamiento, el descenso es del 45,4%: hace cuatro años se realizaban 42,9 millones de operaciones en las oficinas del BBVA en España. En 2019, sólo 23,4 millones. Y el año pasado, apenas 12,6 millones. Las que más han caído son las transferencias –un 82,4%– y las transacciones en efectivo –un 73,6%–.
Al mismo tiempo, las operaciones digitales se han disparado un 49,2%: 264 millones en 2020. Las transferencias y traspasos online, por ejemplo, se han quintuplicado. Y el 40% de la operativa digital se hace a través de la aplicación del móvil. El BBVA tiene 5,8 millones de clientes digitales, lejos aún de los siete millones de Caixabank, líder español en este ámbito. Santander cuenta con 5,4 millones y Sabadell con 5,1.
Asistentes virtuales y nuevos perfiles laborales
Con la digitalización en plena fase desarrollo y la creciente competencia de nuevas fórmulas de financiación –desde el crowfunding hasta las operaciones de deuda para las empresas– y de nuevos financiadores –Amazon, Google, Facebook, Apple…–, el BBVA quiere convertir las sucursales en “centros de negocio especializado”, un “espacio totalmente diferente” a las oficinas actuales, donde “la tecnología y la innovación sean protagonistas”, explica el informe. Unos locales futuristas –o ya no tanto– con “asistentes virtuales” y “espacios interactivos de asesoría” para “anticiparse a las necesidades de los clientes”. Éstos, al gestionarse digitalmente sus operaciones, permitirán al gestor bancario ahorrar un 10% de tiempo y aumentar su cartera de una media de 1.190 clientes por empleado a 1.311.
Así, las sucursales podrán “abandonar las tareas transaccionales en beneficio de las tareas de asesoramiento y de mayor valor añadido”, además de ser más “flexibles” para adaptarse a los distintos tipos de usuarios y ofrecerles servicios a medida. Las nuevas oficinas exigen, por tanto, nuevos “perfiles de gestión de personas más orientados a la venta y a la relación con el cliente”.
Cataluña se lleva la peor parte
Las sucursales que se van a cerrar serán las ubicadas a menos de 500 metros de otra en ciudades a menos de 1.500 metros en poblaciones rurales, un total de 281. También otras 242, con menos de 3.000 clientes y consideradas no estratégicas, así como siete oficinas más que prestan servicio a organismos y entidades mediante convenio. Del total de 530, el grueso del recorte se lo va a llevar Cataluña, con 204 sucursales –122 en Barcelona–. Equivalen al 58,3% de la red. En Madrid cerrarán 84 y 20 en Sevilla. No se van a tocar, en cambio, las oficinas de la red de Banca de Empresas y Corporaciones, como tampoco la red de Consumer Finance.
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El informe destaca el “sobredimensionamiento” de su red de sucursales en Cataluña tras la integración de CatalunyaCaixa y Unnim. Asegura que la ratio de clientes por gestor en Cataluña es un 32% inferior a la del resto del país. También esa comunidad autónoma sufrirá la mayor sangría laboral: 1.197 despidos, casi un tercio del total. De ellos, 836 en Barcelona. En Madrid serán 357. De los 543 directores de sucursal que perderán sus empleos, 170 serán de Cataluña. De los 1.412 gestores comerciales que figuran en la lista de despidos, la mitad trabaja en esa comunidad autónoma, así como el 30% de los gestores de atención al cliente.
En el BBVA va a ocurrir como en Caixabank: la peor parte de los despidos se la van a llevar los territorios donde estaban asentadas las entidades que fueron absorbidas por ambos bancos, CatalunyaCaixa y Unimm, por un lado; y Bankia –en Madrid y la Comunidad Valenciana–, por el otro.
El ERE del BBVA también va a consolidar otra tendencia reveladora de cómo están cambiando los bancos en el empleo y en la atención al cliente. El BBVA ha ofrecido a los sindicatos en la mesa de negociación reducir a 3.331 los despidos mediante la recolocación de 467 trabajadores en los centros de atención remota. Algo parecido terminó pactando el Santander en el ERE que firmó el pasado mes de diciembre y está ejecutando a lo largo de este año. Trasladó a 400 empleados a Santander Personal y 450 a Santander Customer Voice, desde donde antiguos empleados de las sucursales gestionan ahora por teléfono las operaciones de los clientes. Caixabank ha ofrecido el trasvase de 500 afectados por el ERE a su filial tecnológica CaixaBank Tech.
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