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BBVA e Iberdrola se alían con la patronal de concesionarios para captar miles de millones en fondos europeos para el coche eléctrico

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Este lunes la ministra de Industria, Reyes Maroto, presentó en Zaragoza –sede de PSA y hasta 2017 de General Motors– el Plan de Choque de movilidad sostenible, segura y conectada. Un plan de 10.000 millones de euros que corresponde a los fondos de reconstrucción europeos, llamados Next Generation EU, de los que España obtendrá 72.000 millones en transferencias directas hasta 2023.

El plan, basado en relanzar el coche eléctrico y demás vehículos limpios y toda la logística que rodea al que en teoría va a ser el automóvil del futuro, fue acogido con frialdad por un sector que de enero a octubre ha vendido un 40% menos de coches que el año pasado. Pero ya desde antes de la presentación las grandes empresas del Ibex se mueven entre bambalinas para conseguir parte del maná europeo. 

Uno de esos movimientos lo protagonizan BBVA, el segundo banco del país, e Iberdrola, primer grupo energético español. La entidad financiera y la multinacional eléctrica se han aliado en los últimos días con la patronal de los concesionarios de las grandes marcas, Faconauto. Así lo ha podido confirmar infoLibre.

Las tres entidades trabajarán conjuntamente para captar el máximo dinero posible del Plan de Choque de Reyes Maroto, especialmente la parte que pretende impulsar el coche eléctrico en España y, de paso y según la opinión de la ministra, "la competitividad de la industria automovilística española". Uno de los puntos del plan será desplegar masivamente infraestructuras y puntos de recarga para el vehículo eléctrico, uno de los intereses de Faconauto, BBVA e Iberdrola. 

De hecho y según ha podido saber este medio, entre las propuestas que esta alianza coyuntural maneja está la de llevar puntos de carga a las casas. Parece que de momento las únicas viviendas particulares que contarán con estos enchufes serán los chalés unifamiliares, aunque también se estudia la posibilidad de extender los puntos de carga a los bloques de pisos. 

Faconauto dice que no puede confirmar su unión con banco y eléctrica. "Faconauto trabaja habitualmente con esos y otros socios estratégicos para trasladar a los concesionarios las mejores opciones en este momento tan volátil", resalta un portavoz. "Ahora se han redoblado los esfuerzos para, efectivamente, captar esos fondos europeos, donde los concesionarios tienen mucho que decir. Estamos hablando con muchas empresas y Administraciones Públicas". Ni BBVA ni Iberdrola han hecho declaraciones.

No solo habrá puntos de recarga. El Plan de Industria abarca las Zonas de Bajas Emisiones (modelos tipo Madrid Central con restricciones de acceso a los vehículos), desarrollar nuevos modelos de negocio –como el vehículo eléctrico– y la innovación del sector o modernizar el parque público de vehículos limpios. En todo lo anterior el Gobierno destinará 6.000 millones de euros. 

Otros 1.500 millones se destinarán a fomentar la llamada Ruta del Hidrógeno que Industria ya presentó en octubre y que persigue que España alcance la neutralidad climática y un sistema eléctrico 100% renovable no más tarde de 2050. Y más de 1.200 millones que también irán para, en palabras de la ministra, proyectos estratégicos para la transición industrial, es decir: "Modernizar el ecosistema nacional de la industria de automoción, mediante la digitalización, el impulso de la conectividad 5G y la mejora de la eficiencia energética de la cadena de valor".

Cambiar unos coches por otros

La apuesta de Industria de momento no entra en muchos detalles. Y varios expertos apuntan a varios problemas con el plan. "Las ciudades necesitan un cambio de modelo en su movilidad urbana para hacer frente a los retos, no solo de la descarbonizacion del transporte, sino también de esa pandemia perenne que es la contaminación atmosférica, acústica y la ocupación del suelo por el coche", defiende Álvaro Fernández Heredia, ideólogo de Madrid Central durante la Alcaldía de Manuela Carmena y ahora gerente de la empresa municipal de autobuses del Ayuntamiento de Valladolid. "Esto no consiste en cambiar unos coches por otros para que se vendan más coches, autónomos, eléctricos pero coches al fin", lamenta.

Fernández Heredia cree que hay aspectos del plan que "dedican muy buenas palabras a este objetivo" pero que "a la hora de dedicar esfuerzo inversor con fondos públicos, la apuesta es rescatar la industria del automóvil con dudoso criterio y más dudoso resultado". 

Otro conocedor del sector revela su temor a que los fondos vayan destinados a "la industria y no a los países". "Si fuera a los países y se hiciera una apuesta decidida, España apostaría por cambiar el modelo productivo de automoción. El problema es que somos uno de los principales productores y ensambladores de vehículos de Europa pero la matriz está fuera, en Alemania o Francia. Y el cambio tecnológico ocurre en la matriz, en la sede social, no en las factorías deslocalizadas". España es el segundo productor europeo al fabricar 2,5 millones de automóviles en 2019, solo superado por Alemania (4,6 millones) pero por delante de Francia (2,2 millones). 

La economista Natalia Arias, conocedora de la automoción española, coincide con el último diagnóstico. "La crisis del covid-19 ha afectado mucho al sector y ha supuesto en definitiva una presión suplementaria que ha dejado al descubierto las consecuencias de renunciar a una industria nacional propia", deplora Arias. "Los grandes grupos transnacionales llevan a cabo estrategias globales: Volkswagen que agrupa a Audi, Škoda, Seat, Porsche entre otros; PSA reagrupa a Opel, Peugeot, Citroën; Grupo Renault, la americana Ford, etcétera. En España no se toma ninguna gran decisión estratégica que afecte a la industria automovilística".

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"Las consecuencias son, de facto, una ardua competencia entre Estados y entre trabajadores", prosigue Natalia Arias. "Los países pugnan entre ellos para ofrecer condiciones favorables para que las empresas mantengan la producción en sus países y elijan a sus plantas como centros de sus estrategias de electrificación, si bien la realidad muestra que, en momentos de dificultad, por más inversiones que se hayan dado, no garantiza el mantenimiento de la producción". Esto último es lo que ha pasado con el caso de Nissan y su planta en la Zona Franca de Barcelona, que será desmantelada. 

Otro temor subyace detrás de la intención de BBVA e Iberdrola: que el Ibex acapare casi todos los fondos de reconstrucción europeos. El banco y la eléctrica tienen varios frentes abiertos en diversos sectores, más allá de la automoción, para sacar el máximo partido al dinero comunitario. 

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