Política monetaria
El BCE se resiste a intervenir pese a que la fortaleza del euro dificulta la recuperación
Esta vez...tampoco. El Banco Central Europeo (BCE) ha vuelto a amagar sin dar y ha mantenido los tipos de interés en el 0,25%. Lo ha hecho a pesar de la escalada del euro, que roza los 1,40 dólares y echa arena a unos engranajes de la recuperación que apenas si han empezado rodar, caso de España, o que amenazan con el atasco, caso de Francia.
El presidente de la autoridad monetaria, Mario Draghi, alimentó la subida de la moneda única al explicar, una vez más, que el BCE no cree en la posibilidad de una caída de precios que lleve a la deflación, lo que aleja la posibilidad de que el BCE imite las medidas de expansión monetaria que han adoptado otros bancos centrales, como los de EE UU o Japón.
Con el BCE de perfil, las cifras de EE UU y de la zona euro muestran la gran diferencia que existe, por los resultados obtenidos desde 2008 en ambos continentes. Con un euro que se cambia por 1,39 dólares, la inflación de la zona euro se sitúa en el 0,7%, el crecimiento de la economía en el 1,2% y el paro en el 11,8% (con países como España y Grecia en el 26%). Enfrente, engrasada por los estímulos monetarios aplicados por la Reserva Federal, la economía de EE UU funciona a 0,7 euros por dólar (cambio que facilita las ventas al exterior) una inflación del 1,5%, un crecimiento del 2,8% y el desempleo en el 6,3%.
Una puerta entornada
No obstante, y como siempre, el BCE deja una puerta entornada. Draghi no descarta actuar si es necesario. Pero lo hará (o no) el próximo mes. Un anuncio que se repite desde hace medio año. Draghi lo expresó así, según declaraciones recogidas por Europa Press: "El Consejo de Gobierno se encuentra cómodo con la idea de actuar la próxima vez", tras aceptar que el BCE "no está satisfecho con el camino proyectado de inflación", "lo que llevaría a un consenso para actuar" después de conocer las proyecciones de junio.
Le decisión del BCE, donde pesan como losas las tesis del banco central alemán Bundesbank, es especialmente negativa para las economías del Sur de Europa, golpeadas por años de políticas de ajuste que, en el caso de España, pueden desembocar en crecimiento económico sin creación de empleo como apuntan las previsiones de la Comisión Europea y de la OCDE.
Según destacan economistas como José Carlos Díez (profesor de Icade), la "nefasta" política económica europea aplicada desde 2008 se explica, entre otros elementos, por el hecho de que el BCE, a diferencia de la Reserva Federal de EE UU, no tiene un mandato explícito para tender al pleno empleo, además de mantener la estabilidad de precios. Es un fallo en el diseño del marco legal en el que se mueve la autoridad monetaria de la eurozona.
Esa carencia alimenta las tesis de Alemania sobre la informalidad de los países del Sur que, según los partidarios de la austeridad a ultranza, se relajan en cuanto el BCE interviene y la prima de riesgo frente al bono alemán baja.
Incumplimiento de mandato
Más allá de criticar las limitaciones para actuar del BCE, Economistas Frente a la Crisis señala que la entidad que preside Draghi "está incumpliendo su mandato de manera manifiesta". Por dos razones fundamentales: "porque no garantiza la estabilidad de precios, dado el riesgo de deflación y porque no contribuye a la cohesión económica y social".
Para la organización que preside Jorge Fabra, lo adecuado es que el BCE agote "el margen de la política convencional de bajada de tipos" y lo acompañe "de políticas no convencionales como la expansión de su balance". Es lo que se conoce como la política de "alivio cuantitativo" que han aplicado los bancos centrales de Japón, de EE UU y del Reino Unido para evitar la parálisis y el aumento del desempleo.
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Las tesis alemanas sobre la necesidad de mantener quieta la máquina de fabricar dinero del BCE se ven reforzadas por los análisis excesivamente optimistas que algunos analistas atribuyen a Gobiernos que aún soportan la crisis con dureza. Un ejemplo es la relación directa, pero forzada, que el Ejecutivo español establece entre la caída de la prima de riesgo (en 143 puntos) y del tipo de interés a 10 años (por debajo del 3%) y la política económica que aplica.
En realidad, según destacan algunos expertos, la prima de riesgo de España ha caído como ha caído en otros muchos países. "Se ha producido no sólo en España y en el resto de países periféricos del euro, sino también en los países del núcleo duro, como Alemania o Francia" escribía recientemente Jesús Sánchez-Quiñones. El tipo de interés del bono portugués se ha reducido en 252 puntos básicos, el griego en 226, mientras que el español lo ha hecho en 117.
Lo preocupante es que esos descensos generalizados de las primas de riesgo en los países desarrollados parecen apuntar a una evolución a la japonesa de las economías, sin apenas crecimiento y sin apenas inflación. Es algo que, en palabras de Draghi "preocupa" a la autoridad monetaria europea, pero no hasta el punto de empujar hacia una intervención inmediata. Será el mes que viene...o no.