LA RESACA DE LA BURBUJA INMOBILIARIA
Los cinco grandes bancos se deshicieron en 2017 de 37.374 millones de euros en ladrillo tóxico
Los cinco grandes bancos españoles se deshicieron el año pasado de 37.374 millones de euros en ladrillo tóxico, más de la mitad –el 60%– de los 62.754 millones en que el Banco de España calcula la factura neta del rescate financiero. La cifra incluye dos macrooperaciones firmadas por las dos mayores entidades, Santander y BBVA, que han traspasado el grueso de sus activos inmobiliarios a dos fondos buitre: Blackstone y Cerberus.
El pasado mes de agosto, el Santander vendió el 51% de la cartera inmobiliaria del Popular, banco que había adquirido dos meses antes, al fondo Blackstone. Entonces la entidad de Ana Botín valoraba los activos traspasados en España en 10.000 millones de euros. Antes de la operación con Blackstone, el Santander contaba con una cartera de activos y morosos inmobiliarios con un valor neto de 15.384 millones, de los que 11.107 millones eran inmuebles. Según las últimas cuentas del Popular, las del primer trimestre de 2017, los inmuebles acumulados por la entidad sumaban un importe en libros de 10.896 millones de euros. En el informe anual presentado la semana pasada, el Santander ya registra el valor neto de su actividad inmobiliaria de forma conjunta con la del Popular y, tras descontar las cesiones al fondo buitre, cifra sus activos y morosos en este sector de negocio en 5.665 millones, un 7,3% más que hace un año.
La segunda gran operación ha sido el traspaso por el BBVA de 17.800 millones de euros, entre inmuebles –13.000 millones– y créditos inmobiliarios a Cerberus. Como el Santander, el banco de Francisco González constituirá una sociedad con el fondo buitre, pero si en el primer caso la entidad española tiene el 49% del capital, en el del BBVA sólo posee el 20%. Ya que la transacción no se cerrará hasta la mitad de este año, las últimas cuentas del banco aún no contabilizan la reducción de la cartera inmobiliaria. Pero establece en un 37,2% el recorte de su exposición neta al ladrillo, que se queda en 6.416 millones de euros, tras disminuir 3.796 millones en 2017. Durante el pasado ejercicio, el BBVA vendió 25.816 inmuebles por un precio de 2.121 millones de euros. La cartera que cederá a Cerberus incluye otros 78.000 inmuebles.
“La operación nos reduce prácticamente la totalidad de nuestra exposición [inmobiliaria] y nos deja un 2018 limpio de cara a la cuenta de resultados”, avanzó el consejero delegado del BBVA, Carlos Torres, durante la presentación de los resultados del banco el pasado día 1. Este año, añadió, la entidad situará sus pérdidas en la actividad inmobiliaria por debajo de los 100 millones de euros.
El Banco Sabadell también se ha movido para encoger su exposición al ladrillo. En noviembre segregó la inmobiliaria que creó en 2008, Solvia, y la ha convertido en una filial, Solvia Desarrollos Inmobiliarios. Incluyendo los 1.252 millones de euros en activos traspasados a la nueva sociedad, Sabadell ha reducido sus activos problemáticos en 3.443 millones de euros, de los que 1.642 millones son inmuebles. Aun así, su cartera de activos problemáticos netos sigue siendo voluminosa: 7.054 millones, de acuerdo con sus últimas cuentas. Buena parte de ellos proceden de la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM), que adquirió por un euro en diciembre de 2011.
Prisas por las nuevas normas contables
El año pasado Bankia vendió 8.430 inmuebles, el 20% de su stock. El total de sus riesgos dudosos se han recortado en 1.789 millones de euros, de los que 1.148 millones correspondían a activos inmobiliarios y el resto a créditos. De los 12.117 millones en que la entidad valora sus activos dudosos, 2.377 los aporta Banco Mare Nostrum (BMN), con el que acaba de fusionarse. El valor neto de los inmuebles con que aún cuenta Bankia suma 3.399 millones, de los que 1.474 corresponden a BMN.
Finalmente, Caixabank se deshizo en 2017 de inmuebles por valor de 1.610 millones de euros. Su cartera queda en 5.878 millones, 378 menos que hace un año.
Los bancos no han dejado de recortar a marchas aceleradas su exposición al ladrillo durante toda la crisis. Según los cálculos de Analistas Financieros Internacionales (AFI), a finales de 2011 el riesgo inmobiliario de la banca ascendía a 314.255 millones de euros. El aumento de las provisiones exigido entonces por el Gobierno fue un acicate para que las entidades lo dejaran casi a la mitad en sólo un año, hasta los 173.290 millones. De esa cifra, una tercera parte terminó en las cuentas de la Sareb, el banco malo. El resto continuó en los libros de los bancos.
Este ejercicio, además, las entidades tienen otro incentivo para seguir drenando la cartera inmobiliaria. La nueva normativa contable internacional, adoptada por el Banco de España, obligará de nuevo a las entidades a subir, esta vez hasta en un 13%, las provisiones con fondos propios para reforzar sus ratios de capital.
Comisiones para combatir los bajos tipos de interés
Además de sanear sus cuentas deshaciéndose del ladrillo tóxico, los bancos han buscado en las comisiones lo que les niegan los tipos de interés, tan bajos que están hundiendo sus márgenes, la base de su negocio. En conjunto, los cinco grandes se apuntaron el año pasado unos beneficios de 13.439 millones de euros, un 53,5% más que en 2016. Buena parte de la culpa la tienen las comisiones, que han aumentado un 9,82% de media. Un total de 21.114 millones de euros han ingresado por este concepto los cinco mayores bancos.
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El que más ha cobrado es también el más grande, el Santander, 11.597 millones de euros, un 13,9% más que el ejercicio anterior. Pero el mayor crecimiento de este capítulo, un 19,5%, corresponde a Caixabank, pese a que su volumen es muy inferior: 2.499 millones de euros.
El aumento de las comisiones ingresadas por el Santander en España supera la media del grupo, un 16,1%, el doble de lo que han crecido en Portugal –8,7%– y casi cuatro veces más que en Reino Unido –4,3%–.
El BBVA cobró 4.921 millones de euros por este concepto en 2017, un 4,3% más que hace un año. Para el Sabadell, el alza llegó al 6,5%, tras ingresar 1.233,4 millones de euros. Y Bankia percibió un 4,9% más en este capítulo, hasta los 864 millones de euros, una cantidad más modesta: la entidad presidida por José Ignacio Goirigolzarri eliminó el año pasado las comisiones a los clientes que ingresen su nómina en el banco. También redujo las comisiones generadas por la gestión de activos deteriorados, destaca en su informe anual de resultados. La fusión con BMN, ejecutada en el último mes del año, le aportó 14 millones de euros de comisiones. Sin ellas, el aumento sería sólo de un 3,2%.