REFORMA LABORAL
Los contratos de menos de siete días caen a la mitad desde 2019 y la hostelería los reduce aún más
Los contratos temporales no han dejado de menguar en número desde que se aprobó la reforma laboral, en diciembre de 2021, y entró plenamente en vigor tres meses más tarde. El pasado marzo, según las últimas cifras publicadas por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE), su número se ha reducido casi un 40% respecto al mismo mes del año pasado. Pero también está descendiendo, a buen ritmo, el dato de los contratos ultrabreves, los que duran menos de siete días. En los datos acumulados del primer trimestre, han caído un 47,75%, casi a la mitad, en comparación con los firmados en idéntico periodo de 2019, antes de la pandemia. Entonces el SEPE registó 1,33 millones de contratos de menos de siete días; hoy son 694.069.
En ambos años, la Semana Santa cayó en abril, por lo que el efecto arrastre en el empleo de la hostelería y el turismo se produjo ya en el mes anterior.
Ese porcentaje supera en mucho el recorte que ha sufrido la contratación en general, un 29,9%: al firmarse menos temporales y más indefinidos, el abultado volumen de contratos que las oficinas de empleo registraban cada mes antes de la reforma laboral –podían superar los dos millones en verano– ha caído de forma drástica. En el primer trimestre de 2019 se suscribieron 5,14 millones, mientras que este año se quedaron en 3,6 millones.
Los contratos de menor duración, que en los años de mayor debilidad del empleo llegaron a representar el 26% de los que se firmaban, sufren una penalización pensada para desincentivar su uso por las empresas. Que, además, no ha dejado de aumentar. Hasta 2019 consistía en un recargo del 36% en la cotización por contingencias comunes para los contratos de menos de siete días, que entonces creció hasta el 40% para los que duraran menos de cinco días. La reforma laboral aprobada en diciembre de 2021 convirtió el porcentaje en un recargo fijo de 26 euros que se amplió a todos los contratos de menos de 30 días. Esa cantidad se ha elevado desde entonces al mismo ritmo que la base mínima de cotización, que se utiliza en la fórmula diseñada para calcular el recargo –la base mínima del grupo 8 del Régimen General de la Seguridad Social–. Así, pasó a ser de 27,53 euros en 2022 y este año asciende ya a 29,74 euros.
La penalización y las restricciones al uso de los contratos temporales contenidas en la reforma han conseguido que los de menos de siete días representen ahora el 19,27% de los registrados por el SEPE de enero a marzo, 6,6 puntos menos que en 2019. Aun así, siguen siendo el grupo de mayor volumen de la estadística. Todos los contratos temporales han reducido su participación porcentual comparada con la prepandemia, excepto los que duran entre siete y 15 días y los que llegan al año. Aunque la diferencia de volúmenes no es muy significativa: 1,3 puntos y apenas ocho décimas, respectivamente. Los de menos de un mes de duración, por los que las empresas deben pagar el citado recargo en las cotizaciones sociales, sumaban casi dos millones –1,91 millones– en el acumulado del primer trimestre de 2019; ahora son 1,1 millones.
Por el contrario, los indefinidos, que sólo suponían el 10,3% de los contratos firmados antes de la pandemia, ascienden ahora al 45,52%. Han pasado de 529.866 a 1,64 millones.
Los sectores que más han reducido sus contratos ultrabreves
Una buena foto del cambio que se está produciendo en el mercado laboral se obtiene fijándose en los sectores de actividad. Donde más contratos ultrabreves se firman es en la hostelería. Antes de la pandemia, entre enero y marzo de 2019, fueron 400.937, que equivalían al 46,3% de los que se registraron en ese sector: casi la mitad no duraban ni una semana. Este año, en cambio, la hostelería ha suscrito 138.728 se siete días o menos, el 26,4% de su volumen de contratación en el trimestre. La caída ha sido del 65,4%, un descenso tan pronunciado que supera en casi 18 puntos el descenso general. Al mismo tiempo, la hostelería, que sólo hizo 89.093 contratos indefinidos en el primer trimestre de 2019 –menos que el comercio, que firmó 94.934– ha suscrito 279.228 de enero a marzo de este año –casi 80.000 más que el comercio–. Los ha triplicado.
También han rebajado su volumen de contratos muy breves las actividades profesionales y científicas, un 61,6%, y las actividades administrativas, un 58,8%, que han pasado de registrar 149.246 de menos de siete días a sólo 61.468. Sólo un sector de actividad ha aumentado respecto a 2019 su número de contratos de menos de una semana: el agrupado bajo la rúbrica de información y comunicaciones –desde informática hasta televisión, cine, radio o editoriales–, donde se ha firmado un 18% más.
Los contratos de menos de una semana se disparan hasta los 5,6 millones en 2017 y suponen ya el 26%
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En cualquier caso, la industria es el segundo sector que más contratos ultrabreves firmaba antes de la pandemia y sigue firmando después. Aunque muchos menos que la hostelería, 165.700 en el primer trimestre de 2019, los ha reducido casi en la media, un 48,5%. También la sanidad acumulaba un buen volumen de contratos por debajo de los siete días de duración, 100.183, que se han quedado ahora en 59.258, un 40,8%.
Más mujeres que hombres con contratos de tres a 12 meses
Por el lado de los contratos indefinidos, la agricultura los ha multiplicado nada menos que por 11 desde 2019: ha pasado de firmar sólo 22.143 hace cuatro años a 244.886 ahora. La construcción los ha multiplicado casi por cinco, las administraciones públicas por 4,6; la educación, por cuatro. La sanidad, el comercio y los transportes los han más que duplicado.
Finalmente, la estadística constata otro cambio. Los hombres firman más contratos que las mujeres; por tanto, también firman más contratos temporales. Antes de la pandemia era mayor el número de contratos suscritos por hombres no importaba cuál fuera su duración. Pero este año ya son más mujeres que hombres quienes tienen contratos de entre tres y 12 meses.