Los privilegios fiscales de la banca (2)
Hacienda le devuelve al Banco Santander 2.440 millones en cuatro años por el impuesto de sociedades
El Grupo Santander lleva al menos cuatro años en los que reclama a Hacienda en la liquidación anual del impuesto de sociedades la misma cantidad que abonó por adelantado a lo largo del ejercicio. El resultado es que, en términos netos, la entidad financiera que preside Ana Botín no pagó ni un euro al fisco por dicho impuesto. En concreto, el grupo solicitó a la Agencia Tributaria y a las Haciendas forales vasca y navarra devoluciones por importe de 2.440,37 millones de euros correspondientes a los ejercicios de 2013 a 2016, según las declaraciones del impuesto de sociedades a las que ha tenido acceso infoLibre. Ésa es exactamente la misma cantidad que había abonado la entidad en retenciones a cuenta y pagos fraccionados.
La única forma de saber cuánto ha pagado una empresa o un banco por el impuesto de sociedades es consultando los documentos confidenciales que presentan ante la Agencia Tributaria, puesto que la que tienen que aportar a organismos o registros públicos es parcial –CNMV, Banco de España, Registro Mercantil–. La mecánica del impuesto de sociedades es similar a la del IRPF. En ambos casos, las personas físicas o jurídicas van abonando durante el ejercicio fiscal unos pagos adelantados a Hacienda: en el caso del IRPF son las retenciones mensuales que se realizan sobre los ingresos de los trabajadores, mientras que en las empresas son los denominados pagos fraccionados, que las sociedades tienen que abonar tres veces a lo largo del ejercicio –en octubre, diciembre y abril–. Y luego, una vez al año, tienen que hacer la liquidación con la Agencia Tributaria: si una persona o una empresa ha ido pagando durante el año más de lo que les corresponde de acuerdo con sus ingresos o beneficios, les sale a devolver; es decir, Hacienda les devuelve lo que ha cobrado de más durante el año. Y si han abonado menos de lo que deberían, la liquidación les sale a ingresar, de forma que el trabajador o la compañía pagan la diferencia entre lo que ya aportaron y lo que realmente les corresponde según sus rentas o beneficios.
Pues bien, infoLibre ha tenido acceso al modelo 220 –la liquidación anual que presentan ante Hacienda los grupos consolidados– de declaración realizada por el Grupo Santander entre 2013 y 2016. En 2013 Santander pidió a la Hacienda estatal un reintegro de 690 millones de euros 690 millones de eurosy a las Haciendas forales otro de 15,8 millones. En 2014, reclamó a la primera una devolución de 546 millones y otra de 12,41 millones a las segundas. En 2015, pidió a la Agencia Tributaria que le reembolsara 488,9 millones, y a las haciendas vasca y navarra 11,64 millones más. En 2016, a la Hacienda central le requirió una devolución de 661,65 millones de euros y a las forales otros 13,85 millones. Todas esas cifras coinciden al céntimo con el dinero que la entidad presidida por Botín había abonado en esos dos años por pagos fraccionados y retenciones a cuenta –otra figura fiscal que permite a la Agencia Tributaria cobrar ciertas cantidades por adelantado–. En definitiva, el saldo neto fue de cero euros.
En esos cuatro años el banco notificó al fisco unos beneficios de 15.967,89 millones de euros.
Cuota líquida cero
La entidad financiera reclamó estas cantidades gracias a que sus bases imponibles resultan siempre negativas: -734,6 millones de euros en 2015 y -529,77 millones de euros en 2016. Y éstas, a su vez, son el resultado de toda una serie de ajustes, correcciones, deducciones y exenciones que las empresas se aplican sobre su resultado contable, los beneficios brutos.
Además, al tratarse de un grupo integrado por un centenar de empresas de todo tipo, desde navieras y campos de golf hasta plantas fotovoltaicas, muchas de ellas también tienen bases imponibles negativas. Por ejemplo, sólo la inmobiliaria del Santander, Altamira Santander Real Estate, declaraba una base imponible de -312,75 millones en 2015 y de -385,93 millones de euros en 2016. La filial fue creada para gestionar la digestión de los activos tóxicos procedentes del pinchazo de la burbuja inmobiliaria. Según las cuentas del grupo en 2016, Altamira se anotó unas pérdidas de 296 millones de euros ese ejercicio.
En total, de acuerdo con la declaración, en 2016 Santander se anotó correcciones que redujeron su resultado contable por importe de 4.896,48 millones de euros. En 2015, la corrección fue un poco menor, 4.731,75 millones.
Como en esos dos ejercicios el banco no utilizó todo el volumen de deducciones que tenía pendientes de aplicar, en 2016 disponía de 7.712,03 millones para rebajar su factura fiscal en los siguientes ejercicios. A los que podrá añadir 14.421,39 millones de euros en bases imponibles negativas que no compensó. Esas deducciones se conceden para evitar la doble imposición, tanto interna –1.500,19 millones de euros– como internacional –2.539,83 millones–, por incentivar la reinversión de beneficios extraordinarios –1.863,53 millones–, por invertir en Canarias –7.725,25 millones en 2016– y en tecnología o en producciones cinematográficas españolas –2,71 millones en 2016–. Como resultado de las aplicadas en esos cuatro ejercicios, la cuota líquida resultó ser cero.
Además, la anotación de los activos fiscales que figura en sus declaraciones da idea de la reserva con que cuenta el banco para rebajar sus pagos a Hacienda en los próximos años. Tal y como consta en la declaración de 2016, sus activos por impuestos ascienden a 11.368,85 millones de euros, de los que 9.919,53 millones son activos fiscales diferidos (DTA). Los DTA se originaron a partir de las provisiones que los bancos realizaron durante la crisis –para cubrir el riesgo de los créditos e inmuebles tóxicos–, de las aportaciones a los planes de pensiones de sus plantillas y las pérdidas de ejercicios anteriores. Son una especie de colchón fiscal. Estas cantidades no son deducibles en el impuesto de sociedades, pero Hacienda permite a las entidades financieras acumularlas en forma de DTA y luego utilizar éstos en los siguientes ejercicios para reducir sus pagos tributarios.
Santander pide al fisco 485,99 millones de euros en DTA por el Popular
En junio de 2017 el Santander compró por un euro el Banco Popular, ahogado en una crisis de liquidez que lo puso al borde de la quiebra. Pues bien, al que fue banco más rentable del mundo durante los años 90 también le salieron a devolver las declaraciones del impuesto de sociedades en 2015 y 2016, a las que ha tenido acceso infoLibre. Aunque en esos dos ejercicios su salud financiera era muy distinta a la del primer grupo bancario español.
En 2015 Popular reclamó a Hacienda un reintegro de 77,68 millones de euros –75,12 millones a la central y 2,56 a las haciendas forales–, tras declarar unas pérdidas de 63,15 millones. En el segundo, la devolución ascendía a 36 millones de euros –35,07 millones a la central, 933.488,26 euros a las forales–, pero para entonces sus números rojos se habían disparado hasta los 3.483,91 millones. Es decir, en esos dos ejercicios reclamó al fisco 113,69 millones de euros en devoluciones.
En 2015 el Popular se anotó en su declaración unas bases imponibles positivas de 271,33 millones de euros, pese a que también se apuntó pérdidas por importe de 63,15 millones de euros. Fue la consecuencia de aplicar correcciones al resultado contable por importe de 548,07 millones de euros convirtieron los números rojos del banco entonces presidido por Ángel Ron en una base imponible positiva. Finalmente, tras descontar bonificaciones y deducciones por un valor total de 64,07 millones de euros, la cuota líquida de ese ejercicio se redujo a 24,05 millones de euros. Y como el banco ya había realizado dos pagos fraccionados por importe superior, 94,3 millones de euros, la declaración le sale a devolver por esos 75,12 millones antes citados. Aun así, a la entidad le quedaron 2.417,31 millones de euros en bases imponibles no utilizadas y 68,72 millones de euros en deducciones pendientes de aplicar.
En 2016, por el contrario, las millonarias pérdidas del banco se tradujeron en una base imponible negativa de 4.682,77 millones de euros, superior a las pérdidas declaradas en el ejercicio, 3.483,91 millones. Tras serle practicadas retenciones a cuenta por importe de 16,63 millones de euros y de hacer un pago adelantado de 19,39 millones, pidió al fisco que le devolviera la suma de ambas cantidades, los 36 millones de euros antes citados. Además, dejó bases imponibles sin utilizar por 1.807,3 millones de euros y deducciones sin aplicar por valor de 83,04 millones. Como queda dicho, son parte de su reserva para continuar desgravando en el impuesto de sociedades en el siguiente ejercicio.
En 2016, el Popular también solicitó que se le abonaran 485,99 millones de euros por la conversión de activos fiscales diferidos, 474,23 millones a la Hacienda central y 11,76 millones al País Vasco y Navarra. La declaración del impuesto de sociedades la presentó el 24 de julio de 2017, cuando ya se encontraba en manos del Santander. Es decir, fue el banco de Ana Botín el que activó esa posibilidad que la Ley del Impuesto de Sociedades permite a cualquier empresa, no sólo a los bancos: convertir los DTA en “créditos exigibles frente a la Administración tributaria” si registra pérdidas o si es liquidada o declarada insolvente por un juez. No obstante, no todos los DTA cuentan con esa garantía del Estado y puede pedirse su abono. Sólo se permite con los DTA generados por provisiones y por aportaciones a planes de pensiones, que equivalen a un 60% de los activos fiscales diferidos, pero no a los generados por bases imponibles negativas.
En la declaración de 2016, el volumen de activos fiscales diferidos del Popular se eleva a 4.616,71 millones de euros que, sumados a los 143,52 millones de activos fiscales corrientes, resultan en un total de 4.760,24 millones de euros, disponibles ahora para rebajar los impuestos que deberá abonar el Santander en el ejercicio de 2017.
Santander no responde
infoLibre envió a Banco Santander la relación de cifras de la declaración del impuesto de sociedades, con mención de los beneficios, bases imponibles aplicadas y no aplicadas, deducciones, activos y pasivos fiscales y liquidación de la declaración, tanto del Santander como del Banco Popular, en 2015 y 2016. Además, le preguntó:
–¿Cómo consigue un banco con un volumen de beneficios tan elevado no pagar por el impuesto de sociedades; es más, cómo consigue que la declaración a Hacienda le salga a devolver?
Pero el grupo eludió confirmar los datos y dar una respuesta.
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Este reportaje es el segundo de una serie de infoLibre sobre los privilegios fiscales de la banca.
Aquí puedes consultar el primero: "Los grandes bancos no pagan nada a Hacienda por el impuesto de sociedades".