Nexa usó al ex jefe de gabinete de Macron como intermediario para vender software espía a los saudíes

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Yann Philippin / Antton Rouget (Mediapart)

Emmanuel Macron, su ex jefe de gabinete Alexandre Benalla y una posible venta de programas espía a Arabia Saudí. Estos son los ingredientes de un asunto muy delicado, revelado por la investigación Predator Files, realizada por 15 medios de comunicación internacionales coordinados por la red EIC, a partir de documentos confidenciales obtenidos por Mediapart y Der Spiegel. infoLibre publica el resultado en exclusiva en España.

Todo comenzó con la investigación de las juezas de instrucción Stéphanie Tacheau y Ariane Amson sobre la empresa francesa Nexa, sospechosa de complicidad en torturas por haber vendido sistemas de vigilancia a Libia y Egipto. A principios de junio de 2021, los gendarmes de la Oficina Central de Lucha contra los Crímenes contra la Humanidad y los Crímenes de Odio (OCLCH) descubrieron que Nexa hacía negocios en Arabia Saudí. Y que su jefe, que tenía el teléfono pinchado, parecía perfectamente consciente de los abusos que los saudíes podían cometer con sus productos: según había dicho en una conversación que le fue interceptada, Riad había hecho “una chapuza” al asesinar al periodista Jamal Khashoggi. El 15 de junio, las oficinas de Nexa fueron registradas y sus directivos detenidos e interrogados.

En dos ocasiones, en junio y julio de 2021, los jueces de instrucción pidieron a la Fiscalía Nacional Antiterrorista (PNAT), dirigida por Jean-François Ricard, que ampliara el alcance de la investigación para incluir sospechas de complicidad en torturas en Arabia Saudí. Pero se negó dos veces, por considerar que las pruebas eran insuficientes. No obstante, indicó a los jueces que estaban autorizados a utilizar los documentos que acababan de incautarse durante el registro, y que volvieran a consultarle en caso necesario. No se trataba de “una negativa definitiva”, explicó la PNAT a Mediapart.

Al revisar los documentos, los gendarmes descubrieron otros hechos explosivos susceptibles de abochornar al jefe del Estado francés y a su antiguo consejero Alexandre Benalla, ya implicado en múltiples procesos judiciales y condenado en tres de ellos, en particular por la violencia que cometió contra manifestantes el 1 de mayo de 2018, lo que provocó su destitución del Elíseo tres meses después.

La primera pista la proporcionó un cuaderno encontrado en los registros, que menciona unas reuniones celebradas en la primavera de 2018 entre Nexa y los hombres del Elíseo, a una de las cuales asistieron Alexandre Benalla y el propio Emmanuel Macron.

Después, a partir de 2020, Alexandre Benalla ayudó a Nexa en sus campañas comerciales, sobre todo en Arabia Saudí, donde la empresa francesa intentaba vender su potente programa espía Predator, capaz de capturar el contenido de los teléfonos móviles. El ex jefe de seguridad de Macron presentó a Nexa a un “príncipe” saudí al que describió como “muy cercano” al príncipe heredero Mohamed bin Salmán, conocido como MBS.

Pero desde que esta información se incorporó al expediente judicial, en marzo de 2022, no ha ocurrido nada. Tal vez enfriados por la negativa inicial, los jueces de instrucción no han vuelto a remitir el asunto al fiscal. Y él mismo no ha tomado la iniciativa de ampliar el alcance del procedimiento. En consecuencia, el caso está en punto muerto. Los jueces no tienen permiso para llevar a cabo nuevas investigaciones en Arabia Saudí, ni para comprobar si Nexa vendió allí programas espía, ni para indagar sobre el papel de Alexandre Benalla.

La conexión Benalla-MBS

La empresa francesa ha hecho de Riad un mercado prioritario, a pesar del creciente número de violaciones de los derechos humanos –seguimiento de activistas de derechos humanos, detenciones arbitrarias, condenas a muerte– y el uso de software espía para infectar los teléfonos de los familiares del periodista Jamal Khashoggi, asesinado supuestamente por orden de MBS en octubre de 2018. Emmanuel Macron, ansioso por preservar las ventas de armas a la dictadura saudí, sólo criticó ligeramente esta ejecución, antes de trabajar para rehabilitar a Mohamed bin Salmán en la escena internacional a finales de 2021.

Alexandre Benalla, por su parte, conoce a MBS desde hace mucho tiempo. De 2013 a 2015, durante sus visitas a París, antes de convertirse en el hombre fuerte del reino en 2017, el príncipe recurrió, para su escolta, a un joven agente de seguridad llamado Alexandre Benalla, y a uno de sus colegas y amigos, Christian G., antiguo miembro del GIGN (Grupo de Intervención de la Gendarmería Nacional) con una dilatada carrera.

En el verano de 2016, ambos se implicaron con Emmanuel Macron, proporcionándole protección personal hasta su victoria en las elecciones presidenciales de mayo de 2017. Una vez en el Elíseo, Alexandre Benalla se convirtió en el jefe de gabinete del presidente, su hombre de confianza en cuestiones de seguridad y mucho más. Christian G. se incorporó al Grupo de Seguridad de la Presidencia de la República (GSRP), en condiciones excepcionales, donde se convirtió en el guardaespaldas más cercano de Emmanuel Macron durante sus primeros cinco años de mandato.

Alexandre Benalla siempre se ha mantenido próximo a MBS. Durante su primera visita oficial a París, en abril de 2018, Emmanuel Macron invitó al príncipe heredero a una cena para dos personas en el Museo del Louvre. Esa noche, Alexandre Benalla fue autorizado a presenciar algunos de los intercambios confidenciales entre los dos hombres, para sorpresa de los ayudantes del jefe de Estado, como reveló una fuente del Elíseo a Mediapart.

La primera propuesta de Nexa

Pero también el número tres del grupo Nexa, Renaud Roques, participó activamente junto a Macron durante las elecciones presidenciales de 2017, según los documentos encontrados por los gendarmes en su ordenador. Una primera reunión en la cumbre se celebró un año después, el 24 de abril de 2018, según una de las páginas de un cuaderno incautado durante el registro en el despacho de Renaud Roques. La nota manuscrita menciona la presencia de Alexandre Benalla, Emmanuel Macron y el general Eric Bio-Farina, jefe de seguridad del Elíseo, así como sus números de móvil personales, que Mediapart ha podido autentificar.

Esta primera reunión parece haber estado dedicada a una presentación general de la empresa –“unas 100 personas”, “innovación”, “90% de exportación”– y de sus “productos únicos”, entre ellos un potente software israelí de pirateo telefónico.

El mismo cuaderno describe una segunda reunión el 3 de mayo de 2018, esta vez sin Macron ni Alexandre Benalla, pero con el general Bio-Farina y un tal “Doctor Schmidt”. Esta vez, Nexa parece haber hecho una oferta específica, que incluía un sistema de “análisis predictivo” para identificar “amenazas al PR [presidente de la República]” mediante el “seguimiento de archivos S”. En estos archivos altamente confidenciales, elaborados por la DGSI –el servicio de inteligencia nacional francés–, figuran individuos considerados potencialmente peligrosos: islamistas y extremistas de derecha e izquierda. También se menciona un sistema de “vigilancia en tiempo real” para “anticipar” un posible “acto del Daesh”, los terroristas del Estado Islámico de Irak y Siria.

¿Qué pasó con estas propuestas? El Elíseo, Alexandre Benalla y Renaud Roques no han respondido cuando EIC les ha preguntado al respecto. Los dos directores de Nexa, Stéphane Salies y Olivier Bohbot, también han declinado contestar.

Contratos millonarios con Arabia Saudí

En cualquier caso, Nexa y Alexandre Benalla volvieron a reunirse dos años después para hablar de Arabia Saudí, un mercado que Nexa llevaba explorando desde 2008, justo un año después de su creación. La empresa, entonces llamada Amesys, intentó vender a Riad su software Eagle –desde entonces rebautizado como Cerebro–, un “sistema de interceptación masiva” capaz de vigilar internet a escala de todo un país. Este primer intento fracasó. Pero Nexa volvió a intentar vender Cerebro, aparentemente con éxito.

A finales de 2014, el Gobierno francés concluyó, a través de la oficina de exportación de armas ODAS, un enorme contrato de 3.000 millones de euros denominado Donas, el acrónimo de “Donación Arabia Saudí”, cuyo objetivo era entregar armas a Líbano, financiadas por Riad. Según las informaciones de EIC, el contrato Donas incluía dos equipos de vigilancia vinculados entre sí: un sistema de escuchas telefónicas masivas suministrado por Ercom –hoy filial de Thales– y el sistema Cerebro de Nexa, por importe de 13,5 millones de euros.

Pero en 2016 estalló una crisis política entre Riad y Beirut. El contrato se mantuvo, pero se acordó que el equipo se entregaría finalmente a Arabia Saudí. Documentos internos a los que ha tenido acceso EIC demuestran que Nexa cumplió el contrato de Donas y emitió al menos una factura por valor de 1,6 millones de euros. En efecto, el sistema se entregó a los saudíes, según las declaraciones realizadas bajo custodia policial por uno de los ingenieros del grupo: “Hice dos o tres viajes a Riad, donde había un pequeño sistema instalado, es decir, dos o tres servidores. [El software [...] se llamaba [...] Cerebro”. Tanto Thales como Nexa han declinado hacer comentarios sobre el contrato.

Y eso no es todo. Otro proyecto, denominado West, vio la luz en 2014. Su objetivo era asegurar la frontera occidental del reino saudí interceptando “bandas locales de UHF, GSM y de datos”. Nexa fue uno de los subcontratistas de este proyecto, valorado en dos millones de euros, a través de su estructura con sede en Dubái, Advanced Middle East Systems (Ames).

La policía también encontró en los locales de Nexa un membrete del reino de Arabia Saudí solicitando “la instalación de un sistema de interceptación de comunicaciones GSM”. Este proyecto parece haber llegado a buen puerto, ya que un documento de 2014 enumera un “pequeño” contrato “existente” con el Ministerio de Defensa saudí para IMSI catchers, dispositivos capaces de espiar las comunicaciones de telefonía móvil en un radio de unos cientos de metros.

Pero Nexa no se detuvo ahí y, en octubre de 2017, intentó vender su nuevo modelo de IMSI catcher, aún más potente, a los saudíes. Tal y como revela un intercambio de mensajes interceptado por los gendarmes, el número tres del grupo, Renaud Roques, pretendía enviar allí un dispositivo para hacer una demostración, a pesar de que carecía de licencia que le autorizara a ello. EIC no ha podido determinar cómo acabó el proyecto.

Además, la actividad comercial de Nexa no se vio frenada en absoluto por el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi, descuartizado en octubre de 2018 en Estambul por los servicios secretos saudíes. En 2019, Nexa adquirió a su competidor Trovicor, una empresa originalmente alemana que trasladó su sede a Dubái tras recibir múltiples críticas por vender equipos de vigilancia a dictaduras como Siria e Irán. Se da la circunstancia de que Trovicor es el suministrador del sistema de interceptación judicial de Arabia Saudí desde al menos 2014.

Así es como Nexa consiguió gestionar las escuchas telefónicas en el país de Mohamed bin Salmán. En la primavera de 2020, el grupo francés obtuvo un importante contrato de 4,9 millones de euros para mantener y modernizar el sistema hasta 2025. Ahora Nexa sueña con dar un paso adelante y vender nuevos productos en Riad.

Cita con un príncipe saudí próximo a Bin Salmán

Al mismo tiempo, el grupo se acerca de nuevo a Alexandre Benalla. Desde que dejó el Elíseo, se ha dedicado a la consultoría y a la seguridad privada, a través de su empresa Comya Group y de una nebulosa ONG de Ginebra. En el espacio de un año, de junio de 2020 a junio de 2021, Alexandre Benalla y Olivier Bohbot, el número dos del grupo Nexa, intercambiaron nada menos que 499 mensajes y 89 archivos adjuntos a través de WhatsApp.

Sólo dos de estas conversaciones han sido incluidas en el expediente judicial. La primera data del 7 de septiembre de 2020, pocas horas después de que Mediapart revelara que Alexandre Benalla, acompañado de un asesor de Emmanuel Macron que aún trabaja en el Elíseo, había mantenido una reunión secreta con el nuevo presidente de Guinea Bissau en un hotel de París. A las 23.47 horas, Alexandre Benalla envió una copia del artículo a Olivier Bohbot, sin hacer comentarios. A la mañana siguiente, el director de Nexa le respondió en un tono familiar: “¡Están sobre ti! Hola Alex, ¿cómo estás?”.

Un mes más tarde, los dos hombres intercambiaron opiniones sobre Arabia Saudí. “El tipo que quiero que conozcas es el director general de Pasco Limited. Es un príncipe [..]. Es muy cercano a MBS. También es un buen amigo de Tamim, el emir de Catar, que le dio la nacionalidad catarí”, dice Alexandre Benalla en un mensaje enviado a las 10.02 horas del 6 de octubre de 2020.

La reunión está prevista para ese mismo día, obviamente en un hotel. “Estoy aquí”, dice Olivier Bohbot a las 10.59 horas. “Estoy de camino [...] Siéntate en el vestíbulo. Diles que tienes una cita con un cliente”, responde Alexandre Benalla. A las 11.34, avisa al número dos de Nexa de que ha llegado el príncipe saudí: “Está entrando en el vestíbulo. Árabe, pelo largo y canoso”. EIC no ha podido identificar la empresa Pasco Limited ni averiguar quién es el príncipe que la dirige.

En el momento en que organizaba esta reunión por cuenta de Nexa, Alexandre Benalla, a quien ya se había implicado en la firma de un contrato de seguridad con un oligarca ruso próximo al Kremlin cuando aún estaba en el Elíseo, tenía formalmente prohibido mantener relaciones profesionales con personas que hubiera conocido en el ejercicio de sus funciones o con autoridades públicas extranjeras, según un dictamen emitido por la Comisión de Deontología de la Función Pública. La Comisión le impuso esta prohibición por un periodo de tres años tras su salida del Gabinete de la Presidencia en 2018.

En la primavera de 2021, Nexa participa en una licitación en Riad para intentar vender su nuevo software IPDR, que realiza análisis masivos de metadatos de tráfico de internet. Es el sustituto de Cerebro, que había perdido capacidades por el desarrollo de la encriptación en la red. El IPDR no puede interceptar el contenido de los mensajes, pero es capaz de identificar a los interlocutores de los “objetivos”, aunque utilicen aplicaciones cifradas como Signal o WhatsApp. Se calcula que el proyecto tendrá un importe de “20 o 30 millones de euros”, calcula por teléfono el jefe de Nexa, Stéphane Salies.

Una escucha telefónica del 5 de mayo de 2021 sugiere que Alexandre Benalla ayudó en la licitación. “Ayer, el tipo que Alex nos presentó me llamó 19 veces a lo largo del día [...] Así que es genial, porque no te creerías la cantidad de cosas que puso en marcha”, le dijo Stéphane Salies a uno de sus colegas. Se desconoce si Nexa obtuvo finalmente el contrato.

“Nunca se firmó ningún contrato a través del señor Benalla y nunca recibió ninguna remuneración por nuestra parte”, responden Stéphane Saliès y Olivier Bohbot a EIC, negándose a hacer más comentarios sobre su relación con el antiguo asesor de Emmanuel Macron.

Acuerdo con otra empresa imputada en Alemania

En esa misma época, los directivos de Nexa también estaban ocupados vendiendo Predator, el potente software de espionaje telefónico diseñado por su socio israelí Intellexa, un grupo con sede en Europa pero dirigido por antiguos oficiales del servicio de inteligencia militar israelí. Stéphane Salies es perfectamente consciente de los peligros de que un producto de esas características llegue a manos de dictadores. “Depende de quién lo utilice y de cómo se utilice. Mira lo que pasó en Arabia Saudí, hicieron una chapuza con [Jamal] Khashoggi”, comentó el jefe de Nexa por teléfono el 3 de junio de 2021.

Interrogado sobre esta conversación mientras se encontraba bajo custodia policial, Stéphane Salies reconoció que “Arabia Saudí es inevitablemente uno de los países que podrían ser problemáticos”. Sin embargo, aseguró a la policía que sólo pretendía vender a Riad sistemas de “interceptación judicial”, “no soluciones de infección”.

Sin embargo, un documento incautado durante los registros policiales contradice esa declaración. Se trata de la versión sin firmar de un acuerdo de intermediación fechado el 6 de enero de 2020 entre Advanced Systems, la empresa del grupo Nexa en Dubái, y Gamma International Limited, representada por Louthean Nelson y registrada en la isla de Labuan (Malasia), uno de los paraísos fiscales más opacos del mundo.

Esta modesta empresa es una filial del grupo anglo-alemán Gamma International, cuyo jefe es Louthean Nelson. La empresa es conocida por haber desarrollado el paquete de programas informáticos de piratería FinFisher, que Gamma vendió en 2013.

En el contrato de 2020 con Nexa, Gamma se comprometía a proporcionar, a cambio de una remuneración, “contactos” de alto nivel para ayudar al grupo francés a vender toda su gama de productos a la “Corte Real de Arabia Saudí”, incluidas “soluciones de intrusión wifi” y “soluciones de troyanos e infecciones”. Esto corresponde al software Predator, comercializado su momento por Nexa.

A preguntas de EIC, Louthean Nelson respondió que Gamma no tenía ningún interés en el software FinFisher desde 2013 y que “nunca había estado en contacto ni había hecho negocios con Intellexa/Cytrox, y nunca había hecho negocios con Advanced Systems/Nexa”.

Dos estudios técnicos realizados por Citizen Lab y Amnistía Internacional concluyeron que Predator era utilizado, en efecto, por Arabia Saudí. Sin embargo, se desconoce si se firmó un contrato, y si fue ejecutado por Nexa o por su socio Intellexa, el diseñador de Predator. Interrogados al respecto, los directivos de Nexa se han negado a responder. Intellexa y sus directivos tampoco contestaron a las preguntas de EIC.

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Un grupo franco-israelí vendió software espía a dictaduras con la complicidad europea

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* Corrección. Contrariamente a lo que apareció en una versión anterior de este artículo, Gamma International no se declaró en quiebra y no está afectada por la investigación en curso en Alemania. Estos hechos se refieren a la empresa Finfisher, que se hizo cargo del paquete de software espía llamado Finsfisher después de que esta actividad fuera vendida por Gamma en 2013.

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#PredatorFiles se basa en documentos confidenciales obtenidos por Mediapart y Der Spiegel, y está siendo publicado por medios asociados a European Investigative Collaborations (EIC): NRC, Politiken, Expresso, Le Soir, De Standaard, VG, infolibre y Domani en colaboración con Shomrim (Israel), Die Wochenzeitung (Suiza), Reporters United (Grecia), Daraj Media (Líbano) y The Washington Post (EEUU).

Emmanuel Macron, su ex jefe de gabinete Alexandre Benalla y una posible venta de programas espía a Arabia Saudí. Estos son los ingredientes de un asunto muy delicado, revelado por la investigación Predator Files, realizada por 15 medios de comunicación internacionales coordinados por la red EIC, a partir de documentos confidenciales obtenidos por Mediapart y Der Spiegel. infoLibre publica el resultado en exclusiva en España.

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