La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, dice estar preocupada por la "discordia entre hombre y mujer". Una contienda que la líder conservadora achaca a un origen muy concreto: las políticas de lo que ha dado en tildar el "Ministerio de la Desigualdad".
Así lo ha expresado Díaz Ayuso en referencia al estudio Percepciones sobre la igualdad entre hombres y mujeres y estereotipos de género, publicado por el CIS este lunes. Una de las conclusiones destacadas de la encuesta es que el 44,1% de los hombres encuestados y el 32,5% de las mujeres están de acuerdo con la siguiente afirmación enunciada por los entrevistadores: "Se ha llegado tan lejos en la promoción de la igualdad de las mujeres que ahora se está discriminando a los hombres".
La encuesta elaborada por el centro de investigación contiene, sin embargo, muchas aristas y complejidades que la líder regional ha decidido obviar. Para empezar, quiénes son los encuestados que expresan su rechazo a los planteamientos feministas y qué peso tienen sobre el total.
El antifeminismo: de los votantes de derecha a los militares
La primera pregunta que traza el CIS obliga a tomar una decisión: "¿En qué tipo de sociedad le gustaría vivir?". E introduce dos posibilidades: "Una sociedad con personas de diferente origen, cultura y religión" o "una sociedad en la que la gran mayoría de la gente tenga el mismo origen, cultura y religión". El 69,8% de las mujeres y el 58,8% de los hombres opta por la diversidad. Acercando la lupa, quienes vivirían cómodamente en una sociedad homogénea y sin atisbo alguno de diversidad tienen un perfil muy claro. Es la opción preferida por quienes se ubican en el espectro ideológico más a la derecha (59,5%), por los votantes de Vox (63,7%) –desagregado por género, también la prefieren la mayoría de los hombres votantes del PP, el 50,3%– y por militares y cuerpos policiales (56,1%).
Otra pregunta propone puntuar, en una escala del cero al diez, la simpatía de los entrevistados hacia movimientos y organizaciones sociales. La opinión generalizada sobre el movimiento feminista es buena: la mayoría de los participantes lo puntúa con un ocho, un nueve y un diez. En conjunto, el 84,5% de los participantes ven con buenos ojos al feminismo –al concederle una puntuación por encima del cinco–, mientras que quienes cargan contra él son una parte residual de los encuestados.
Pero, ¿quiénes son en concreto los que menos simpatía tienen por las feministas? Una vez más, los votantes de Vox y los hombres afines al PP. Por profesiones, despuntan los directores y gerentes, quienes contestan mayoritariamente no tener ninguna simpatía en absoluto hacia las militantes feministas. Y los agricultores: un 32,7% ve con malos ojos a las activistas feministas. El rechazo al colectivo LGTBI, por su parte, se instala entre militares y agricultores.
En cuanto a la autopercepción como feministas, la mayoría de la sociedad se reconoce como tal: el 82,4% sitúa su compromiso personal con el feminismo en una escala entre el aprobado y el sobresaliente. En este apartado, el sector de la población que sobresale por su antifeminismo explícito es aquel que corresponde a los votantes de la ultraderecha. A la hora de evaluar su compromiso feminista, el cero es la nota más repetida por los adeptos de Santiago Abascal, señalada por el 39,3%.
Los resultados de la encuesta parecen dejar claro que quienes confrontan con el avance feminista están insertos, por tanto, en parcelas muy concretas de la sociedad. Electorado ultra y con profesiones ligadas tradicionalmente a un espectro ideológico conservador –otra encuesta del CIS ubica profesionalmente al votante del PP con directivos y al de Vox con policías; al tiempo que sitúa a los agricultores como los más escorados ideológicamente a la derecha–. Hacen ruido, pero no son la mayoría.
Ofensiva contra las políticas del Gobierno
¿Y qué hay de la pregunta a la que ha aludido Isabel Díaz Ayuso? ¿Quién cree que las políticas de igualdad han llegado demasiado lejos, hasta el punto de discriminar a los hombres?
Por partes. El propio planteamiento de la pregunta suscita dudas entre los expertos. Es un hecho constatado que se "pueden inducir muchas respuestas en función de cómo se plantea la pregunta", desliza el politólogo y profesor en la Universidad Carlos III de Madrid Lluis Orriols. En su opinión, la formulación escogida por el centro sociológico induce al error, en tanto que combina dos cuestiones distintas: se pregunta por la opinión acerca de las políticas desarrolladas por el Gobierno –"se ha llegado tan lejos en la promoción de la igualdad de las mujeres…"–, al tiempo que se cuestiona si los hombres sufren discriminación –"...que ahora se está discriminando a los hombres"–.
La respuesta, por tanto, está condicionada por un sesgo: la oposición a las políticas públicas desarrolladas por el Ministerio de Igualdad. No en vano, quienes se entregan sin recelos a esta afirmación son los votantes del PP y Vox. El 60,8% de los votantes conservadores está muy o bastante de acuerdo con esta idea y el 87% del electorado ultra hace lo propio. "Los datos muestran que al preguntarse primero por las políticas del Gobierno, la gente queda condicionada y responde teniendo en cuenta esas políticas", disecciona Orriols. Por eso la tendencia se invierte cuando responden votantes del PSOE y Sumar. Y por eso Isabel Díaz Ayuso no ha tardado en encajar esa oposición como resultado de la acción desarrollada por el "Ministerio de la Desigualdad".
Ver másHacia el primer 8M después del #SeAcabó: "Hemos recuperado las ganas de transformar"
Coincide en el diagnóstico la periodista e investigadora Nuria Alabao. Para razonarlo, propone un ejercicio: observar las otras dos afirmaciones que completan ese apartado de la encuesta. Son las siguientes: "Las mujeres no lograrán la igualdad a menos que los hombres también luchen por los derechos de las mujeres" y "la igualdad entre hombres y mujeres contribuye a hacer una sociedad más justa". Ahí sí, una holgada mayoría está de acuerdo con ambas afirmaciones. El 77,8% está de acuerdo y muy de acuerdo con la primera; el 96,1% con la segunda, sin apenas diferencias por género.
"Hay un consenso social" en torno a que "la igualdad es positiva, la sociedad no se ha desplazado, sino que existe una clara identificación entre las políticas de igualdad y un espacio institucional" vinculado a formaciones políticas concretas, por lo que "la derecha asocia a determinados partidos con el feminismo" y de ahí brota la reacción, abunda Alabao.
Orriols va un poco más allá. El CIS incluye cuestiones acerca de las condiciones materiales que marcan las desigualdades de género en terrenos como el laboral. "¿Cree usted que la situación de las mujeres en España es mejor, igual o peor que la de los hombres en los siguientes aspectos?", introduce la encuesta, e incluye asuntos como los salarios, la posibilidad de promoción profesional o el acceso mercado de trabajo. Si bien es cierto que los votantes de izquierda tienden a identificar en mayor medida la situación de desventaja de las mujeres, lo cierto es que ni el electorado más ultra considera mayoritariamente que las mujeres estén mejor en ninguno de estos ámbitos. Como mucho, los votantes de Vox creen que la situación de la mujer es igual que la de los hombres. Es decir, ni siquiera aquellos que aseguran haber identificado una supuesta discriminación en abstracto hacia los varones, son capaces de aterrizarla en cuestiones concretas.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, dice estar preocupada por la "discordia entre hombre y mujer". Una contienda que la líder conservadora achaca a un origen muy concreto: las políticas de lo que ha dado en tildar el "Ministerio de la Desigualdad".