"Encantada de defender los derechos feministas": Irene Montero planta cara a la presidenta ultra de las Cortes de Aragón
La ministra de Igualdad, Irene Montero, y la presidenta de las Cortes de Aragón Marta Fernández, de Vox, han evitado darse la mano durante su recibimiento en el palacio de La Aljecería, en Zaragoza. Pocos segundos después, Fernández le ha negado el saludo a la la secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez Pam.
La ministra de Igualdad ha explicado a los medios que, durante las palabras que ambas intercambiaron en ese encuentro, le transmitió que estaba “encantada” de que se pudiera encontrar allí para “defender, precisamente, el aborto, el derecho a la educación sexual y los derechos feministas”. En la sede de las Cortes autonómicas se celebra este jueves una jornada sobre derechos sexuales y reproductivos, organizada con motivo de la Presidencia Española del Consejo de la Unión Europea.
Con estas palabras, Montero hacía referencia a los sonados mensajes de contenido antifeminista y antiabortista que la hasta hace unos meses diputada ha transmitido en varias ocasiones desde la tribuna. En una de sus intervenciones llegó a mostrar una foto de un supuesto feto, mientras decía que “basta una bacteria para decir que hay vida en Marte, pero en España se niega esa vida desde el primer latido fetal”.
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Además, Fernández, que se convirtió en presidenta de las Cortes gracias a los votos de su partido y el PP, ya fue señalada hace unos meses por acusar a Montero de “no tener ni idea de la vida”, tener miedo a “los pitos” y solo saber “arrodillarse para medrar”. Unos insultos similares a los que Carla Toscano, también diputada del partido ultra, le propinó desde el Congreso de los Diputados, asegurando que “su único mérito era haber estudiado en profundidad a Pablo Iglesias”.
La presidenta de las Cortes de Aragón era muy activa en sus redes sociales hasta que, al tomar posesión de su nuevo cargo, se vio obligada a cerrarlas. Fue entonces cuento decenas de usuarios se hicieron eco de algunos de sus tuits, en los que difundía bulos negacionistas del covid-19 y el cambio climático y hablaba de supuestos efectos “catastróficos” de la ley trans, además de atacar al colectivo LGTBI, a la comunidad musulmana y a los grupos feministas, además de negar la existencia de la violencia machista. Los insultos y ataques a la ministra de Igualdad ya eran frecuentes en los mensajes que borró a principios de verano.
Al respecto de estos ataques, durante un acto sobre "violencia política por razón de género" el pasado mes de junio, Irene Montero aprovechó para denunciar que a las mujeres con cargos institucionales se les exige "ser santas y perfectas": “Podemos tener personalidades difíciles, podemos tener conflictos con nuestras amigas o con nuestras familias. Podemos cometer errores, podemos no hacerlo todo bien, pero cómo seamos, no justifica las violencias que sufrimos ni nos desacredita como víctimas”. Ya entonces, haciendo mención a otros casos, como el de Victoria Rosell o Ada Colau, pedía “un trabajo duro” para poder identificar este tipo de violencia, que es “difícil de identificar” y que busca la “ilegitimidad” de todo lo que hagan las víctimas. De la misma manera, Ángela Rodríguez Pam ha lamentado en varias ocasiones que “el Ministerio de Igualdad sufre violencia política simbólica, muy dura en los últimos años, como la sufren otras tantas mujeres que son comunicadores, periodistas, activistas y feministas, por nombrar algunas”.