“Tenemos que rebajar los egos y avanzar en lo que nos une”: el feminismo vuelve a marchar dividido otro 8M

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Viernes, 8 de marzo de 2024: el feminismo volverá a marchar dividido. Lo que hace unos años se configuraba como una anomalía, hoy empieza a encajar dentro de lo esperable. Ya no parece sorprender a nadie tener que elegir bando e incluso quienes ultiman los preparativos de cara al próximo viernes han comenzado a naturalizarlo: los disensos no son síntoma de debilidad, argumentan, tratando de espantar al desánimo. Pero a pesar de la resignación, aún quedan voces que sí apuestan por caminar de la mano: “Tenemos que rebajar los egos y avanzar en lo que nos une”.

“No sé si hay división o no, pero no me importa”, reconoce sin ambages Charo Luque. La portavoz de la Comisión 8M de Sevilla propone un ejercicio: mirar hacia las movilizaciones del Primero de Mayo, diversas y heterogéneas. “Nadie pone en cuestión que el 1 de Mayo haya varias marchas, nadie dice que hay división entre los trabajadores”. El próximo viernes, también serán dos las manifestaciones que recorrerán las calles de la capital andaluza. Igual que ocurre en Madrid y otros territorios, la grieta tiene que ver con la agenda: una de las marchas lleva el abolicionismo por bandera y se opone a asumir como propias las demandas de los colectivos LGTBI; mientras que la otra sí abraza reivindicaciones transversales que ponen el foco en quienes habitan márgenes.

Las feministas que quieran echarse a las calles de Madrid, tendrán que decidir un año más junto a quién marchar. “La Comisión 8M está presente desde los años setenta”, se apresura a aclarar Alía Yépez, vocera de la organización que saldrá este viernes desde Atocha a las 19 horas. La activista rechaza eufemismos: sí, admite, existe una “ruptura por criterios y principios”. Pero defiende sus razones con uñas y dientes: “Somos defensoras de los derechos humanos, también los derechos de las personas trans”, recalca, consciente de que es ahí donde se materializa una de las principales brechas. “Respecto a otras posturas como la prostitución, reconocemos la autonomía y voz de las prostitutas para poder hablar sobre ellas mismas”, completa. “Sabemos que existe esa ruptura y que habrá marchas separadas. La nuestra está abierta a todas las mujeres y disidencias”, clama Yépez. 

También a las 19 horas, pero desde la Plaza de Cibeles, partirá la marcha organizada por el Movimiento Feminista de Madrid. Allí, puntual, estará la Alianza Contra el Borrado, cuyas representantes, a preguntas de infoLibre concluyen tajantes: “El feminismo no está dividido”. A su juicio, nada más lejos de la realidad: “El feminismo está donde ha estado siempre, lo que ha sucedido es que se ha desgajado un sector que ha utilizado el concepto y la bandera del feminismo” para defender agendas “absolutamente contrarias a los intereses y a los derechos de las mujeres”.

La Alianza, una de las organizaciones que de forma más activa ha confrontado con iniciativas legislativas como la Ley Trans, batalla abiertamente contra la idea de división: “O se es feminista y se está con la agenda feminista o se defienden otras agendas utilizando el feminismo”, claman las voces consultadas. A pesar de su rotundidad, son conscientes de lo innegable: “Evidentemente, esto ha dañado al feminismo”.

Al sur, la activista sevillana enarbola la misma enmienda a la totalidad: “Sabemos que el sujeto político del feminismo somos las mujeres. Hay otras fechas al año para otras reivindicaciones, pero el 8M no cabe todo, o al menos no como protagonistas”. Lo contrario es, a su juicio, “caer en la trampa del patriarcado de seguir invisibilizando a las mujeres”. 

La ministra de Igualdad, Ana Redondo, todavía dice estar valorando por cuál de las dos marchas que arrancarán en la capital se decidirá. Pero sí ha optado por quitar hierro a la división: “No es tan importante dónde estemos” mientras haya “muchas mujeres reivindicando derechos en la calle”, declaró este martes.

Perder de vista el consenso

Pilar Estévez, activista en el seno de la Plataforma Feminista Galega, se niega a normalizar el conflicto y a entender como natural la división que ella sí identifica dentro del movimiento feminista. “Resistirnos a ver que esto nos pone en cuestión como movimiento sería no ver la realidad”, confiesa. “A lo mejor no es posible llegar a un acuerdo, pero si somos feministas tenemos que ser capaces de construir fuera del insulto”.

La militante gallega entiende la diferencia como algo natural e insiste en que el debate sí debe encontrar acomodo dentro de movimientos sociales vivos y diversos como es el feminista, pero subraya que el punto de inflexión se encuentra en las formas. “Tenemos que rebajar los egos y la confrontación y avanzar con base en consensos”, un principio histórico del movimiento feminista que “se está perdiendo de vista”, lamenta.

El debate no es solo complejo, sino que es además especialmente sensible. El feminismo transinclusivo considera que confrontar con las mujeres trans supone de facto una discriminación contra otras compañeras y una vulneración de sus derechos humanos más fundamentales. El sector más crítico, ligado al feminismo radical y a las corrientes más clásicas, defiende que los postulados de quienes tienen enfrente son contrarios a la razón de ser del feminismo y colisionan con sus más prioritarios objetivos: terminar con la opresión de la mujer. Si el feminismo ha sabido abordar los múltiples debates en su seno ha sido mediante la búsqueda de consensos, un escenario que no parece palpable esta vez.

A pesar de ello, la Alianza Contra el Borrado no cree que la situación actual suponga un desincentivo y defiende la fortaleza del movimiento feminista. “Quizá se desanimen quienes se sumaron a las manifestaciones desde la idea de que el feminismo es divertido. Las mujeres que tienen claro que el feminismo es reivindicación, lucha y defensa de los derechos de todas saben que el camino es largo y que da pocas alegrías en lo inmediato, pero saben también que la lucha de las mujeres obtiene resultados extraordinarios”.

Una agenda amplia

En la convocatoria de la Comisión 8M sobrevuelan algunas de las proclamas que han recorrido las calles el último año y que encuentran en el feminismo una trinchera desde donde batallar. Van del #SeAcabó, el grito que emergió tras la agresión de Luis Rubiales a Jennifer Hermoso, a la lucha contra el genocidio en Palestina. “Salimos contra el genocidio al pueblo palestino y otros en países como el Congo, Colombia o Ecuador”, aclara la portavoz de la organización, “defendemos la vida de estas mujeres, niños y hombres masacrados en Palestina y denunciamos la inacción de la Unión Europea y Estados Unidos”.

El Movimiento Feminista de Madrid y la Alianza Contra el Borrado ponen sobre la mesa la brecha laboral, la defensa de lo público y la reivindicación de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres. Por bandera, una proclama irrenunciable: la abolición de la prostitución. “Siendo la prostitución una de las formas más brutales de violencia contra las mujeres, es obligado buscar los acuerdos que hagan posible esa ley abolicionista”, asienten las voces consultadas de la Alianza.

Las feministas sevillanas saldrán a la calle para exigir pasos en firme. “Ni promesas, ni excusas: exigimos realidades”, será su rugido. Clamarán por los derechos de las mujeres, más allá de la denuncia permanente contra la violencia machista. “La violencia es algo que recorre la vida de las mujeres, pero existen también derechos y libertades que queremos poner sobre la mesa”, abunda Charo Luque.

Viernes, 8 de marzo de 2024: el feminismo volverá a marchar dividido. Lo que hace unos años se configuraba como una anomalía, hoy empieza a encajar dentro de lo esperable. Ya no parece sorprender a nadie tener que elegir bando e incluso quienes ultiman los preparativos de cara al próximo viernes han comenzado a naturalizarlo: los disensos no son síntoma de debilidad, argumentan, tratando de espantar al desánimo. Pero a pesar de la resignación, aún quedan voces que sí apuestan por caminar de la mano: “Tenemos que rebajar los egos y avanzar en lo que nos une”.

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