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La paz en Oriente Medio según Trump: carta blanca para Netanyahu y acuerdos solo si benefician a Israel

Una niña palestina rebusca entre la basura, en el campo de refugiados de Khan Younis, en el sur de la Franja de Gaza.

Palm Beach era una fiesta. El Centro de Convenciones de Florida se convirtió la madrugada de este miércoles en un hervidero de euforia. Cientos de móviles acompañados de gritos de "USA" recibieron a un flamante Donald Trump ya convertido de nuevo en presidente de Estados Unidos. Fuera de allí, sus seguidores también celebraban. Incluso a los 10.600 kilómetros de distancia que separan ese estado de Tel Aviv (Israel). Allí, Benjamin Netanyahu se proclamó, también, ganador de las elecciones.

El primer ministro israelí siguió la campaña y el escrutinio con relativa calma. La alianza entre ambos países nunca ha estado cuestionada y los bombardeos con los que desde hace ya más de un año ha asolado la Franja de Gaza no han encontrado en todo este tiempo ningún dique de contención de la Administración demócrata de Joe Biden. Al contrario. Según un informe de la Universidad de Brown, Washington ha destinado al menos 17.900 millones de dólares (aproximadamente 16.500 millones de euros) a apoyar militarmente a Israel, una ayuda que también ha sido diplomática y económica, recuerda Jesús Núñez, codirector del Instituto de Estudios sobre conflictos y acción humanitaria, IECAH. "Que no haya duda, Estados Unidos apoya total, total, totalmente a Israel", insistió Biden hace poco más de un mes.

Sin embargo, ha sido ahora cuando ha aparecido una gran pancarta felicitando a Trump en la fachada del Museo Amigos de Sion, en Jerusalén. Y también ha sido ahora cuando Netanyahu ha asegurado que la del republicano es "una gran victoria". Es más, ambos ya han mantenido su primera conversación telefónica. Y en el diálogo, "cálido y cordial", acordaron "trabajar juntos por la seguridad de Israel", informó la oficina del primer ministro israelí en un comunicado recogido por EFE. Durante la campaña, el magnate estadounidense se jactó de la "paz" que reinó en Oriente Medio durante su mandato y aseguró, al hilo, que si él hubiera sido el inquilino de la Casa Blanca el 7 de octubre, la historia desde entonces hasta ahora hubiera sido otra completamente diferente.

El plan de "paz" que nunca fue

La política de Trump la resume a la perfección su lema: "America first". El multimillonario se quiere centrar en su agenda interior y favorecer la inversión en empresas estadounidenses sin dedicar un sólo dólar a los conflictos exteriores. Ni, tampoco, a las organizaciones internacionales. En su primer mandato, el republicano ya dejó de financiar a la ONU y a otros organismos relacionados. Lo hizo por ejemplo con la agencia para refugiados palestinos (Unrwa), con Unicef o saliéndose de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en plena pandemia. "Redirigiremos estos fondos a otras necesidades urgentes y merecedoras de la salud pública mundial", dijo entonces.

La historia ha demostrado en numerosas ocasiones que sus capítulos son cíclicos, y por eso todo indica ahora que el magnate volverá a llevar a la práctica estas ideas. Uno de los lugares donde mejor se podría reflejar es en la guerra de Ucrania. Durante la campaña, Trump lanzó la misma idea que con los ataques del 7 de octubre. En resumen: si él hubiera sido presidente, la invasión rusa en este caso no habría ocurrido. Por eso ahora, asegura, lo solucionará en tan sólo 24 horas. ¿Cómo? Con un plan de paz que incluiría la cesión a Rusia de los territorios ocupados —y probablemente también el compromiso de Zelenski de no entrar en la UE o en la OTAN— a cambio de un alto el fuego. Este principio de "paz por territorios" era lo que propuso ya en 2020 para Oriente Medio.

Nunca llegó a materializarse, pero la idea consistía, básicamente, en la creación de dos estados: uno palestino con capital en Jerusalén Este y otro israelí compuesto por el territorio actual y, también, el ocupado. Al mandatario no le importó entonces que eso sea ilegal a ojos de la comunidad internacional. Ni tampoco que el pueblo palestino no hubiera sido incluido en el planteamiento que, además, rechazó de plano. "Les digo a Trump y Netanyahu: Jerusalén no está a la venta, todos nuestros derechos no están a la venta ni a cambio de una ganga. Y su acuerdo, esta conspiración, no pasará", se quejó el presidente palestino Mahmoud Abbas.

La cuestión es que el territorio ocupado a principios de 2020 no es el mismo que ahora. Y así lo recuerda la periodista y escritora especializada en la región Teresa Aranguren. "Lo que está haciendo ahora mismo Israel es una limpieza étnica en el norte de Gaza. La pretensión de Netanyahu es vaciar esa zona y colonizarla", señala. La pregunta, por tanto, es qué pasaría a ser Israel a ojos de Estados Unidos en caso de que Trump decida volver a ese plan de paz que beneficiaría otra vez, únicamente, al Estado gobernado por Netanyahu.

No es casual. Este movimiento podría encuadrarse en una estrategia más amplia planeada por Trump para, consideran algunos expertos, externalizar la política que normalmente habría llevado a cabo Estados Unidos en Oriente Medio. Es decir, retirarse y dejar en manos de Israel la destrucción de Gaza y el fin de Hamás y Hezbolá. Un tacticismo al que, no obstante, también se suma la buena relación que ha unido, y es patente que sigue uniendo, a los dos mandatarios.

Traslado de embajada, defensa ante Irán y acuerdos de Abraham

Muestras de ello hay de sobra. Tanto Núñez como Aranguren recuerdan en conversación con infoLibre que lo que Trump definió como un mandato de "paz" fueron, en realidad, años de desestabilización. "Ya intentó acabar con la Unrwa, hacer desaparecer el estatus de refugiado palestino y cambiar la capitalidad. Lo previsible es que ahora el republicano dé luz verde total a Netanyahu", advierte Aranguren.

Lo que sí consiguió durante su anterior mandato es convertir a su país en el único con la Embajada en Jerusalén y no en Tel Aviv, una medida adoptada en 2018 y que Biden, "sionista declarado", dice Núñez, no se atrevió a revertir. Y eso a pesar de que como advirtieron organizaciones como Amnistía Internacional vulneraba el derecho internacional y apoyaba los "crímenes de guerra" cometidos a través de asentamientos ilegales y "confiscación de tierras palestinas".

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Habían pasado pocos días de otro movimiento importante. Y profundamente desestabilizador de la zona. Trump rompió de manera unilateral el acuerdo nuclear con Irán alcanzado en 2015 y bajo el que el país árabe se comprometía a limitar su producción de uranio enriquecido para no fabricar la bomba nuclear a cambio de no tener que responder a las sanciones económicas que le habían impuesto Estados Unidos, la Unión Europea y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. "Irán lo estaba cumpliendo a rajatabla, fue Trump el que decidió salir del acuerdo", recuerda Núñez. ¿Y cuál fue el resultado inmediato? Pues que el presidente republicano restableció "al máximo nivel" esas multas.

Tres años después llegaron los llamados acuerdos de Abraham, unos pactos que ambos expertos consultados por infoLibre creen que podrían volver a reestablecerse. Hasta ahora son cuatro y fueron firmados, con la mediación de Trump, por Israel y Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Sudán y Marruecos. El objetivo, normalizar las relaciones diplomáticas y comerciales entre los países árabes de la región y el estado de Israel. "El siguiente será Arabia Saudí", vaticina Núñez. "Nunca entrará Palestina, la darán de lado", añade Aranguren.

Ambos creen que todo esto acelerará. Una victoria de Kamala Harris no habría conseguido ni mucho menos una mejora de la situación en Gaza y Cisjordania. Según creen, la política que habría llevado a cabo la demócrata habría estado basada en un continuismo con la Administración Biden. "Habría seguido respaldando a Netanyahu, pero con un discurso aparentemente crítico. El problema es que ahora ni siquiera habrá palabras, Estados Unidos será abiertamente favorable a Netanyahu", considera Núñez. "Me espero lo peor", sentencia Aranguren.

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