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Polémica en el Gobierno alemán por el control de datos personales (Der Spiegel)
El ministro de Sanidad alemán, Jens Spahn, ha tenido que dar marcha atrás en su intento de reformar la Ley de Protección contra las Infecciones para permitir a las autoridades sanitarias recabar de las operadoras datos de teléfonos móviles de las personas infectadas, con el objetivo de identificar luego a las personas con las que contactaron. Esos datos de localización permitirían, por ejemplo, crear un perfil de movimiento de las personas con coronavirus.
Der Spiegel explica que, si el Gobierno hubiera aprobado el proyecto de reforma tal y como lo presentó Spahn (CDU, conservador), el Estado habría invadido el derecho fundamental a la "autodeterminación informativa" (protección de datos de carácter personal), tal y como el propio texto admitía con el argumento de proteger otro derecho básico: el de la integridad física.
El ministro admitió públicamente que no hay consenso en el Gobierno, pero espera conseguirlo pronto. Spahn defendió que países como Corea del Sur han demostrado que saber quién había tenido contacto con quién y conocer ciertos patrones de movimiento en una región puede ayudar a frenar la expansión de la infección.
Muchos políticos y expertos están convencidos de que la identificación de las personas de contacto podría ayudar realmente a frenar la propagación del virus, señala el semanario alemán. El Instituto Robert Koch está trabajando con otros centros de investigación en el desarrollo de una aplicación que, según tagesschau.de [el primer canal de la televisión pública alemana], registrará la proximidad y la duración del contacto entre las personas durante dos semanas. En todo caso, la operadora Telekom ya está enviando datos anónimos al Instituto Robert Koch, para analizar si la gente cumple con las órdenes de confinamiento.
Bienvenidos a la Virosfera (The New York Times)
Con el descubrimiento de los virus a finales del siglo XIX, los científicos pronto reconocieron que las diferentes especies causaban diferentes enfermedades. La rabia y la gripe, por ejemplo. Más tarde, los virólogos aprendieron a reconocer nuevos tipos de virus cultivándolos en laboratorios, donde surgieron características biológicas más sutiles, explica The New York Times en un reportaje titulado "Bienvenidos a la Virosfera".
Tras décadas de meticuloso trabajo, los virólogos han puesto nombre oficialmente a 6.828 especies de virus. Una cifra insignificante si consideramos que los entomólogos han nombrado 380.000 especies de escarabajos, por poner un ejemplo. En los últimos años, no obstante, los virólogos han cambiado su forma de trabajar. Ahora buscan trozos de material genético en las muestras –agua, barro, sangre– y utilizan sofisticados programas informáticos para reconocer los genes virales.
Matthew Sullivan, un virólogo de la Universidad Estatal de Ohio, ha utilizado este método para buscar virus que infectan la vida en el océano. Él y sus colegas analizaron el material genético del agua de mar recogida en un viaje científico alrededor del mundo. En 2016, Sullivan y sus colegas informaron sobre más de 15.000 virus, cada uno de ellos ejemplo de una nueva especie. El investigador pensó que habían identificado básicamente la diversidad de los virus en el oceano. Pero siguieron recogiendo agua e inventando nuevas formas de analizar el material genético de los virus. En 2019, comunicaron que habían encontrado otras 200.000 especies.
En definitiva, cientos de miles de especies de virus son ahora conocidas y quizá hay billones esperando a ser encontradas. Aunque sólo unas 250 especies eligen ser huéspedes en el cuerpo de los seres humanos.
¿ha derrotado china realmente al coronavirus? (the guardian)
China ha derrotado al coronavirus. Eso es lo que afirman las estadísticas oficiales: las autoridades sanitarias sólo han informado de un nuevo caso de Covid-19 transmitido localmente en los últimos cinco días. The Guardian se pregunta si realmente podemos creer esos datos.
A medida que el país vuelve al trabajo, algunos residentes y analistas dudan de la tasa de transmisión comunitaria cercana a cero, preocupados por el hecho de que los líderes hayan dado prioridad a la reactivación de la economía por encima de la contención del virus. Nadie duda de que la situación en China ha mejorado de forma considerable –como resultado de la realización masiva de pruebas, las cuarentenas y el distanciamiento social–, lo que se pone en cuestión es que las cifras sean tan buenas como se dice oficialmente. Ante las informaciones sobre nuevas infecciones en Wuhan, las autoridades emitieron una declaración detallada durante el fin de semana desacreditándolas.
Ciertas dudas proceden de cómo Beijing clasifica a los pacientes. Mientras que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Corea del Sur consideran como caso confirmado a cualquiera que haya dado positivo en las pruebas, China no incluye a los infectados asintomáticos en su recuento final. Los críticos también se preguntan por qué no se cuentan los pacientes recuperados que vuelven a dar positivo. La respuesta de las autoridades chinas es que esos pacientes no se registran como nuevos casos confirmados porque ya han sido contados anteriormente.
Los esfuerzos iniciales para suprimir la información también incrementa la desconfianza entre algunos analistas. "Con el encubrimiento de diciembre y enero no podemos realmente confiar en las cifras del Gobierno chino sin pruebas más creíbles y sólidas para verificarlas", declara Ho-fung Hung, profesor de economía política en la Universidad Johns Hopkins.
El virus que se puede cebar con los más débiles (The Washington Post)
Las fronteras nacionales son una vez más barreras fortificadas. Y las prohibiciones de viajar han paralizado indefinidamente los flujos de inmigración. Pero hay muchas personas que no pueden contar con la protección de su Estado. En ellos se fija The Washington Post, en un análisis que advierte de que el coronavirus puede golpear con mayor fuerza a los más vulnerables.
Para los aproximadamente 70 millones de personas desplazadas en todo el mundo, la pandemia representa una doble amenaza: los campamentos de refugiados abarrotados son especialmente vulnerables a la propagación de la enfermedad y los gobiernos nacionales se sentirán menos inclinados a gastar en medio de la crisis sus recursos ya de por sí limitados para los solicitantes de asilo y los migrantes.
Los organismos de ayuda temen un desastre inminente. "Cuando el virus llegue a los asentamientos superpoblados en lugares como Irán, Bangladesh, Afganistán y Grecia, las consecuencias serán devastadoras", advierte Jan Egeland, secretario general del Consejo Noruego para los Refugiados (NRC, por sus siglas en inglés). "También habrá una carnicería cuando el virus llegue a partes de Siria, Yemen y Venezuela, donde los sistemas de salud han colapsado".
"Los refugiados y los migrantes suelen ser los primeros en ser estigmatizados y a menudo se les culpa injustificadamente de la propagación de los virus", señala el NRC. "Hay políticos populistas en toda Europa que se oponen a la migración y tratan de establecer un claro vínculo entre los migrantes y los refugiados y el brote, a pesar de que no hay pruebas que lo apoyen".
"¿Cómo se supone que te debes lavar las manos regularmente si no tienes agua corriente o jabón?", se pregunta Jonathan Whittall, de Médicos sin Fronteras. "¿Cómo puedes cumplir con el 'distanciamiento social' si vives en un un campo de refugiados? ¿Cómo se supone que debes dejar de cruzar las fronteras si estás huyendo de la guerra?".
El regreso del Estado fuerte (The Economist)
The Economist analiza en qué medida el Covid-19 está propiciando el regreso del Estado fuerte... y qué ocurrirá cuando la crisis haya pasado. Muchos gobiernos europeos ya han introducido un grado de control social no visto desde la Segunda Guerra Mundial. Pero, ¿qué Estado saldrá de la crisis del virus? "Los tribunales deben evitar que los poderes de emergencia otorgados para luchar contra el coronavirus sean mal utilizados una vez que vuelva la normalidad", sostiene Jonathan Sumption, historiador y ex juez de la Corte Suprema. Sin embargo, algunas medidas pueden resultar difíciles de revertir. "Un mejor trato para los trabajadores autónomos, los inquilinos y los perceptores de prestaciones públicas podría tener apoyo social. Las empresas de transporte nacionalizadas pueden mostrarse eficientes o ser difíciles de vender", argumenta el semanario británico.
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El impulso para reducir el Estado nació de la creencia de que el mercado es más eficiente a la hora de tomar decisiones. Las pandemias desafían esa idea. "Si el gobierno asume enormes poderes y no los usa indebidamente, la gente aceptará como una norma el ejercicio más amplio y más intrusivo de los poderes del Estado", añade Sumption.
El gobierno de Clement Attlee, el sucesor de Winston Churchill, ofrece una analogía: Attlee redirigió el estado de guerra para establecer la atención médica gratuita e impulsar la vivienda pública y la propiedad estatal de la industria. Covid-19 combinará la movilización urgente con una experiencia colectiva de dolor, la ruptura de tabúes económicos y la puesta en práctica de ideas antes consideradas radicales, argumenta el historiador Peter Hennessy. El resultado puede ser un Estado más intervencionista."Un nuevo consenso está surgiendo de la necesidad", afirma.
El desafío para los liberales, sostiene David Gauke, ex ministro de Hacienda, no es combatir el crecimiento del Estado por principio, sino garantizar que el gobierno no vuelva a los malos hábitos de captura de los productores y de gasto desmedido. La necesidad, argumenta, es reconciliar el Estado fuerte que probablemente se necesite con una economía de mercado floreciente, y asegurar que sea eficiente y efectivo.
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