Expulsiones, acusaciones de terrorismo y seguridad extrema: el impacto de la guerra de Gaza en el deporte
Coches de policía, blindados, helicópteros, drones e incluso el Mossad. Este pasado miércoles, los alrededores del pabellón Fuente de San Luis, estadio donde juega sus partidos de local el Valencia Basket, se parecían más a una zona de guerra que a la previa de un partido de baloncesto. Los taronja jugaba su tercer compromiso de Euroliga, la máxima competición del basket europeo, ante el Maccabi de Tel Aviv, el equipo de baloncesto más importante de Israel, en plena escalada de tensión por los bombardeos perpetrados por el país gobernado por Benjamin Netanyahu contra Gaza y por los cuales ya han muerto más de 4.137 personas, un 70% de ellos niños, mujeres y ancianos.
A este contexto ya de por sí complejo, se sumaban el atentado acaecido en Bruselas durante el partido clasificatorio para la Eurocopa entre Bélgica y Suecia, donde un islamista mató a dos aficionados suecos, y los falsos avisos de bomba en la propia Valencia durante la mañana del miércoles, que obligaron a desalojar la Universidad Politécnica y la Universitat de València. Todo ello favoreció un despliegue policial sin precedentes (más de 700 agentes llegados de toda España) para la celebración de un partido que la propia policía calificó como “de alto riesgo” en los días previos.
“Llevo cubriendo Valencia Basket desde 2015 y no había visto jamás un dispositivo tan bestial como el del miércoles. Fue algo completamente novedoso”, comenta Carlos Martínez, periodista y narrador de los partidos del equipo valenciano en la emisora de radio Tribuna Deportiva. Martínez describe una situación sin precedentes en la capital del Turia, una ciudad nada acostumbrada a dispositivos policiales de este tipo. “Fue algo impresionante de verdad, la calle de acceso al pabellón estaba cortada, el autobús de Maccabi iba escoltado por helicópteros, drones y coches del Mossad y de la policía. Cuando bajaron los jugadores también estaban rodeados de personal de seguridad con pasamontañas”, explica el periodista.
La seguridad no se limitó solo a los jugadores de Maccabi, sino que se extendió a los aficionados y a los periodistas. “El club pidió al público que entrara con mucha antelación y a los periodistas que llegaran incluso con dos horas de adelanto al inicio del partido para no juntarnos con el resto de la gente. Al entrar nos cachearon y nos hicieron pasar por un detector de metales. Impresionaba de verdad”, comenta Martínez, que también describe cómo, durante la retransmisión, varios policías y miembros de la seguridad del club flanqueaban su posición de comentarista.
Este clima enrarecido y de seguridad extrema desanimó a muchísimos aficionados a acudir al partido por miedo a que sucediera algo. De hecho, tan solo fueron a La Fonteta (nombre como se conoce popularmente al pabellón) 2.800 personas, cuando en los dos partidos de Euroliga previos habían acudido de media 7.000 aficionados. “La situación no invitaba a la normalidad, estaba todo el mundo asustado porque en Valencia este tipo de cosas no suelen pasar, han llegado clubes en momentos complicados y no ha habido tanta seguridad”, explica el periodista. Incluso en sus viajes a Israel, durante momentos de crisis entre el país hebreo y los palestinos, Martínez no recuerda dispositivos de seguridad tan intensos como el que se vio en Valencia.
Pese a todo, el partido se desarrolló con total normalidad y, además, terminó con victoria del Valencia Basket por 75-66. “Hubo informaciones durante los días previos de que el encuentro corría peligro, pero a mí me llegaba todo lo contrario, que se iba a jugar y que el club estaba haciendo todo lo posible para que el partido se celebrara, en coordinación con la Euroliga”, explica el periodista. Antes del inicio del encuentro se celebró un minuto de silencio y se leyó un comunicado donde se recordaba a “las víctimas del ataque terrorista y las víctimas de ambos lados de la frontera”. Los jugadores de Maccabi calentaron con unas camisetas donde se pedía la liberación de los rehenes israelíes en manos de Hamás y durante el partido cambiaron su característico color amarillo en sus equipaciones por el negro, pero más allá de todo eso, “fue un partido súper normal y no hubo problema”, concluye Martínez.
Benzema acusado de terrorismo
Aunque el partido entre Valencia Basket y Maccabi de Tel Aviv ha llenado las principales páginas de los periódicos nacionales no ha sido, ni mucho menos, el único impacto que ha tenido la guerra en Gaza en el mundo del deporte. El pasado martes, el exjugador del Real Madrid Karim Benzema saltaba a la primera plana después de que, en una entrevista, el ministro del Interior francés, Gérald Darmanin, le acusara de tener “vinculos notorios” con el terrorismo por su supuesta relación con los Hermanos Musulmanes, una organización islamista considerada terrorista en Francia.
Como informaba infoLibre en el marco de su investigación Abu Dhabi Secrets, los Hermanos Musulmanes son un movimiento social y político panárabe, transnacional, del que son miembros unos 2,5 millones de personas. De hecho, la catedrática de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid, Luz Gómez, explicaba que se trataba más bien de una corriente de pensamiento y no de una organización al uso. Su ideario es “conservador en lo social”, defendiendo que "la sharía regule los matrimonios y las herencias”, pero también la participación "en la política de acuerdo con los cánones del sistema”
Todas estas acusaciones llegaron después de que Benzema publicara el siguiente mensaje en apoyo al pueblo palestino en X (antes Twitter): “Todas nuestras oraciones por los habitantes de Gaza que una vez más son víctimas de estos injustos bombardeos que no perdonan ni a mujeres ni a niños". Además de las acusaciones por parte del ministro francés, el jugador francés sufrió los insultos de Dudu Aouate, mítico portero israelí ya retirado, muy recordado por haber militado en la liga española en equipos como Racing de Santander, Deportivo de La Coruña o Mallorca. El exjugador respondió a Benzema en X llamándole “hijo de puta” en castellano, árabe, inglés, francés y hebreo. Una publicación que la red social impide compartir por “incitar al odio”.
Jugadores apartados
Otros jugadores de menor renombre también han tenido problemas con sus respectivos clubs por pronunciarse a favor de Palestina en el conflicto. Es el caso del jugador neerlandés con ascendencia marroquí Anwar El Ghazi, cuyo equipo, el Mainz alemán, le ha suspendido argumentando que pese a que el club “respeta el hecho de que existen diferentes puntos de vista sobre el complejo conflicto a lo largo de las décadas en Oriente Medio”, se distancia del "contenido del mensaje en cuestión, ya que no se corresponde con los valores del club". El mensaje de El Ghazi en cuestión, publicado en Instagram, era: “Esto no es una guerra. Cuando uno de los lados corta el agua, la comida y la electricidad al otro no es una guerra [...]. Es un genocidio y una destrucción masiva. Desde el río, hasta el mar, Palestina vencerá”.
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Misma suerte ha corrido el defensa del Niza Youcef Atal, el cual dio eco a un predicador islamista que pedía a Dios un “día negro para los judíos” y que acompañara la mano de los gazatíes que “tiraban piedras” a Israel. El jugador, el cual está siendo juzgado por “apología del terrorismo” en la Fiscalía de Niza, ya ha pedido disculpas y ha reiterado que condena “toda forma de violencia”. No es la primera vez que Atal tiene una polémica de este tipo, el futbolista siempre ha sido un firme defensor del pueblo palestino y en 2020 ya tuvo que pedir disculpas por un incidente parecido.
Otro caso muy controvertido en Alemania ha sido el del jugador del Bayern de Múnich Noussir Mazraoui, que incluso ha trascendido al debate político. El futbolista expresó su deseo de una “victoria palestina” en sus redes sociales, un mensaje que desencadenó una cascada de acusaciones: El tabloide Bild le acusó de ser “partidario del terrorismo” e incluso el diputado del CDU, partido conservador donde militaba Angela Merkel, Johannes Steininger, pidió al Bayern su expulsión del club.
Ante la ola de críticas, el jugador ha tenido que disculparse en redes sociales, donde se ha mostrado “decepcionado por tener que explicar” lo que defiende. “Hay una situación en la que miles de personas inocentes están siendo asesinadas. Mi posición es que trabajaré por la paz y la justicia en este mundo. Esto significa que siempre estaré en contra de todo tipo de terrorismo, odio y violencia”.